El Salvador
jueves 26 de diciembre de 2024

Rescates extremos de animales

por Redacción


Sin duda, estos rescates extremos han tenido un final feliz gracias a los voluntarios de ARANI que se involucraron de manera incansable en las labores de coordinación/monitoreo de los operativos de rescate, y en la ejecución de los mismos. El éxito se debe también a la ayuda brindada por una instancia gubernamental, cuerpos policiales y de socorro y personas particulares.

Entre las principales actividades de ARANI se encuentra el rescate de perros y gatos atropellados, abandonados o maltratados. En esta columna relatamos la historia de tres rescates que podemos calificar de “extremos”, ya que han sido realizados en condiciones difíciles.

El 3 de agosto del 2013, se rescató un perro Siberian Huski de una quebrada de 20 metros de profundidad en Soyapango:

El operativo de rescate duró alrededor de 10 horas, desde el momento que una voluntaria de ARANI contactó al Comando de Salvamento Cruz Verde (Seccional Soyapango) que accedió en prestar su apoyo, hasta el momento de sacar al animal de la quebrada. Seis voluntarios de Cruz Verde, entre ellos un niño de 12 años, bajaron en la quebrada de noche, y gracias a  las indicaciones de algunos vecinos, lograron ubicar el lugar donde estaba el perro; cuando encontraron el  animalito, procedieron a retirarlo de la quebrada.

El 25 de noviembre se decomisaron 4 perros reportados severamente maltratados en la Prolongación de la Alameda Juan Pablo Segundo:

Los dos primeros –una hembra de 5 meses y un macho de 5 años- fueron encontrados amarrados en una carpintería. La cachorra tenía heridas en el cuello ocasionadas por el collar de ahorque que llevaba puesto; el perro adulto se encontraba entre las maquinas ruidosas, obligado a respirar aire contaminado por polvo de aserrín y olores de solventes químicos; ningún animal tenía acceso a agua y comida.  Ambos estaban infestados de pulgas y garrapatas. Después de ser rescatado, al perrito macho se le descubrió una ceguera parcial.

Al costado de la carpintería, en una llantería los voluntarios se toparon con una escena casi idéntica: dos perros machos jóvenes estaban amarrados con cuerdas cortas; bajo el calor del sol, pasaban haciendo equilibrio sobre llantas para mantenerse en pie. No tenían comida y no podían alcanzar el recipiente de agua que estaba colocado demasiado lejos de ellos. Ambos estaban infestados de parásitos.

Los perros fueron retirados de ambos lugares por voluntarios de ARANI con el apoyo de agentes de la PNC y CAM. Para justificar el decomiso de los animales a sus dueños, los  agentes del CAM se fundamentaron en la ley de Convivencia Ciudadana y Contravenciones Administrativas, que se encuentra en vigor desde octubre del 2011 e incorpora un articulado relacionado con la tenencia de mascotas. Adicionalmente, a los dueños se les prohibió tener animales en sus lugares de trabajo.

El 25 de diciembre, se rescató un gato atrapado en una alcantarilla en San Miguelito:

El gato tenía aproximadamente dos semanas de encontrarse atrapado en la alcantarilla de la curva colindante al estacionamiento del Súper Selectos ubicado en la 29 calle Poniente y 5 av. Norte. Según los vigilantes de este supermercado, los maullidos del animalito se escuchaban solamente en horas de la madrugada, ya que durante el día y una buena parte de la noche el tráfico vehicular y el va y viene continuo de los peatones hacían imposible percibirlos.

Los esfuerzos de socorro se realizaron en un lapso de 6 días. La primera noche en que se intentó rescatar al gato, los voluntarios de ARANI pudieron contar con el apoyo de dos voluntarios de Cruz Roja Salvadoreña. Sin embargo, los primeros intentos para recuperar al gato fracasaron pues el animalito, muy desconfiado y estresado por el ruido del tráfico vehicular,  no se dejaba alcanzar por los voluntarios que se habían introducido en la alcantarilla para intentar extraerlo, atrayéndolo con comida. En dos ocasiones los voluntarios tuvieron que retirarse frustrados del lugar no sin antes dejar comida y agua al animalito.

 

Afortunadamente quedaba la posibilidad de hacer el rescate con una trampa. La búsqueda de una jaula-trampa en la cual pudiera caber un gato, resultó ser toda una odisea; no se logró encontrar. Se tuvo que encargar  a un proveedor de trampas la fabricación de una jaula-trampa con las dimensiones adecuadas para un gato adulto. El día 25 de diciembre, con la trampa en mano, los voluntarios se hicieron presentes al lugar de la alcantarilla para colocar el dispositivo y esperar.  La espera duró un poco más de 30 minutos hasta que el  gato entró y quedó atrapado en la jaula. Un primer chequeo de salud realizado por una veterinaria voluntaria estableció que el gato estaba un poco desnutrido y deshidratado pero en términos generales en buenas condiciones. El día siguiente (el 26 de diciembre) el animalito fue ingresado en una clínica veterinaria para iniciar su proceso de recuperación. El gatito recibió el nombre de Noel  por haber sido rescatado el día de navidad.

He aquí algunas reflexiones acerca de estos rescates:

Sin duda, estos rescates extremos han tenido un final feliz gracias a los voluntarios de ARANI que se involucraron de manera incansable en las labores de coordinación/monitoreo de los operativos de rescate, y en la ejecución de los mismos. El éxito se debe también a la ayuda brindada por una instancia gubernamental, cuerpos policiales y de socorro y personas particulares. Pensándolo bien, ¿se hubiera podido salvar al gatito si la alcaldía de San Salvador no hubiera accedido a enviar unos empleados para destapar la alcantarilla que se encontraba sellada? En el caso de los perros maltratados, los voluntarios se hicieron acompañar por la PNC por temor a una posible reacción violenta de los dueños. El CAM participó en el operativo como autoridad para aplicar la Ley de Convivencia. El perrito Husky solamente podía ser recuperado por voluntarios experimentados en el manejo de salvamentos. Algunas personas viviendo en la cercanía de la quebrada quedaron pendientes del operativo de rescate y con sus indicaciones contribuyeron a facilitar la  búsqueda del can.

Estos rescates tomaron más tiempo de lo esperado; surgieron dificultades e imprevistos en el camino, que implicaron la necesidad de hacer gestiones para poder seguir adelante con las labores de rescate.  Estos contratiempos entrañaron frustraciones, hubo momentos en que más de un voluntario se sentía desgastado emocionalmente. Pero al final, quedaron la gran satisfacción y felicidad de haber logrado cambiar definitivamente el mundo de estos animales.