El Salvador
miércoles 27 de noviembre de 2024
Zona-1

“Me metieron la psicosis que Estados Unidos me llevaría a Guantánamo”

por David Ernesto Pérez


Domínguez es uno de los exinsurgentes imputados por la presunta ejecución de dos soldados estadounidenses.

Santos Guevara Portillo huyó a Nicaragua el 16 de junio de 2017. Lo hizo porque dos de sus antiguos compañeros de la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) lo presionaron.  El primero que lo buscó fue Alejandro Delgado, Andresón: lo llevó a una casa de seguridad en el norte de Morazán en la que permaneció durante tres meses consecutivos. En una de esas noches de encierro llegó Roger Blandino Nerio, Jeremías: le dijo que al día siguiente partía rumbo a Nicaragua para vivir mejor: con casa, documentos, credencial del gobierno de Daniel Ortega y una pequeña ayuda económica para comenzar.

Guevara Portillo, conocido en la Guerra Civil como Comandante Domínguez, entró al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) después que la Guardia Nacional mató a su padre. Adoptó ese pseudónimo inspirado en el personaje justiciero de una radionovela que quitaba a los terratenientes para darles a los pobres. Fungió como combatiente raso y como predicador del mensaje de la insurgencia.

Terminada la Guerra Civil, Domínguez habría sido un desmovilizado más de no ser por un hecho que lo marcó: fue uno de los insurgentes que participó en el derribo de un helicóptero UH-1H del ejército de los Estados Unidos que viajaba del aeródromo de Ilopango a la base aérea de Soto Cano, en Honduras. Una vez la nave aterrizó de golpe los miembros de la unidad se encontraron con dos sobrevivientes. Aquí, como ya se explicó en las dos entregas anteriores, se cuentan dos versiones: los vecinos hablan de una ejecución de los dos tripulantes que sobrevivieron; la de los combatientes que hablan de una muerte piadosa después de un tiroteo.

En su investigación interna, el FMLN señaló como responsables de las muertes de los militares estadounidenses teniente coronel David H. Pickett y cabo Ernst Dawson, primero a Domínguez y a Fermán Hernández Arévalo, Porfirio. Pero inmediatamente rectificó: no se trataba de Domínguez sino de Severiano Fuentes, Aparicio.

Aparicio y Porfirio también confesaron a sus mismos compañeros de la guerrilla la responsabilidad de las ejecuciones o muertes piadosas.

Sin embargo, a finales de agosto de 2019, una vez que el caso fue reabierto después de la orden de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de hacerlo, el Juzgado de Primera Instancia de Chinameca giró tres órdenes de captura: contra Domínguez, Aparicio y Porfirio.

Por eso es que, según Domínguez contó en varias entrevistas durante el último mes, Jeremías y Andresón se lo llevaron a los dominios de Ortega. Se lo llevaron y lo dejaron tirado, sin los medios básicos para sobrevivir. ¿Qué haría usted sin nada en sus manos en un país extraño?

Domínguez ha sobrevivido en las peores penurias.

“Soy inocente”, ha repetido en reiteradas ocasiones durante las entrevistas que se le ha realizado a través de WhatsApp. En ninguna de las diez piezas del proceso judicial abierto en el Juzgado de Chinameca queda claro cuál es la acusación en su contra. Estados Unidos tampoco lo persigue: se tuvo acceso a una carta que firmó James D. Windsor, agregado jurídico del Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) en la embajada estadounidense en El Salvador, que aclara que ese país no tiene vigente ninguna orden de captura en su contra.

En el párrafo principal puede leerse: “El FBI hizo una revisión de la base de datos para verificar la existencia de una orden de captura de Santos Guevara Portillo en los EEUU. Dicha revisión mostró que actualmente no existe ninguna orden de captura en los EEUU por el señor Guevara Portillo”.

¿Hubo ajusticiamiento o enfrentamiento con los militares gringos?

Fue ajusticiamiento.

¿Hubo un ajusticiamiento?

Sí.

¿Derribaron el helicóptero y los guerrilleros llegaron a ejecutar a los heridos?

No. El procedimiento fue el siguiente: cuando le disparamos al helicóptero Porfirio y yo nos fuimos a buscarlo en la dirección que habíamos visto que había caído, llegamos al lugar y observamos movimientos al otro extremo, o sea, detrás del helicóptero y la ametralladora que andaba el helicóptero estaba en dirección nuestra; en guerra siempre se nos decía que era preferible equivocarse a que se equivocaran con uno; al ver la ametralladora en dirección nuestra y el movimiento de ellos atrás del helicóptero pensamos que estaban buscando dispararnos. Nosotros disparamos y al acercarnos más encontramos a los dos sobrevivientes heridos en el suelo.

¿En qué partes del cuerpo tenían las heridas?

No atendimos eso, no las miramos. Estaban heridos porque había sangre en el suelo y ellos estaban tirados. Después llegó Aparicio: no recuerdo exactamente si yo le propuse o él me mandó a buscar un vehículo para auxiliar a los heridos y mandarlos a Lolotique.

Los testigos en las declaraciones judiciales y en la actualidad dicen que ellos llegaron antes que los guerrilleros y que encontraron golpeados, más no heridos, a los militares.

No es cierto. Se lo inventaron o alguien los pagó, los convenció de armar un testimonio de esa naturaleza. Llegaron después de nosotros.

La autopsia que hizo el personal médico de la Fuerza Armada establece como causa de muerte disparos a corta distancia. ¿Corresponde con los que usted narró?

No. Sencillamente porque estaba el helicóptero de por medio. Quizá se refieran a los disparos de los ajusticiamientos. Siempre tuvimos el helicóptero de por medio.

La inteligencia militar de San Miguel lo ubica a usted como al principal líder del grupo y por eso lo responsabiliza a usted.

Me destaqué en el trabajo que hacía y no era mi papel demostrar que era el responsable del trabajo en la zona pero la gente así lo identificaba porque yo era el que estaba más permanente. Ese es uno de los elementos que llevan a configurarlo de esa manera. Ellos (militares) lo dicen suponiendo porque está demostrado, en los testimonios de los otros dos compañeros, en los que asumen la responsabilidad del error de haber decidido darles el tiro de gracia, aunque ellos argumentan haberlo hecho con un sentido de lástima, pero efectivamente pasaron por alto que era un delito.

¿Usted está de acuerdo con esto de haberlos matado como un acto de piedad o lástima?

Desconociendo la parte legal diría que sí, pero en la práctica no, porque independientemente… es que a veces los seres humanos metemos la pata, como dicen, por querer hacerla bien la hacemos mal. Lo veo, aunque no al 100 por ciento, que fue un acto de lástima. Recuerdo la escena del momento: era en verano, era una carbonera, una zona asolada y la temperatura era terrible. Pienso que eso los llevó a ellos a tomar esa decisión de decir: “De todas maneras se van a morir, para que no sufran lo hacemos”. Eso definitivamente fue un error.

¿Por qué en el primer comunicado que divulgó el FMLN lo ubica a usted como responsable del grupo?

Mencionaron a Porfirio y a mí como los principales responsables del hecho en Radio Venceremos pero en el mismo programa rectificaron el comunicado en el que se establece que los responsables son Porfirio y Aparicio. Nosotros estábamos pendientes de lo que iba a transmitir la Radio.

¿Por qué si se considera inocente aceptó irse del país?

Sencillo: usted y yo estamos claros que la justicia nunca es justicia, que siempre es injusta y aunque en la ley se establece que nadie puede ser declarado culpable sin antes ser vencido en juicio ese principio no se aplica. Hay una sospecha y si hay una orden de captura primer se captura y después investigan. Así procede la justicia. Es que también me metieron la psicosis que si me capturaban los Estados Unidos me iba a pedir para mandarme a Guantánamo que es un centro de torturas para animales, pues. Definitivamente me metieron en un mundo de terror que vi una salida en la opción que me plantearon de seguridad.

¿Quién le dijo eso de Guantánamo?

Andresón. “Mirá cabrón”, me decía, “si caés los gringos te llevan ¿y sabés dónde van a parar los prisioneros de casos como el tuyo? A Guantánamo. Ese es un centro de torturas horrible”.

¿Qué gana el FMLN sacándolo a usted del país?

Si caemos presos quizá tienen el temor que hablemos cosas que les pueden afectar como funcionarios. Lo veo desde ese punto de vista y quizá por eso se interesaron en buscar una salida para que nosotros no fuéramos detenidos. Lo veo así.

¿Usted qué puede hablar contra, por ejemplo, Jeremías?

Hmmm. Es que hay cosas que no conozco y que no sé si las vaya a conocer porque a nivel de líderes de la dirección del FMLN siempre se han manejado secretos. Muchos no los conocemos ni los vamos a conocer. También es posible que detrás de todo esto haya intereses económicos, qué sé yo, con el caso nuestro pedir alguna ayuda con la fachada de apoyarnos y beneficiarse también de eso. Esto, por supuesto, es solo una suposición.

¿Teme por la seguridad de su familia?

Claro que sí. ¿Cómo va creer que no? Es increíble el nivel de conciencia oscura que tiene los dirigentes en el FMLN y creo que pueden ser capaces de atentar contra su misma gente. Y en este caso es obvio que temo por mi seguridad y por la de ellos, sobre todo a este nivel que mi hija anduvo dejándoles claro que ellos se la estaban pasando bien mientras yo pasaba por situaciones difíciles. Eso no lo ven ellos con buenos ojos. Incluso en los tiempos del conflicto cuando alguien hablaba la verdad se arriesgaba a ser ajusticiado acusado de ser contrarrevolucionario. Así murieron muchos compañeros.

Aparicio y Porfirio tampoco aparecen. ¿Puede tratarse de casos similares al suyo?

Es el mismo caso aunque desconozco dónde están ellos. Con la diferencia que yo he siempre he criticado las cosas con las que no he estado de acuerdo y creo que es una de las razones por las que me dieron la espalda. Soy del criterio que hay circunstancias en la vida en las que las buenas intenciones no bastan. Por ejemplo: les dije que ayudarme a salir del supuesto peligro fue bueno pero dejarme a merced de las circunstancias no fue grato. Ahora: Aparicio y Porfirio son más cercanos a la dirección del partido y por eso puedo imaginar que no están pasando por lo mismo que yo estoy pasando.

El FMLN dirá que estos son ataques suyos y hasta dirán que es usted malagradecido.

Es una forma de auto protegerse de los errores que cometen y de esa manera hacer creer que todo lo hacen bien.

¿Quiere volver al país?

Claro que sí, estoy en ese proyecto.

¿Aún con la orden de captura en su contra?

Sí.

Una vez me dijo que quiere pedir asilo. ¿O ya no?

Sí, asilo en Estados Unidos por razones de seguridad. Ese país no es 100 por ciento seguro pero habría más estabilidad que en cualquier otro país.

¿Siente que el partido lo ha utilizado?

Estoy ofendido porque esa ideología revolucionaria que nos metieron de la consciencia de cómo debíamos actuar era maravillosa porque en la convivencia en la guerra uno cuidaba a todos y todos lo cuidaban a uno. Era una vivencia maravillosa pero en la vida política se afanaron en ver qué meten a su bolsillo, son sus propios intereses y por eso se olvidan de la base.

Estoy pagando los platos rotos que otros rompieron y al mismo tiempo siento que no tengo ningún valor para ellos porque en la práctica lo estoy viviendo.

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