La piñata que el presidente Mauricio Funes (2009-2014) hizo con los fondos públicos incluyó a amantes, testaferros, familiares y hasta la familia de su entonces esposa Vanda Pignato. Los brasileños vinieron al país a participar en uno de los robos del siglo, a hacer fiesta con el dinero de los contribuyentes salvadoreños malversados por el primer mandatario del FMLN.
Tras casi dos años de investigación, la Fiscalía General de la República acusó al expresidente Mauricio Funes y a un séquito de 30 personas más de integrar y beneficiarse de una red de sustracción y lavado de fondos públicos, que habría malversado más de $351 millones.
De todos los usos que tuvieron los más de $351 millones malversados por Funes, llama la atención el rubro de los viajes de placer. Un rastreo financiero le permitió verificar a la Fiscalía que $4.5 millones fueron destinados para viajes a diversos destinos en el extranjero. Los cuales habrían sido pagados en efectivo.
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De acuerdo con la investigación de la Fiscalía, la familia de Vanda Pignato realizó 166 viajes, los cuales costaron 602, 501.71 dólares. Uno de los destinos frecuentes fue Brasil.
El Ministerio Público determinó que dos agencias de viajes fueron intervenidas en torno al caso. Además del expresidente Funes, los principales beneficiarios de los viajes son Ada Mitchell Guzmán (La Michy); el hijo del exmandatario, Diego Funes Cañas; el exsecretario Privado, Francisco Cáceres y el núcleo familiar de la exprimera dama, Vanda Pignato.
En total se pagaron 369 viajes que incluían vehículo para transportarse en cada país de destino. Los costos de los viajes sobrepasan los $909 mil, informó la Fiscalía.