Estamos viviendo una era muy diferente, donde la comunicación digital y la tecnología ha revolucionado la forma en que las personas interaccionan. Hoy en día contamos con tanta información a nuestra disposición, que la toma de decisiones se hace más rápida, pero a la vez más compleja. El mundo se mueve a mayor velocidad, el problema ya no consiste en disminuir la resistencia al cambio, sino en cómo ir al ritmo de un cambio global que nos afecta a todos.
Los gobiernos del mundo, las ONGs, las instituciones y organizaciones, ya no pueden seguir haciendo lo mismo que hacían, apenas cinco años atrás. Son tan rápidos los cambios y tan diferentes las reglas del juego, que el tema del capital humano, se vuelve un factor de éxito crucial o determinante. Eso significa, que el liderazgo debe moverse en una dimensión diferente al resto del personal. En otras palabras, los líderes deben empujar y hacer avanzar a sus equipos de trabajo, porque el tiempo es escaso y apremia. Porque las demandas de un entorno competitivo son más grandes y requieren de gente que piense más rápido, que actúe con mayor transparencia, que sea capaz de adelantarse a los acontecimientos para ser más efectivos.
Hablamos de una nueva generación de trabajadores y profesionales, con una mente visionaria, que puedan identificar un punto más equidistante en el horizonte; y al mismo tiempo enfocarse lo suficiente, para alcanzar el fin que ellos mismos persiguen. Gente de empuje, con una actitud de colaboración y de contribución sin precedentes. Dispuestos a dar lo mejor de sí mismos. Personas apasionadas y proactivas, acostumbradas a abrirse paso en cualquier circunstancia; como quienes avanzan en una plaza pública, en medio de una multitud aglomerada. Líderes que empujan y empujan sin desmayar, porque saben hacia donde se dirigen. Me refiero a la tarea desafiante de atravesar las barreras del desánimo, de vencer los obstáculos y pasar entre personas que están ahí paradas, sin hacer absolutamente nada.
Empujar y avanzar debe ser entonces, uno de los roles más importantes del liderazgo del siglo XXI. ¿Cuándo es que realmente un líder, jefe o supervisor, está haciendo avanzar a su equipo de trabajo? ¿Cuándo y de qué manera lo hace? La respuesta es obvia y simple: “Cuando ejecuta la visión y al hacerlo, muestra un camino a seguir, proveyendo así un modelo que inspira a los que están a su cargo”. Un líder que no empuja, no es un líder, es uno más acostumbrado a que lo empujen. Solo los líderes verdaderos empujan, desafiando y motivando a su gente con su ejemplo. Cuando un gerente, jefe o líder toma la delantera, en ese preciso momento, él está empujando a los demás.
Si usted está al frente de un grupo de personas, visualice el futuro, enfóquese en ello, y luego corra tras él. Si lo hace, tenga por seguro que usted estará empujando a sus colaboradores. ¡Empuje y avance y no se detenga!