martes 22 de octubre del 2024

Hugo Pérez confiesa que la primera vez que cruzó la frontera fue con ayuda de un coyote

por Astrid Mejía


El técnico de la Selecta se abrió contando su historia en la cancha polvosa de la Zacamil, donde dio sus primeros pasos como futbolista, hasta dar el salto a Estados Unidos, país que le cambió la vida.

Como una celebridad, Hugo Pérez se paseó en los días recientes por las calles de la colonia Zacamil, en el municipio de Mejicanos, San Salvador, buscando el edificio 401, donde vivió cuando era niño, exactamente en el cuarto piso.

Mientras camina, custodiado por algún agente del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM), algunas señoras con negocios de comida pequeños alrededor de la calle, lo saludan atentamente. Ya no puede pasar desapercibido, como cuando jugaba fútbol callejero con los chicos, antes de emigrar a Estados Unidos, país que le cambió la vida.

— ¡Profe!, le saluda un aficionado.

— ¿Cómo estamos? ¡Mucho gusto!, responde el entrenador.

— Estamos ahí. ¡Arriba con la selección!, prosigue el fanático con pulgares arriba.

Finalmente, llega a la cancha polvosa de la Zacamil, desde donde cuenta cómo fue su infancia y los sueños que tenía a Latitud Norte Films, una productora que ha lanzado recientemente un filme suyo titulado “Hugo Pérez, mi historia”.

“Aquí fue donde yo comencé realmente a pensar que un día podía ser futbolista profesional. Cuando mis padres me dijeron que íbamos a emigrar para allá, primero, no estaba listo. No quería irme, por el entorno, mis amigos, el fútbol y dejar todo lo que en mi mente supuestamente era importantísimo”, inicia.

Luego, se extiende un poco más y confiesa que la primera vez que cruzó la frontera a Estados Unidos fue con la ayuda de un coyote, como lo han hecho miles de salvadoreños.

“Nosotros habíamos llegado a Estados Unidos dos o tres años antes con visa, pero en la frontera de Tijuana no pudimos entrar, porque nos pidieron una cuenta bancaria, entonces mi mamá averiguó cómo podíamos hacer hasta que le dijeron que había coyotes que pasaban gente y así fue que nosotros pasamos por la línea la primera vez”, recuerda el entrenador.

Tampoco puede olvidar que la Federación Salvadoreña de Fútbol (Fesfut) le dio la espalda, pese a que se ofreció para jugar el Mundial de España 1982, despreciado por el entrenador de aquel entonces.

“Yo me acuerdo que en el 81, (Eduardo) ‘Conejo’ Valdez había hablado con alguien de la Federación; la selección de El Salvador había jugado en el Coliseo de Los Ángeles y yo a veces jugaba ahí de preliminar cuando tenía 13 o 14 años, y él le había pedido a la Federación que me viera y no sé qué pasó que le dijeron que no y eso me dolió bastante, confiesa.

Pero entonces se le presentó la oportunidad de su vida con la US Soccer de Estados Unidos, que había visto en él un gran talento, contrario con lo que sucedió con la Fesfut.

“Cuando yo llegué a Tampa Bay, la Federación le habla al club y le dicen que si yo estoy interesado en nacionalizarme para jugar para la selección de Estados Unidos y yo ni lo pensé dos veces. Al principio sí fue un poco de nostalgia no estar cantando el himno que es tuyo, sino el de otro país”, expresa.

Luego comenta algunas anécdotas como cuando enfrentó en un partido internacional a Italia, que llegaba como campeón del mundo… “Pero al final lo que a mí me ayudó fue lo que aprendí aquí cuando estaba pequeño”, reconoce, señalando la polvosa de la Zacamil.

¿Pero qué pretende el técnico con revelar su historia? “Mirá donde estamos. Si yo salí de aquí, ¿por qué no pueden salir otros? Simplemente tenés que tener hambre. Como la gente de nosotros que trabaja aquí, lucha y todo, un futbolista tiene que ser igual. Porque si yo salí de aquí, y Dios me abrió las puertas hasta donde llegué, cualquiera puede hacerlo; cualquiera que tenga la habilidad y el talento, y hay muchos acá”, manifiesta en esta primera parte la producción que lleva por nombre “Zacamil”.