En la copa de un árbol de la zona verde de la calle Roosevelt, una de las más transitadas de Ciudad de Guatemala, vive desde hace tres años Daniel Antonio Rosales, un salvadoreño de 59 años de edad que asegura ser un hombre feliz a pesar que hace unas semanas vio arder en llamas su hogar.
El fuego consumió algunas ramas del árbol, la base de madera, su colchoneta, cobijas, ropa y el poco dinero que tenía ahorrado. La noche del lunes 6 de julio, en pleno toque de queda nocturno por el coronavirus, Daniel pensó que todo lo que construyó recolectando latas y vendiendo artículos diversos en semáforos se había extinguido por el fuego.
Originario de San Miguel, Daniel Antonio Rosales era chófer hasta que hace cinco años. Este hombre huyó del hostigamiento de las pandillas y decidió migrar a Estados Unidos. Se sumergió en un viaje sin documentos y consiguió atravesar casi todo el territorio mejicano hasta llegar a la última frontera, en Tijuana, donde fue detenido. Actualmente pasa sus días entre las ramas de un árbol en medio de crisis provocada por el coronavirus.
FOTOGRAFÍAS: D1/EFE/ESTEBAN BIBA
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