Celio Efraín López Gómez, es uno de los personajes más reconocidos en el ámbito de las tradiciones populares de El Salvador. Nativo de San Antonio Abad, este hombre lleva 40 años tallando en madera las máscaras que son utilizadas en danzas como la del Torito Pinto, Moros y Cristianos, El Cuche de Monte, El Venadito, por los personajes mitológicos como los cadejos, la Siguanaba y El Cipitío, además de los Viejos del Correo.
A don Celio no le enseñaron a realizar las máscaras y nunca vio a nadie hacerlas, su motivación nace de la incomodidad que le generaba, en su época de danzante, utilizar caretas antiguas, remendadas con lámina y cemento. Esto y su particular afición por el dibujo, fueron determinantes para asumir la creación de estos artículos.
“Cuando estaba en la escuela tallaba los lápices y les hacía mis diseños, cuando se me perdían ya sabía cómo encontrarlos, igual mis juguetes, mi primer capirucho yo me lo hice, igual yoyos, trompos, ruedas de madera”, comenta.
A sus 60 años, este artesano lleva un registro aproximado de 11,000 creaciones, máscaras que con el tiempo ha logrado perfeccionar y con las que realiza un importante aporte a la preservación de los valores culturales del país.
A su taller, ubicado en San Antonio Abad, comúnmente llegan niños y jóvenes con la intención de participar en los festejos y que probablemente ven las danzas tradicionales como una oportunidad de esparcimiento, mientras los valores culturales de la comunidad se van preservando.
FOTOGRAFÍAS: D1/MIGUEL R. LEMUS
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