La fiscalía de Milán (norte de Italia) ha solicitado hoy la extradición y un orden de detención del exjugador brasileño Robson de Souza «Robinho» por violar con un amigo y otros individuos a una chica de 23 años en una discoteca de Milán en 2013, cuando vestía la camiseta del Milan, un delito por el que fue condenado a 9 años de cárcel por el Tribunal Supremo italiano.
Los fiscales han elevado la petición relativa a Robinho y su amigo Riccardo Falco al Ministerio de Justicia italiano, que ahora debe enviar las notificaciones a las autoridades brasileñas, aunque parece evidente que no serán extraditados, ya que la Constitución brasileña no permite la extradición de sus ciudadanos, informaron medios locales.
Con la emisión de una orden de arresto internacional, el exjugador del Real Madrid y el Manchester City, entre otros clubes, podría ser arrestado si saliera de su país y fuera localizado en cualquier otro que sí tenga un acuerdo de extradición con Italia.
El pasado 19 de enero, el Supremo italiano confirmó la condena, tras rechazar el recurso presentado por sus abogados, que defendieron al futbolista al asegurar que la chica tuvo relaciones sexuales voluntarias con el brasileño.
Sin embrago, para la sentencia definitiva fueron importantes algunas llamadas telefónicas interceptadas en las que Robinho aseguraba: «Me da risa porque no me interesa, la mujer estaba borracha, ni sabe lo que pasó», según las mismas fuentes.
La condena había sido confirmada previamente en 2020 por la Corte de Apelación de Milán, que consideró que el jugador «humilló brutalmente» a la víctima y desvió voluntariamente las investigaciones.
Robinho jugaba en el Milan en 2013 y participó junto a un amigo en la violación de una chica de 23 años que estaba celebrando su cumpleaños en un conocido local milanés. Los otros agresores no pudieron ser identificados ni localizados.
En 2009, cuando jugaba en la Premier League, se supo que Robinho estaba siendo investigado por la policía por una presunta violación en un club nocturno de Leeds, aunque fue posteriormente puesto en libertad bajo fianza, tras un interrogatorio. El futbolista negó esas acusaciones.