Años de combate a muerte en las montañas de Colombia se desvanecen cuando Rosmira y otras rebeldes de las FARC evocan a los bebés que tuvieron en medio del conflicto, y que dejaron al cuidado de familiares o extraños por una implacable norma de guerra.
En la antesala del acuerdo para poner fin a uno de los enfrentamientos internos más antiguos del mundo, que deja una estela de huérfanos y madres desconsoladas, estas mujeres quieren reencontrarse con sus hijos.
Contrario a lo que podría pensarse, no son pocas las combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) – la guerrilla de unos 7.000 integrantes que está por pactar la paz después de medio siglo de lucha contra el Estado – que decidieron ser madres sin renunciar al fusil.
Fotos D1/AFP/Luis Acosta
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