El Salvador
jueves 14 de noviembre de 2024

1-0. Penalti ridículo y primera derrota del Aston Villa

por EFE


Una jugada tan desatinada de su central, tan ridícula, que provocó una ocasión inmejorable para el conjunto belga desde los once metros.

Un penalti impropio de este nivel en el minuto 50, cuando Dibu Martínez sacó de puerta y se la pasó a Tyrone Mings, que, sin enterarse de nada de la jugada, con una desconcentración manifiesta, la agarró con la mano dentro del área, supuso una derrota surrealista del Aston Villa, doblegado por el Brujas (1-0).

No daba crédito en el banquillo Unai Emery, enfadado, cuyo gesto era la expresión fiel a una jugada tan desatinada de su central, tan ridícula, que provocó una ocasión inmejorable para el conjunto belga desde los once metros. Hans Vanaken, una garantía, batió al portero campeón del mundo argentino con la convicción de su clase para impulsar a su equipo.

En cualquier caso, un fallo tan clamoroso como la comisión de ese penalti tampoco es una coartada para el Aston Villa, que nunca mereció ganar en el estadio Jan Breydel. Tampoco jugó realmente con la ambición que exige un triunfo en la Liga de Campeones. Ni en la primera ni en la segunda parte, cuando intensificó su ataque, obligado por las circunstancias y por el resultado, para la última media hora, con la entrada del goleador Jhon Durán.

Suplente desde el principio, como en doce de sus quince partidos precedentes en esta campaña, y autor de ocho goles pese a su condición de suplente casi habitual, el joven delantero colombiano fue el recurso al que atendió Emery ya con el 1-0 en contra, sin que su sola irrupción en el terreno de juego fuese un impulso ni para el empate ni la remontada.

Es cierto que el Brujas se sintió más apurado, más cerca de su área, más pendiente de la protección de la portería y de su guardameta, Mignolet, durante la última media hora, tanto como que, realmente, no hubo ni una sola ocasión para el Villa. Ni la volea de Maatsen, muy alta, ni el tiro de Kamara, lejos del poste, exigieron paradas. La segunda mitad del equipo de Birmingham, antes y después del 1-0, invita a la reflexión o a la preocupación de Emery.

Pero, incluso antes del penalti, el Brujas hizo más méritos que el Aston Villa, que sufrió por tramos. Muy competitivo el bloque local, arropado por su público, intenso en la puesta en escena, el equipo belga amenazó con hasta cuatro ocasiones sobrepasada la media hora.

La primera, la estrelló contra el poste Jutglà, el atacante de referencia local. La segunda, justo después, la sacó con su estirada Dibu Martínez, tras el tiro de Tziolis. La tercera la despejó bajo palos Tyrone Mings ante el cabezazo de Nielsen. Y la cuarta, la atrapó el portero con un disparo lejano de Jashari. Todo concentrado en cinco minutos.

Una advertencia seria para el grupo dirigido por Unai Emery, que sostuvo su marco a cero al descanso, sin apenas oportunidades en todo el primer tiempo, salvo un contragolpe; más pendiente del control y el orden que del ataque, consciente de que su recorrido hasta ahora en la nueva Champions lo posiciona en un lugar ventajoso hacia la siguiente ronda.

No necesitaba riesgos el equipo de Birmingham, pero se quedó muy corto, quizá alertado por las dos derrotas seguidas entre la eliminación de la Copa de la Liga contra el Crystal Palace (1-2) y la goleada encajada el pasado domingo frente al Tottenham (4-1), a las que añadió la tercera este miércoles, su primer borrón de esta edición de la Liga de Campeones, en la que aún mantiene el rumbo hacia la siguiente fase: nueve puntos. El Brujas, seis.