«La idea es encontrar agua porque esto se va a poner peor», afirma Pedro Membreño mientras un obrero enjuto se esfuerza en cavar el suelo rocoso en Teustepe, en el centro de Nicaragua y uno de los 33 municipios del corredor seco.
El hoyo tiene 15 metros pero aún no hay agua. «Esto es como buscar oro», dijo a la AFP Membreño, un hombre cetrino de 55 años habitante de Teustepe, una zona árida y pedregosa localizada a 73 km de la capital.
Las aguas subterráneas son la esperanza de Membreño y de cientos de campesinos de zonas rurales del país en las que las fuentes hídricas se están secando como efecto de una dura sequía asociada al fenómeno climático de El Niño y agravada por la deforestación y apropiación de agua para fines agrícolas.
Tres años sin lluvia y temperaturas entre 36 y 39 grados centígrados causan un impacto severo en esta nación centroamericana, que tiene la mayor reserva de agua en la región, entre ellas el lago Cocibolca, el segundo más grande de América Latina después del Titicaca de Perú y Bolivia.
Fotos D1/AFP/Inti Ocón
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