María de la Paz Rivera no es una madre como cualquiera; tampoco es una costurera tradicional. Las prendas que confecciona no son cómodas. Elabora trajes de presión para niños quemados en el Hospital Bloom de San Salvador.
La única capacitación que ha obtenido para realizar su trabajo es su antiguo negocio de vestidos de gimnasia y ballet; según ella, este trabajo es muy diferente y tiene objetivo presionar terapéuticamente la piel para evitar una cicatriz “queloidea”(bulto grande en la piel).
Atiende aproximadamente 400 niños al año que vienen en su mayoría de lugares donde todavía se conserva la molienda o aún se cocina en el suelo, “solo una que es madre entiende el dolor de una criatura” sostiene antes de asegurar que confecciona nueva piel con dolor de madre.
Fotos: D1/Miguel Lemus
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