Un duelo espectacular de inicio a fin. El premio a la fe hasta el último segundo de un Chelsea que enlazó reacciones a cada golpe del Manchester City. El líder de la Premier cantaba victoria tras sentirse vulnerable. Con su cuarto tanto, de Rodri, cuando dejó escapar dos puntos por un error de Rúben Dias en un penalti con el que Cole Palmer arrebató el triunfo a su exequipo.
Será difícil igualar en el resto de Premier el espectáculo que regalaron Chelsea y Manchester City. El equipo de Mauricio Pochettino instalado en su mejor versión en los duelos de grandeza en una competición en la que goleó al Tottenham y no perdió ante Liverpool ni Arsenal.
Con descaro y verticalidad castigó a un City que perdió estabilidad defensiva y control del juego pero mantuvo la pegada que asegura la presencia de Erling Haaland, el peligro que surge en las apariciones de Foden y Julián Álvarez. Con Doku en su día más gris. Anulado por un marcaje estrecho de Reece James, lateral duro en labores defensivas con una libertad en fase de ataque imparable para Pep Guardiola.
Rodri, el héroe de la deseada Liga de Campeones del Manchester City, repetía protagonismo goleador en el último suspiro con un gol que parecía decisivo. Aliado con la fortuna en un disparo que desviaba su trayectoria Tiago Silva. Una acción que salvó un encuentro alejado de su nivel, de su dominio del juego. Sufriendo sin poder frenar las transiciones de un Chelsea directo y veloz. Con errores, en una cesión de cabeza que salvó Ederson al inicio, o en salida de balón a quince del final cuando Sterling perdonó lo que nunca se debe perdonar.
Ya había logrado igualar el marcador un Chelsea desatado en el gol. Le hizo cuatro al Tottenham y repitió ante el City. Palabras mayores que deben confirmar la mejoría del bloque de Pochettino, en mitad de la tabla, alejado de sus objetivos. Tuvo que remar desde el inicio porque a Cucurella no le quedó otra opción, por la diferencia de centímetros, que intentar frenar a Haaland como pudo a un centro lateral cuando las marcas se habían quedado desparejadas. Su agarrón lo castigó el colegiado con penalti y el VAR no entendió falta pregia de Doku a James, pese a que su empujón derribó a dos defensas locales. Haaland firmaba el primero de penalti.
Nada cambiaría el plan del Chelsea. Se topó con Ederson, salvador a una falta con rosca de James, pero superado cuando Tiago Silva remató en el primer palo un saque de esquina. En cuatro minutos llegaba una reacción previsible porque el duelo era abierto, un acuerdo tácito para el intercambio de golpes, sintiendo el City que tenía más que ganar que perder.
Porque tiene futbolistas como Foden que se va de tres en un segundo, con caño incluido y pone un balón a Haaland que, escorado, se estrelló en el lateral de la red. Que acarició el gol cuando buscó el disparo con un zurdazo que acarició el poste. Pero también alimentó un cabreo de Guardiola por el día de más concesiones defensivas. Tarde aciaga de Rúben Dias con un mal control en una acción que se extendió con fallo de Gvardiol, con el balón golpeándole en el talón para dejar el gol en bandeja a Sterling.
El día de castigo de los ex del City, Sterling y Palmer, nacía en Stamford Bridge que vibraba con la electricidad del Chelsea. Haaland alimentaba su hambre de gol con la gran estirada abajo de Robert Sánchez a un zurdazo raso y cuando más sufría el líder, en el añadido del primer acto, la pizarra de Guardiola le daba el empate. Saque de esquina ensayado con pase al pico del área, centro medido de Bernardo Silva y testarazo de Akanji.
Parecía superar cualquier mal momento el City con un arranque poderoso del segundo acto. Con Haaland marcando su tanto trece en doce jornadas de Premier. Siempre en boca de gol para remachar el centro tenso de Julián Álvarez en una acción de juego directo. Con menos elaboración que otros partidos, con Doku sin poder desbordar y desquiciado ante el marcaje. Amonestado por simular. Sustituido tras perdonar la única vez que tuvo metros para respirar y chutar raso al portero rival.
De nuevo llegaba el momento del Chelsea. Con Palmer encontrando siempre espacios por carril central. De nuevo una parada salvadora de Ederson que precedía el gol. Cuando el disparo potente de Mudryk provocó un rechace que no desaprovechó Jackson para el 3-3.
El encuentro ya era épico bajo la lluvia londinense cuando llegó el error grave de Rodri que perdonó Sterling y que compensó el centrocampista español con un zurdazo que acabó en gol. Se sintió vencedor el City de una batalla sin fin pero el error de Rúben Dias, que patinó por el césped humedo y se llevó por delante a Broja en el añadido, provocó el paso al frente del joven Palmer. No le tembló el pulso y arrebató dos puntos al club en el que se formó. Un líder que pierde ventaja con sus perseguidores.