Dijeron que les debían dar acciones hasta por los estudios fallidos. Aseguraron que las inversiones llegaban a $47 millones.
Con esa suma de dinero supuestamente invertido (sin mucha verficación) los italianos pasaron a tener el 28 % de las acciones de La Geo.
En 2008 (muy poco después de la designación como socio estratégico), a los italianos les dieron hasta el 36.2% de las acciones. Se alegó que la producción energética se elevó en 40 megas.
Ahora los italianos reclaman ser los accionistas mayoritarios de La Geo, una empresa que vale más de mil millones de dólares. Ellos reclaman la propiedad de la mayoría de acciones porque dicen que han invertido $120 millones, lo que no es fácil de comprobar por los mecanismos que se construyeron en esa época.
Confesión reveladora
Los defensores del negociado público que se dio con los italianos siempre dijeron que sus acciones fueron tan “transparentes” que hasta un delegado del Deustche Bank de Alemania avaló todas sus actuaciones.
Esa justificación se les cayó, sobre todo cuando el holandés Cornelis Petrus Vonk Van Rosmalen, les dijo a los diputados de una comisión que investigó el caso lo que verdaderamente había pasado.
El holandés llegó calladamente a la Asamblea Legislativa hace algunas semanas. Recientemente trascendió que también habló y le dio una declaración formal a los fiscales que investigan el caso CEL-ENEL.
Para empezar, el consultor extranjero confirma que solo una empresa extranjera participó en la licitación pública para escoger al “socio estratégico” de la geotermia estatal.
Con eso terminó de derrumbarse la falsa noticia que pregonó CEL y GESAL en esa época, en el sentido de que tres gigantes mundiales participaron en la licitación.
Lo más revelador es que Von Vank reconoció que, a pesar de que él fue el asesor principal, a última hora, y sin que él lo supiera, cambiaron varias reglas del juego.
El testimonio del consultor es esclarecedor ya que abrió la posibilidad de que los italianos capitalizaran acciones pero después de construir proyectos de explotación de energía bajo su propio riesgo y, siempre y cuando, se eleva la producción de energía eléctrica.
Al final y ante el desconcierto de muchos, eso no fue lo que se hizo. Por el contrario, se cambiaron tanto las reglas de juego que los únicos vencedores fueron los italianos.
Engaño tras engaño
Una serie de investigaciones concluyen que todo lo que rodeó el caso CEL-ENEL fueron engaños tras engaños.
A eso se sumaron una serie de cambios en las bases de la licitación, en los resultados y en los acuerdos básicos con el propósito de favorecer las oposiciones de los italianos.
Incluso, los consultores especiales revelan ahora que, al retirarse la Shell y Sumitomo, ellos recomendaron que se detuviera el concurso público pero que, la decisión final, entre entre los hombres más influyentes en CEL y GESAL en esa época.
Fueron los funcionarios de alto nivel quienes decidieron seguir adelante con la escogencia del “socio estratégico” en condiciones tan anómalas que ahora el caso se examina en los tribunales de justicia.