Presidente:
No sé quien realmente está tomando las decisiones en el ejecutivo pero, honestamente, sospecho que no es usted. Indistintamente, me dirijo a quien, según la ley, es el que debe estar a cargo.
El problema de violencia y paz social se ha salido de control. Es un lastre que sus antecesores no tuvieron la visión para tratarlo y a usted, desgraciadamente, le está tocando enfrentar las consecuencias de ese desinterés e incompetencia histórica. Cada vez es más evidente que a ninguno nos conviene que el gobierno fracase y, en lo que debamos apoyar, tenemos que hacerlo sin distinción partidaria. Pero, eso sí, a usted le toca asumir el costo político de hacer lo que se debe hacer.
Empiece por reflexionar que su problema en esta coyuntura no es de dinero, sino de prioridades, ejecución y eficiencia. Una persona enferma deja de gastar para pagarse el tratamiento, y así debe hacer el gobierno de una sociedad enferma. Debe cortar gastos, desfinanciar programas y hasta ministerios, para pagar el tratamiento de esta dolencia. ¿Para qué tiene un ministerio de Turismo si somos el país más violento del mundo? ¿Y dígame un tan solo logro del MAG? ¿De Economía? ¿A dónde están los penales y granjas que se iban a construir con el préstamo de 72 millones concedido en 2013? ¿Cuándo y cómo se van a ejecutar los otros 67 millones recién aprobados? ¡Y hace unos días le dieron 900 millones más! Sin destinos ni rendición de cuentas. Quisiera saber que fue del Sánchez Cerén que denunciaba con razón cada vez que ARENA endeudaba al país…
Y, vaya, el origen del dinero solo es la mitad del asunto, la otra mitad es saberlos invertir bien.
Para ejemplo, nos propone pagar más batallones de fuerza bélica, cuando ya existe el GRP, la Unidad Antipandillas, el GOPES y se capturan más de 90 sospechosos a diario. Se arrestan pandilleros y se sabe donde viven, pero por falta de pruebas o corrupción los procesos se caen y vuelven a las calles. Entonces, ¿es falta de batallones el problema? Esa es la respuesta fácil y emocional, cuando lo que debería priorizar es la contratación de fiscales, aumentar la capacidad de investigación técnica de la FGR-PNC, y mejorar los salarios y condiciones laborales de la policía. Por el servicio que nos prestan y los riesgos que corren, $400 al mes es un desprecio. Un policía bien pagado, en condiciones adecuadas, se corrompe menos y es más efectivo en sus funciones. Invierta en calidad, no en cantidad.
Lo mismo va para los centros penales. Custodios mal pagados, desprotegidos, en instalaciones deplorables, con reos hacinados y con falta de talleres educativos y vocacionales solo va producir más corrupción y crimen. ¿En qué espacio va meter a ese estimado de 60,000 pandilleros? Amplíe las cárceles y ofrezca, por ejemplo, la reducción de penas a cambio de la obtención de bachillerato, un técnico o el aprendizaje de un oficio. Promueva alianzas con la empresa privada para que a cambio de trabajo hecho desde la cárcel, se alimenten bien, provean algo a sus familias y mantengan las instalaciones. Es una dinámica donde todos ganamos.
Aplaudo su iniciativa de ley contra las extorsiones. Finalmente multa y pone la responsabilidad donde debe estar: en las empresas telefónicas. Aún no sale el anteproyecto de ley de reinserción, pero asegúrese que incluya un régimen institucionalizado de protección a quienes quieran abandonar las maras: reubicación, capacitación, remoción de tatuajes y tratamiento psicológico. No espere que los jóvenes abandonen así nomas la pandilla si no habrá quien los proteja.
No dudo que hay quienes querrán verlo fracasar. A ellos no les importa que el país se hunda si con eso se ve mal el gobierno. Ignore a estas mentes enajenadas. Pero también ignore a los fanáticos que tiene cerca, esos cuyas cabezas solo tienen una sola explicación para todo: conspiraciones de ARENA.
Los problemas que tenemos encima requieren de mentes frías, racionales y con suficiente valor para estar a la altura de las circunstancias. Quede bien con la historia antes que con el partido o la ideología. Sepa que la mayoría de nosotros entendemos que si el gobierno tiene éxito contra la delincuencia, nuestro propio desarrollo personal, profesional y empresarial será más fácil de alcanzar.