Durante 20 años alimentó Laura Avila el deseo de volver a abrazar a su madre. El sábado, con lágrimas en sus mejillas, cumplió ese sueño pero solo por tres minutos.
A las 12.27 pm caminó con vacilación hacia una puerta de metal gigante que un funcionario de la frontera en San Diego había abierto unos minutos antes. Allí hundió su rostro en los brazos de su madre.
Avila y su hija de 11 años son unas de las seis familias elegidas para participar de este evento organizado por el grupo de defensa de los migrantes Border Angels en cooperación con las autoridades estadounidenses, con motivo del Día Universal del Niño que se celebró el domingo.
Una por una, cada familia fue escoltada hacia la apertura de la valla de acero que separa el distrito San Ysidro, en la ciudad de San Diego, de Tijuana, en México. Allí, bajo las miradas atentas de guardias fronterizos y periodistas, las familias seleccionadas abrazaron y besaron a sus seres queridos que los esperaban del otro lado.
«Vi por última vez a mi madre cuando tenía 50 años y la semana próxima cumple 71», dijo Avila, quien vive en el área de Los Ángeles, luego del emotivo abrazo.
«Es un regalo de Navidad por adelantado para nosotras dos, y un regalo de cumpleaños para ella», añadió.
Fotos AFP/S.Huffaker/G.Arias
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