Con gran despliegue mediático se anunció recientemente el retorno al país del instructor cubano de Marcha, Rigoberto «Maca» Medina, quien desde hace varios días se encuentra en esta capital, en sus labores preliminares.
Hace varios años, este entrenador isleño logró notoriedad nacional al conducir a Cristina López a la primera medalla panamericana de oro para El Salvador en 2007 en los Panamericanos de Brasil. Además de Cristina, también trabajó con varios elementos de esta extenuante modalidad.
Tras esta presea continental y con «grandes cosas entre manos», con la salida de Medina surgió una serie de problemas que involucraron a marchistas, instructor y la Federación de Atletismo. El destino del cubano fue Guatemala, con los mismos buenos resultados, incluso ganando plata olímpica en Londres 2012, con Erick Barrondo.
Ahora, y a iniciativa del COES, vuelve al país con la misión de recuperar el terreno perdido y ganar en la alta competencia internacional, no solo con Cristina, sino con varios marchistas que ya trabajaron con él y con los nuevos valores que durante los últimos años han aparecido en esta modalidad.
No obstante, y dado los antecedentes, se considera que, empezando por Cristina, hoy la misión se presenta cuesta arriba, porque muchas cosas han cambiando. Primero y en un detalle que puede pesar mucho, no lo ha traído la Federación. Segundo, su principal carta de triunfo, Cristina, todavía no supera una vieja lesión, ya tiene tres hijos y es posible que en las próximas elecciones gane una curul en la Asamblea Legislativa.
Y con respecto a los marchistas experimentados que se sienten bien con Medina, entre ellos Salvador Mira que estuvo en los olímpicos de Pekín, Marcos Benavides y Emerson Hernández, que marchó en Londres 2012, las condiciones de estímulos económicos ya no son igual que hace varios años y esto podría pesar mucho a la hora de intentar «grandes cosas».
Además, si el COES trajo a «Maca» quiere decir que lo contrató por un buen pago, porque Medina siempre ha dicho que en el extranjero le pagan más, pero que él quiere a El Salvador. Obvio, supongo que los otros cubanos que trabajan en el atletismo local y los nacionales no se han de sentir cómodos con este detalle vital y no me los imagino, honestamente, felices.
A lo anterior hay que agregar el impasse entre COES y federación por el no reconocimiento del comité a esta federación. Impasse que no ha llegado a sacar de la competencia internacional a los atletas salvadoreños en general, pero es obvio que no hay química.
En fin, soy del criterio que para el deporte, y la marcha no es la excepción, hace años se acabó la época de las vacas gordas y ahora «Maca» deberá armarse de paciencia y lidiar con un resto de obstáculos para tratar de repetir su buen suceso. Conociendo el medio y los antecedentes, yo tengo mis dudas de que logre reverdecer laureles y un día tirará la toalla. ¡Cuestión de tiempo!