El Salvador
sábado 2 de noviembre de 2024

Karla, la actriz ciega que trabaja como vendedora en el mercado Central

por Gabriel Aquino


Su vida cambió cuando perdió la vista, pero su espíritu de lucha la llevó a buscar caminos en el arte y la música.

Desde hace 19 años, Karla Janet Valencia recorre los pasillos del Mercado Central en San Salvador, sorteando el bullicio de clientes y el aroma de hierbas medicinales que ella misma vende. Ciega desde los 20 años, Karla es una mujer de piel blanca y cabello lacio que ha encontrado su lugar entre las ventas de cápsulas, jarabes y medicina natural. Su vida cambió cuando perdió la vista, pero su espíritu de lucha la llevó a buscar caminos en el arte y la música antes de que la oscuridad la envolviera por completo.

“A los 20 años mi abuelo murió de un ataque al corazón. Murió en mis brazos y no pude darle los primeros auxilios”, recuerda Karla quien en ese momento aun tenia el 25% de visión. “Después de su muerte, me quedé completamente ciega. El doctor me dijo que fue un choque nervioso y se me inflamaron los ojos; ya no había vuelta atrás”. Karla habla de este episodio con una mezcla de tristeza y resignación, como si aquel día hubiese marcado un antes y un después en su vida.

Karla no nació ciega. Desde muy pequeña perdió la vista, lo que la ha llevado a pasar múltiples dificultades. Foto: D1/Gabriel Aquino.
La pasión de Karla desde muy pequeña fue la actuación. La practica diariamente en su casa o en salidas con amigos. Foto: D1/Gabriel Aquino.

Antes de la ceguera, Karla estudió música en el Centro Nacional de Artes (CENAR) y participó en obras de teatro en la Escuela Santa Luisa. “Siempre me gustó actuar y salir en pequeñas obras. Hace poco iba a trabajar con un director, pero las puertas se cerraron. Iba a interpretar papeles como el de Yocasta, en Edipo Rey”, menciona con cierta nostalgia, dejando entrever su amor por el arte, un sueño que ha quedado suspendido.

Cuando perdió la vista, encontró en el Mercado Central un lugar para reinventarse. Comenzó vendiendo frutas secas y productos artesanales, hasta que la competencia la llevó a especializarse en medicina natural. “Mi madre me dio un puesto y empecé a vender en el edificio 5, pero el 2 de agosto se quemó. Ahora estoy en el edificio 9, conocido como el Cristo Negro”, cuenta la madre de dos hijas.

La falta de salubridad en el sitio donde vende Karla ha sido una de los problemas que enfrentan los vendedores tras su traslado a la zona del Cristo Negro. Foto: D1/Gabriel Aquino.
Los puestos ubicados en el área del Cristo Negro estaban temporalmente cerrados por falta de mantenimiento. Después del incendio se reubicaron a los afectados. Foto: D1/Gabriel Aquino.

“Aquella mañana me dijeron que el mercado se estaba quemando, perdimos mucho, no solo productos. Había personas con ocho puestos que lo perdieron todo. Nos prometieron apoyo, pero dos meses después, la zona sigue sin limpiar y el mal olor es insoportable”. Como a Karla, la situación tiene preocupados a decena de vendedores, ya que han sido trasladados a un área menos transitada y las ventas han caído drásticamente.

Con la voz llena de incertidumbre, Karla pide apoyo a las autoridades. “Necesitamos que limpien la mitad del edificio para poder regresar. El lugar donde estamos no tiene luz ni agua, y nuestras ventas apenas alcanzan para cubrir los gastos”, explica. Además, se enfrenta a la presión de mantener a sus hijas y cuidar de su madre, quien sufre de arritmia cardíaca. 

Su ceguera no le ha impedido realizar su trabajo como vendedora, la cual realiza con normalidad. Foto: D1/Gabriel Aquino.

Karla sueña con algún día volver a involucrarse en el arte y enseñar a otros que, aunque la oscuridad la rodee, su espíritu sigue iluminado por la esperanza y el deseo de un futuro mejor.

Los sectores de carnes ante la falta de energía eléctrica en los puestos. No han podido trabajar desde el traslado hace más de un mes. Foto: D1/Gabriel Aquino.
Altar del Cristo Negro en el sótano del Mercado Central de San Salvador. Foto: D1/Gabriel Aquino.
La falta de clientes ha provocado que algunos vendedores tengan que deambular para ofrecer sus productos en los alrededores del Mercado Central. Foto: D1/Gabriel Aquino.
Existen fugas de agua ante el mal estado del techo donde fueron trasladados, lo que ha provocado inundaciones en el lugar. Foto: D1/Gabriel Aquino.
Algunos vendedores perseveran en el lugar a pesar de no contar con los suficientes clientes. Foto: D1/Gabriel Aquino.
«No llega mucho vendedor porque no muchos saben dónde quedan los puestos. Hemos perdido clientes». Foto: D1/Gabriel Aquino.