Marta, una niña indígena guatemalteca, celebró sus 15 años con una pequeña fiesta en su hogar. Sin embargo, casi no sonríe y la vida no es la misma desde que fue abusada sexualmente por un maestro del sistema público. En igual situación se encuentran otras 22 estudiantes con denuncias similares en el departamento de Alta Verapaz, al norte de Guatemala.
El delito de violencia contra la mujer es el más cometido del país. Sin embargo, la abogada feminista Lilian Vásquez, se resiste a normalizar la situación y desde 2014 apoya a quien lo necesita por violencia de género.
Entre los procesos judiciales que lleva Vásquez está el de Marta (nombre ficticio), con quien tiene una relación de confianza. Ambas compartieron en el cumpleaños de la menor, en su hogar, ubicado en el municipio de Cobán, departamento de Alta Verapaz a 250 kilómetros al norte de Guatemala, en una pequeña fiesta con kak’ik, el plato típico local. Pero las sonrisas de la niña son pocas.
A Marta la violaron en la escuela de su aldea en 2018 cuando iba a traer a su hermana, víctima de un profesor del sistema público. La escuela se encuentra a menos de 500 metros del hogar de Marta y todos los días el mismo maestro pasa frente a la vivienda de la niña. Según la familia, el profesor siempre escupe frente a la puerta y continúa su camino.
En estos casos se busca una «justicia reparadora» para Marta y para las otras 22 estudiantes con denuncias realizadas por abusos sexuales.
FOTOGRAFÍAS: D1/EFE/ESTEBAN BIBA
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