En su reciente conferencia de prensa sobre la tragedia, fracaso y debacle del deporte olímpico salvadoreño en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, México, el presidente del INDES, Jorge Quezada, reveló que «durante los últimos diez años el fútbol ha dispuesto de 17 millones de dólares».
Lo anterior en relación al 1.7 millones anuales que desde junio de 2004 a mayo de 2014 ha otorgado el Estado, producto de los impuestos del pueblo, a las federaciones de fútbol comprendidas en ese período. Es simple, los 17 millones salen de multiplicar 1.7 por 10 y la escalofriante respuesta es 17 millones.
De los mismos 12 millones del presupuesto anual del Gobierno al INDES, este 1.7 salió por un acuerdo de un generoso y risueño presidente arenero de la República para su gestión (2004-2009) y tuvo su irresponsable continuidad con el siguiente presidente del citado instituto, a quien popularmente se le conoce en la farándula deportiva como «La Negrona».
Irresponsable porque este 1.7 vino a terminar de amolar lo amolado que ya estaba el deporte nacional en general con este significativo recorte. Irresponsable porque en el supuesto caso de que estos millones estuvieran dando esperanzadores frutos, debió mocionar para que este 1.7 le fuera agregado al presupuesto de su gestión y no seguir sacrificando los recursos económicos destinados al deporte olímpico.
A propósito de este personaje, que incrementó su fama por su carácter, hoy que se busca a los culpables del «oso» en Veracruz, al «Chelón» se le atribuye un alto porcentaje de responsabilidad de este papelón. Es que su gestión llegó con la banderita del deporte recreativo y la masificación, sepultando las aspiraciones del alto rendimiento y las consecuencias, a la par de lo que le corresponde al COES, quedaron al desnudo en Veracruz.
Su lavada de manos siempre fue que el alto rendimiento no le correspondía al INDES, pero resulta que la mayoría de sus antecesores, donde Enrique Molins fue el exitoso abanderado del alto rendimiento, le apostaron a los atletas estelares salvadoreños y nuestro país vivió sus días más gloriosos en el campo internacional. ¡A otros chucho con ese hueso!
Volviendo al cuento del 1.7 millones de dólares, en su exposición Quezada denunció la mala administración de este dinero por partes de las Fedefut y puso como ejemplo el excesivo porcentaje para el funcionamiento administrativo, viáticos, compra de gasolina, grandes comilonas y otras anomalías. Y como producto de lo anterior, anunció un recorte de un millón con 200 mil dólares, dejándole a la actual Fedefut solo 500 mil.
En lo personal, creo que debió quitárselos todo y congelar la plata de 2015 hasta que aprendan a manejar este dinero del pueblo y fiscalizar dólar por dólar. ¿Por qué?, porque la Fedefut recibe dinero de la FIFA, vende los derechos de la selección mayor, cobra las entradas a los estadios y tiene patrocinadores. No obstante, este fútbol, desde 1983 hacia la fecha, ha venido como el cangrejo y todavía no toca fondo. En buen castellano, es el deporte más despilfarrador y de pobres resultados en cuanto a desarrollo.
Y hablando de un país tercermundista, que no se puede dar este tipo de lujos, lo menos que tendrían que hacer la Fiscalía de la República y la Corte de Cuentas es abrir una investigación a fondo para deducir responsabilidades. Y si al final, producto de estos 17 millones de dólares y si la investigación determina que algún día seremos una potencia olímpica y mundial de fútbol, también habrá que decirlo para calmar este coraje de los contribuyentes.
Se impone la reflexión: ¡Lo que este país haría por los pobres con estos 17 millones de dólares! ¿Qué le parece?