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Carlos nació en un cantón de San Juan Opico y desde los 12 años aprendió el oficio de la escultura. Su único apoyo son un par de cuchillos, cucharas, algunas herramientas que adaptó a su oficio y una fotografía para realizar la escultura; ya que asegura que las medidas están en su mente.
Don Carlitos, como lo llaman sus amigos y compañeros de trabajo, se crió en la extrema pobreza en su natal San Juan Opico, y quien a la corta edad de ochos años, se convirtió en el sostén de su familia integrada por su madre y sus siete hermanos. Carlos se dedicó a destazar reses y cerdos, un trabajo que nunca le gustó, pero que realizaba por necesidad.
Fotografías: D1/Yeny Letona
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