Perú intenta reponerse el domingo de los estragos causados en sus costas por avalanchas de lodo y piedras así como por el desborde de ríos que, tras haber golpeado la capital, se ensañaban nuevamente con la zona norte, inundando ciudades y cortando carreteras.
El sábado, una turbia y potente riada -la quinta de los últimos días- llegó hasta el mismo centro de la ciudad de Trujillo, la tercera más importante del país, colmando sus calles y obligando a la ciudadanía a descalzarse y a abrazarse unos con otros para poder atravesar las calles sin ser arrastrados.
Los «huaicos», como se conoce en Perú a las avalanchas que descienden de los cerros tras fuertes lluvias o desbordes de ríos, volvieron a deslizarse como serpientes de lodo por las calles de la ciudad, arrasando todo a su paso: viviendas, pertenencias, personas.
Foto D1/AFP
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