El triunfo del Real Madrid en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante el Sevilla, dio aire a la figura de Zinedine Zidane antes del decisivo duelo europeo para evitar un descalabro histórico, con un equipo que demostró está preparado para las grandes citas, acostumbrado a caminar por el alambre e imponerse en duelos de grandeza como demostró ante Barcelona e Inter de Milán.
Instalado en una montaña rusa, con derrotas dolorosas ante equipos con objetivos menores y victorias frente a rivales directos, el Real Madrid cortó su crisis de resultados con un triunfo que cambia el rumbo ante el Sevilla. El primer paso en firme en una semana en rojo, que marcará el rumbo en Liga con un derbi madrileño ante un Atlético de Madrid lanzado, y en Liga de Campeones con la cita frente al Borussia Mönchengladbach.
UNA PLANTILLA CON ZIDANE
Encontró el técnico francés la respuesta deseada en el terreno de juego del Pizjuán de unos jugadores que demuestran que siguen creyendo ciegamente en su referente. Señalado por la crítica, Zidane se mantuvo firme en sus ideas y encontró un mayor sacrificio defensivo del bloque. Desde ahí, como ese Real Madrid ‘pos-confinamiento’ que conquistó la Liga, construyó un triunfo importante.
Dominador en el primer acto, acusando nuevamente la falta de pegada en sus momentos de superioridad, perdonando hasta dos regalos del portero Bono con un Karim Benzema que debe recuperar el acierto rematador tras volver de una lesión, y manteniéndose en pie en momentos de inferioridad al rival en el segundo acto. En esta ocasión no costó goles ni hubo fragilidad. Líneas juntas, compromiso e ideas claras.
REFUERZO A UNA DEFENSA QUE ESPERA A SU LÍDER
La pareja Nacho-Varane llegaba bajo sospecha. Habían pasado de rendir ante el Inter de Milán a quedar marcada en las derrotas frente a Alavés y Shakhtar. En Sevilla fueron las piezas más importantes de la zaga para que Courtois volviese a dejar su puerta a cero tras cinco jornadas ligueras. Ese regreso a la inseguridad defensiva, a la falta de unión en la presión entre líneas, provocó el desplome madridista en LaLiga Santander.
Apenas hubo espacios para el Sevilla por la concentración de todos los jugadores madridistas por un mismo objetivo. Todo a la espera del regreso de un jugador que muestra su importancia con cada una de sus ausencias, Sergio Ramos. Recuperado de su lesión muscular, el capitán regresa para la Liga de Campeones en un Real Madrid que confía en poder recuperar a Dani Carvajal, pero que ha encontrado en Lucas Vázquez la mejor solución de urgencia para el lateral derecho.
KROOS, IMPONENTE
El regreso de Casemiro hace de pegamento para todas las líneas del equipo madridista. El equilibrio perdido en Ucrania ante los contragolpes del Shakhtar, no existió en Sevilla. La presencia del brasileño liberó la versión de líder de Toni Kroos.
Estuvo en todo el centrocampista alemán, fiable con el balón, conectando con compañeros, moviendo el juego de su equipo y con llegada a la portería rival. A su gran partido solo le faltó el gol con un disparo que rozó la escuadra. Fue el dominador del duelo quitándose una espina de su rendimiento reciente en las derrotas.
EL INCANSABLE VINICIUS
Al brasileño le da igual su situación, tener continuidad o aparecer en determinados partidos. Su actitud es siempre la misma, perseverante en el intento, atrevido cada vez que recibe el balón. Fue el factor desequilibrante de un ataque en el que su compatriota Rodrygo aportó poco y Benzema no se encontró.
De su fe nació el gol que el colegiado le dio al portero Bono. Acarició el balón para cambiar su trayectoria y que se colase en la portería tras tocar en el portero sevillista. Con Zidane necesita de actuaciones como las del Sánchez Pizjuán para tener más minutos y de las ausencias de Eden Hazard, indiscutible en su demarcación en banda izquierda. Pidió su sitio en la «final» ante el Gladbach aportando lo que nadie da al juego madridista.