Entre los escombros de la ciudad de mexicana de Querétaro, resaltan las patas de Balam, Orly, Robinson y Rocky, cuatro perros de rescate miembros de la Cruz Roja Mexicana, una tarea que adquiere popularidad en el país sacudido por los terremotos.
Balam y Orly son los caninos más conocidos, pues son quienes compartieron sus primeros entrenamientos con Athos, el perro de rescate que perdió la vida en 2021 luego de ser envenenado y que hoy siguen sus pasos en la búsqueda y rescate de personas.
El sismo de Turquía ocurrido en febrero pasado fue su primera participación en un desastre natural pero sus entrenamientos mientras guían los pasos de otros perros que se encuentran en su preparación para ser perros de rescate en diversas corporaciones.
Una vez que el los perros son traídos al lugar, recorren todo el espacio, olfateando y buscando, hasta que da con el sitio, donde se queda parado y comienza a ladrar para indicar que ha encontrado a alguien, al mismo tiempo intenta mover los escombros para en lo que llega el equipo especializado.
Los perros de rescate demandan un entrenamiento diario, aunque estén cerca o lejos de un escenario real, ellos deben mantenerse listos para el llamado que se puede dar en cualquier momento y cualquier parte del mundo; sin embargo, el entrenamiento va más allá de los rescates, pues la socialización es igual de importante.
Fotografías: D1/EFE-Sergio Adrián Ángel
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