El abuelo del atacante brasileño Everton ‘Cebolinha’ murió víctima del nuevo coronavirus, según anunció este jueves el jugador del Gremio, quien advirtió del peligro de la enfermedad: «No es simplemente una gripecita».
El internacional con la Canarinha rindió un homenaje en sus redes sociales a su abuelo, Francisco Albuquerque, que vivía en la zona metropolitana de Fortaleza, capital de Ceará, el segundo estado del país más afectado por la pandemia.
Everton, de 24 años y uno de los jugadores más destacados del fútbol brasileño, confesó que el fallecimiento de su abuelo le «rompió el corazón» y que nunca «había sentido algo así antes».
«Parece que el mundo se ha derrumbado. No tengo palabras para describir el hombre que fue mi abuelo, siempre estuvo presente en mi vida», lamentó el extremo en su perfil de Instagram.
Ceará, con cerca de nueve millones de habitantes, registraba hasta este miércoles 1.900 fallecidos con COVID-19 y 30.560 casos confirmados, según el último balance del Ministerio de Salud.
La pandemia, cuyo pico se espera en Brasil solo en julio, continúa acelerando en todo el país, que ya contabiliza casi 19.000 muertes y cerca de 292.000 infectados.
En su mensaje, Everton alertó a sus seguidores de la gravedad de la enfermedad y aseguró que «está más cerca» de lo que uno se imagina.
«No es simplemente una ‘gripecita'», señaló, en alusión al calificativo que acostumbra a usar el presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, para referirse al nuevo coronavirus.
El Gremio es uno de los pocos equipos brasileños que han retomado los entrenamientos en medio de la crisis sanitaria, con autorización de las autoridades locales.
Además del Tricolor de Porto Alegre, también han retomado las actividades físicas Internacional, Atlético Mineiro y Flamengo, aunque este último sin el aval de la Alcaldía de Río de Janeiro.