El Salvador
martes 15 de julio de 2025

Los últimos mensajes de Flor María

por Zaída Romero

Antes de salir de casa y desaparecer, Flor María escribió unos mensajes para su esposo. Dejó algunas indicaciones. Luego no se supo más de ella. Tiene más de dos meses de desaparecida y a la fecha no hay un rastro, una pista, un indicio que indique cuál es su paradero.  

Cuando se despertó, su esposa Flor María ya no estaba a su lado. Se había ido. Eran pasadas las siete de la mañana.

Joel se levantó, tomó su teléfono y encontró unos mensajes. Su esposa le decía, entre otras cosas, que había logrado levantarse temprano para ir a San Salvador a dar las vueltas que habían comentado una noche antes. También dejó algunas indicaciones para la niñera. Lo de siempre: preparar la comida de los niños y otras tareas.

Hasta ahí todo normal. Joel se preparó para ir a su trabajo, una clínica dental ubicada en el municipio de Cojutepeque, departamento de Cuscatlán. Llegó. Hizo las labores de siempre. Pero a las 11 de la mañana comenzó a preocuparse. Le pareció que su esposa había demorado más de lo normal. Ni siquiera le había llamado.

Joel hizo algunas llamadas, pero nadie le dio razones. Siguió trabajando toda la tarde. Y nada. No supo nada de su esposa.

Por la noche llegó a su casa y ella tampoco estaba ahí. Se comunicó con el pastor de la iglesia donde asistía con Flor María. Le contó lo que sucedía. El religioso trató de calmarlo. Le dijo que lo mejor era ir a una delegación policial y denunciar los hechos. Joel le contestó que estaba con sus hijos y que no los podía dejar solos. Siguieron hablando.

Luego llamó a su madre y le contó lo sucedido. Ella llegó a su casa y se quedó con los niños.

Minutos después, Joel estaba en una delegación de la Policía Nacional Civil (PNC), relatando lo sucedido.

Luego fue a una sede fiscal. Ahí volvió a contar el mismo relato.

Era 16 de marzo del 2021.

***

Es martes y mediodía. Estamos en la clínica del doctor Joel Valle, quien nos recibe con desconfianza. Es un hombre joven, delgado, cabeza rapada. Serio. Poco expresivo, poco emocional. Nos hace pasar a la sala de espera. Lo primero que nos dice es que ha decidido no hablar con la prensa, porque no quiere dar declaraciones que le afecten, pues en redes sociales han comenzado a incriminarlo. Le aclaramos que únicamente queremos su versión y que no pretendemos hacer juicios, aunque algunos indicios… «No hay indicios —interrumpe—, porque si hubiera un tan solo indicio en mi contra ya me hubieran capturado». Le reiteramos que únicamente queremos su versión. Acepta. Pero no permite grabaciones. Luego comienza a narrar los hechos, tal como los recuerda, tal como se lo contó a fiscales y policías, tal como aparece en este reportaje.

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En distintas zonas del municipio de Cojutepeque hay carteles con fotos de Flor María. FOTO: D1/MIGUEL R. LEMUS

En distintas zonas del municipio de Cojutepeque hay carteles con fotos de Flor María. FOTO: D1/MIGUEL R. LEMUS

Unos días antes de su desaparición, Flor María había ido a comprar ropa. La noche del lunes 15 de marzo se midió algunas de sus nuevas prendas. En esa velada, en la casa de la familia Valle, nada era inusual: dos niños a punto de dormir, una madre y un padre conversando sobre un supuesto viaje que ella realizaría el día siguiente a San Salvador. Nada fuera de la rutina de la familia Valle.

‌En la mañana del martes 16 de marzo, Flor María se preparó para trasladarse desde Cojutepeque hacia San Salvador.

Según Joel Valle, esposo de Flor María, ella se había ofrecido una noche antes para ir a retirar unos insumos odontológicos que hacían falta en la clínica de él.

Flor María bajó de su cuarto hacia su baño. Se duchó, se cambió y le escribió un par de mensajes de texto al celular de Joel.

En el área de servicio dejó su celular cargando y se fue. Su esposo y sus hijos aún dormían. Nadie la vio por última vez ese día.

Joel la esperó durante toda la mañana. A  las 11 del mediodía, al ver que su esposa no llegaba a la clínica dental, empezó a llamar a su casa para ver si ella se encontraba allí, pero no estaba, no había llamado de otro teléfono ni se había puesto en contacto con nadie por ningún medio.

Se hizo de tarde. Luego noche. Flor María seguía sin llegar a su casa.

Fachada de casa donde vivía Flor María con su esposo e hijos. FOTO: D1/MIGUEL R. LEMUS

Fachada de casa donde vivía Flor María con su esposo e hijos. FOTO: D1/MIGUEL R. LEMUS

Joel empezó a escribirles a los hermanos de su esposa, quienes se encontraban en Sonsonate. Él pensó que a lo mejor Flor María se había trasladado hacia el occidente del país, pero ninguno de los hermanos García Valladares sabía de ella.

En la delegación, los agentes tomaron su declaración. Luego incautaron su teléfono y el de su esposa, las computadores, las cámaras de videovigilancia de la clínica dental. La institución activó la alerta de protocolo de urgencia e iniciaron con la búsqueda de la joven en hospitales, bartolinas y morgues, pero Flor María no estaba en ningún lado.

Para el miércoles 17 de marzo, los hermanos y la familia de Flor María iniciaron las búsquedas en todos los posibles lugares en donde la menor de los García Valladares podría haber acudido el día anterior. Pero nadie la vio en ninguna parada, ni en ningún comercio de materiales dentales.

Cuando se le pregunta a Joel sobre su esposa él dice que no tiene idea de dónde pueda estar, ya que ella, por estar involucrada en negocios de inversiones de dinero, pudo haber ido a reunirse con alguien más.

De lo único que él se encontraba seguro es que su esposa iría a San Salvador por su material para la clínica dental y luego, al regresar a Cojutepeque, ella pasaría haciendo una transacción bancaria.

Joel dice que ya no vio necesario seguir en la búsqueda de su esposa, debido a que las autoridades ya se habían hecho cargo, al igual que la familia de ella.

Flor María se encontraba estudiando la Licenciatura en Idiomas en la Universidad de El Salvador. Su gran sueño era ser maestra de inglés y poder poner una escuelita en Cojutepeque.

Contrajo matrimonio hace dos años, luego de una relación de más de ocho, de la cual la familia de ella conocía poco o casi nada, ya que se abstenía a compartir sobre su vida amorosa porque, según el hermano de Flor María, ella era una chica muy reservada.

Anteriormente, desde el 2004 al 2007, Flor María estudió en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Se estaba formando en el área de Ciencias Jurídicas, pero en el 2008 asesinaron a su mamá debido a la delincuencia del país.

El caso quedó impune y ella desistió de la carrera.

“Mi hermana dijo que para qué iba a ser abogada si en este país las leyes no funcionan. Ella decía que el sistema judicial era corrupto, entonces se le quitaron las ganas al ver que nunca atraparon a los responsables del asesinato de nuestra mamá”, expresa Jorge.

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Luego Flor María decidió estudiar cursos de inglés y trabajar en diferentes call centers en San Salvador. Conoció a su pareja y se mudaron a Cojutepeque.

Se empezaron a congregar en la Iglesia Bautista Emanuel de Cojutepeque y todo marchaba relativamente bien en la pareja desde hace seis meses, dice Joel. Tenían dos hijos: uno de cinco y uno de tres años.

A la fecha las autoridades le han dicho a la familia de Flor María que el caso ya tiene reservas, por lo que la información que les pueden compartir es mínima. Los García Valladares siguen con la movilización virtual pro búsqueda de Flor María por redes sociales y después de más de dos meses de la desaparición de su hermana siguen pidiendo a las autoridades agilizar las investigaciones.

Entrada al municipio de Cojutepeque. FOTO: D1/MIGUEL R. LEMUS

Entrada al municipio de Cojutepeque. FOTO: D1/MIGUEL R. LEMUS