Luego de conocerse que la Fiscalía General de la República atribuyó un nuevo delito al exfiscal general Luis Martínez, el sacerdote pasionista español, Antonio Rodríguez, acudió a la sede de denuncias del Ministerio Público para denunciar al abogado por filtrar detalles de su vida privada.
En 2014, diversos medios de prensa revelaron cómo Rodriguez, conocido coloquialmente como “Padre Toño”, sostuvo conversaciones con cabecillas de pandillas, así como otras personalidades, acerca de su antiguo trabajo como colaborador de la tregua entre pandillas.
El sacerdote fue acusado por la Fiscalía de asociaciones ilícitas, tráfico de ilícitos a centros penales y tráfico de influencias, al ingresar objetos ilícitos como teléfonos celulares para cabecillas recluidos en centros penales.
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El sacerdote fue liberado, luego de llegar a un acuerdo con la Fiscalía de admitir sus delitos y sostener un proceso abreviado en el que fue sentenciado a dos años y medio de libertad condicional, en el que se le prohibía ingresar a centros penales.
En su demanda, el “Padre Toño” acusa a Martínez de revelar conversaciones privadas ante representantes de órdenes religiosas y el mismo nuncio apostólico asignado a El Salvador, Leon Kalenga, para justificar el procedimiento de la Fiscalía.
Además exigió que Luis Martínez asuma responsabilidad penal y civil por el hecho, el cual está considerado en la Ley de Intervención a las Telecomunicaciones.
A Martínez se le hizo saber del nuevo delito, antes de empezar la audiencia inicial en su contra por los delitos de omisión de investigación y fraude procesal.
El exfiscal general formaba parte de una red que recibía dádivas a cambio de beneficios legales para el empresario Enrique Rais, a quien se le acusa de falsedad ideológica, fraude procesal y cohecho activo.