En el número 7 del edificio Cafalte, ubicado en la Avenida Independencia, en una de las zonas más estigmatizadas de Centro Histórico de San Salvador, se encuentra un pequeño tesoro oculto. «Suvenir El Tical» es un escaparate del pasado, donde las historias se narran a través de monedas antiguas, billetes de épocas olvidadas y adornos artesanales en bronce. Este santuario de la memoria es cuidado por José Gilberto Rosales, un hombre mayor que, a sus 81 años de edad, continúa trabajando con dedicación para ganarse el pan de cada día.
Don José, como lo llaman cariñosamente, es un hombre que ha visto pasar el tiempo no solo en su vida, sino también en las piezas que colecciona. Con su cabello largo y blanco, al igual que su barba, es una figura imponente. Aunque su caminar es lento y su oído se ha debilitado con los años; sus manos, aunque van lentas, siguen siendo precisas y cuidadosas, como las de un artesano experimentado que ha dedicado su vida a preservar los vestigios de tiempos pasados.
La historia de Don José con las antigüedades comenzó en 1978, cuando decidió comprar su primera pieza: un reloj de pared. Pero su verdadera inspiración surgió años antes, cuando su abuelo le regaló un reloj de bolsillo que guarda con cariño desde que tenía 25 años. Esa pequeña máquina de tiempo fue la chispa que encendió su pasión por coleccionar y preservar objetos que cuentan historias.
El local de Don José no es simplemente un negocio; es un refugio para los recuerdos. Entre los estantes se pueden encontrar monedas que datan del siglo XVIII, como los antiguos macacos, las monedas de Cristo de Cruz que ahora son tesoros de tres centavos. También se pueden admirar estribos de bronce y fierros antiguos para herrar al ganado.
En el lugar se pueden ver máscaras que representan la historia de múltiples comunidades del mundo, entre ellas, unas de El Salvador las que se usan en las fiestas en San Juan Nonualco, cada una con su propia historia que Don José relata con devoción.
Una de las piezas más interesantes de su colección es una cimitarra, similar a la que se menciona en la Biblia como la «derrama», una espada que recuerda las batallas y los sacrificios de tiempos remotos. Estas piezas, algunas de las cuales datan del siglo XIX, son testigos mudos de una historia rica y variada que Don José se esfuerza por mantener viva.
A pesar de la estigmatización de la zona, un lugar que antes del Régimen de Excepción era conocido como un punto de pandillas y robos, don José ha mantenido su negocio a flote. Lleva 11 años en este local, después de haberse trasladado desde la calle Delgado, y a pesar del mal estado de la zona, sigue atendiendo a aquellos que buscan un pedazo de historia en su tienda.
Mañana, 10 de agosto, Don José celebrará su 81 cumpleaños. Con casi medio siglo dedicado a las antigüedades, su tienda «Suvenir El Tical» no es solo un lugar donde se venden objetos; es un espacio donde la historia se conserva, un rincón donde el pasado y el presente se encuentran, y donde un hombre sigue luchando para mantener vivo el legado de quienes vinieron antes que él.