miércoles 30 de octubre del 2024

Una cadena de extraños sucesos previo a desaparición de Flor María

por Zaída Romero


A dos meses de la desaparición de Flor María, los familiares siguen a la espera de algún rastro que los lleve hasta ella o de la respuesta de las autoridades ante las investigaciones

Era lunes 15 de marzo, durante todo el día, en el grupo de Messenger de los hermanos García Valladares, no hubo ningún mensaje de Flor María, de 33 años, la más pequeña de los cinco, hasta en la noche. Ella les contó a sus otros hermanos que durante la tarde había ido de paseo al parque de Cojutepeque, Cuscatlán, con sus dos hijos, uno de cinco y el otro de tres años.

Nada fuera de lo normal. Ninguna palabra o frase que alertara a los García Valladares.

A la mañana siguiente, el martes 16 de marzo, entre las 6:00 y 6:30 de la mañana, con los primeros rayos de sol, Flor María salió de su casa. Su esposo y sus hijos quedaron dormidos. Nadie vio cómo iba vestida. Nadie la vio irse de su casa. Nadie la vio tomar un autobús.

En la vivienda de Flor María quedó su teléfono celular cargando. No había forma de que alguien la pudiera localizar.

Ella se dirigió a San Salvador a recoger unos materiales para la clínica odontológica de su esposo, la cual estaba apoyando desde hace dos meses en su administración y en la toma de placas.

Al regresar a Cojutepeque Flor María iba a realizar unas diligencias bancarias.

O así fue como el esposo de Flor María le relató los hechos a su cuñada.

Sin embargo, a eso de las 7:00 de la noche una de las hermanas recibió un mensaje de su cuñado, quien preguntó si Flor María estaba en Sonsonate junto a ella o a su otro hermano, Jorge, a lo que le tuvo que responder negativamente. Ese día ninguno de los García Valladares había visto a su hermana menor.  Ninguno se había reunido con ella. Ninguno había recibido algún mensaje en su nombre.

Flor María había desaparecido y nadie tenía idea de su paradero.

En medio de la confusión y la incertidumbre por parte de la familia de Flor María, el esposo interpuso la denuncia ante la Policía Nacional Civil (PNC) ese mismo martes 16 alrededor de las 10:00 de la noche.

Para el miércoles 17 de marzo, los hermanos de Flor María iniciaron la búsqueda de la joven. Se movilizaron primero a San Salvador, al lugar en donde ella, supuestamente, iba a retirar la mercancía para la clínica.

Jorge, el único hermano varón de los cinco, al llegar al lugar y preguntar sobre su hermana, se enteró que ella nunca llegó y le aseguraron que no había ningún pedido de materiales odontológicos a nombre de Flor María o de su esposo.

Nadie la vio.

Preguntaron en terminales de buses, en paradas, en chalets de comida. Fueron a Cojutepeque y preguntaron a los alrededores de la vivienda.

Nadie la vio.

Flor María se encontraba estudiando la Licenciatura en Idiomas en la Universidad de El Salvador. Su gran sueño era ser maestra de inglés y poder poner una escuelita en Cojutepeque.

Contrajo matrimonio hace dos años, luego de una relación de más de ocho, de la cual la familia de ella conocía poco o casi nada, ya que se abstenía a compartir sobre su vida amorosa porque, según Jorge, ella era una chica muy reservada.

Anteriormente, desde el 2004 al 2007, Flor María estudió en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Se estaba formando en el área de Ciencias Jurídicas, pero en el 2008 asesinaron a su mamá debido a la delincuencia del país.

El caso quedó impune y ella desistió de la carrera.

“Mi hermana dijo que para qué iba a ser abogada si en este país las leyes no funcionan. Ella decía que el sistema judicial era corrupto, entonces se le quitaron las ganas al ver que nunca atraparon a los responsables del asesinato de nuestra mamá”, expresa Jorge.

Luego Flor María decidió estudiar cursos de inglés y trabajar en diferentes call centers en San Salvador. Conoció a su pareja y se mudaron a Cojutepeque.

Se empezaron a congregar en la Iglesia Bautista Emanuel de Cojutepeque y todo marchaba relativamente bien en la pareja y en los asuntos personales de la joven.

Para Jorge su hermana nunca salió de Cojutepeque y tanto él como el resto de la familia García Valladares esperan encontrar a Flor María o algún rastro que ayude a localizarla, también siguen pidiendo a las autoridades que el caso no vaya a quedar impune, así como sucedió con el de su madre.

“Le hacemos el llamado a las autoridades, que continúen con la búsqueda, pero también que sean sinceros y nos digan los resultados y a cualquier persona que tenga información se les agradecería de corazón”, manifiesta el hermano.