En la Mara Salvatrucha (MS-13) la muerte es alcanzar la gloria. Como los mártires de la yihad entrando al paraíso mahometano de agua dulce o los guerreros vikingos fundiéndose en la divinidad del Valhalla. Es la Bestia, la muerte es la Bestia, como lo ha explicado el antropólogo Juan José Martínez.
La muerte es consustancial a la Mara Salvatrucha. Un paso natural cargado de gloria, de un peso simbólico tan grande que marca la vida de los que quedan. Cuando un pandillero muere nada se acaba; los dientes de la rueda dan un giro más, uno más.
Sus tumbas se convierten en lugares de peregrinación para los que quedan; son espacios de reelaboración de la memoria para ellos. En el Cementerio Municipal de Santa Tecla hay una serie de tumbas adornadas con azulejos que recuerdan sus vidas y también las muertes que causaron: la MS es una de las pandillas más violentas de Occidente y su periferia, su salvajismo es tal que ha sido comparada con mafias globales. En El Salvador es la autora de miles de asesinatos tanto de enemigos como de inocentes.
Todas las lápidas tienen las iniciales TLS, Tecleños Locos Salvatrucha.
FOTOGRAFÍAS: D1/MIGUEL R. LEMUS
[cycloneslider id=»tumbas-de-la-ms»]