La Iglesia anglicana en El Salvador y su líder, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, lanzaron este miércoles un proyecto de conservación de la naturaleza y reforestación de un bosque en la zona occidental del país para convertirlo en un «pulmón» de las comunidades cercanas.
El bosque, de unas 10 hectáreas de terreno, se ubica en una área rural de la comunidad El Maizal, en el departamento de Sonsonate a 65 kilómetros de la capital salvadoreña.
El proyecto, denominado bosque de la comunión anglicana, es liderado por la Iglesia anglicana y residentes de comunidades aledañas que junto con expertos buscan su preservación como «un esfuerzo de renovación del medio ambiente», en momentos en que el país registra pocas lluvias y elevadas temperaturas.
El obispo de la Iglesia anglicana en El Salvador, David Alvarado, dijo a EFE que «con la presentación al mundo de este bosque, aquí en esta zona de El Salvador, no solo celebra la belleza de la creación de Dios, sino que subraya nuestra responsabilidad cristiana de proteger y revitalizar nuestro planeta».
Señaló que también simboliza «el compromiso de la Iglesia anglicana con la protección del medio ambiente y la creación de un futuro sostenible para las generaciones venideras».
Representa, añadió, «un mensaje de esperanza y renovación en un momento en que la conservación del medio ambiente es una prioridad mundial».
Para la entidad religiosa este es el primer proyecto de este tipo promovido en Latinoamérica.
El obispo Julio Murray señaló que este proyecto también se convierte en el primer bosque de comunión por la naturaleza para «toda Centroamérica».
Según Naciones Unidas, El Salvador tiene un alto grado de deterioro ambiental en América, después de Haití, con solo un 3 % de bosque natural intacto, con suelos arruinados por prácticas agrícolas inadecuadas y con más del 90 % de las aguas superficiales contaminadas.
Según el Ministerio de Medio Ambiente (MARN), aproximadamente el 80 % de los ríos salvadoreños «están contaminados por diferentes fuentes» y reciben buena parte de las 380 toneladas de basura que «no tienen disposición final».
En abril de 2015 El Salvador vivió una escasez de agua, principalmente en la zona central del país, por una prolongada sequía a causa del cambio climático, situación que, a criterio de diferentes sectores, se podría repetir y traer “graves” consecuencias a los más vulnerables.