Evita contagiar y contagiarse, descarga los transportes públicos, no contamina y fomenta la actividad física tras dos meses de confinamiento. La bicicleta se ha convertido en una alternativa ideal de movilidad que Francia quiere fomentar en la desescalada de la crisis de la COVID-19.
«Queremos que la bici sea la reina de la desescalada», aseguró la ministra francesa de Transportes, Elisabeth Borne, que presentó un plan para fomentar ese medio de locomoción a partir del 11 de mayo, fecha fijada por el Ejecutivo para comenzar una progresiva y prudente vuelta a la normalidad.
Según los datos de su departamento, el 60 % de los trayectos que se efectúan en el país en tiempos normales no superan los 5 kilómetros, un radio que puede cubrirse en bicicleta.
Pedalear presenta muchas ventajas frente a una amenaza de nuevo cuño como la que supone el coronavirus. Frente a medios de transporte tradicionales, en los que los usuarios se aglutinan en espacios cerrados, transitar en bici dificulta el contagio.
LA BICI CONTRA EL VIRUS
«La bicicleta supone un gesto de protección en sí mismo contra el virus», indica a EFE Oliver Schneider, presidente de la Federación de Usuarios de Bicicleta (FUB) de Francia, que cree que «evita recibir las gotas de saliva que transmiten el virus y también transmitirlas».
Además, la bici libera espacio en otros transportes públicos, lo que también puede contribuir a evitar contagios, al tiempo que reduce el número de coches y, por tanto, la contaminación.
«Hay estudios que muestran que la polución del aire agrava los efectos del coronavirus», señala Schneider.
El presidente de la FUB asegura que, tras dos meses de confinamiento en los que muchos franceses han dejado de lado el ejercicio físico, la bici puede también contribuir a que recuperen el tono físico.
Schneider apunta una última ventaja: «La bicicleta es un medio de transporte barato y no hay que olvidar que la crisis del coronavirus va a ser también un drama económico».
REPARAR LA VIEJA BICI
En esa dirección va una de las medidas adoptadas por el Ejecutivo en su plan de fomento de este medio de transporte, un cheque de 50 euros para que los usuarios reparen sus viejas bicicletas.
«En Francia hay unos 30 millones de bicis, pero muchas de ellas llevan años criando polvo en trasteros. Esta medida puede animar a los usuarios a utilizarlas de nuevo», según Schneider.
Su organización ha puesto al servicio del Ministerio una serie de guías para refrescar a los usuarios algunas normas de utilización, desde la vestimenta adecuada, los mejores itinerarios o un asesoramiento para comprar la bicicleta más adecuada a cada uno.
Pero la medida estrella del plan, que está dotado con 20 millones de euros, está en los nuevos carriles bici o estacionamientos temporales para esta nueva etapa.
MONTPELLIER COMO EJEMPLO
Son varias las ciudades que han anunciado que algunas de sus calles de forma temporal estarán dedicadas a los ciclistas.
Montpellier es una de las que de forma más entusiasta se ha subido al carro de las dos ruedas como fórmula para fomentar el transporte tras el confinamiento.
Su alcalde, el izquierdista Philippe Saurel, era escéptico con la bicicleta cuando llegó al cargo, pero en los últimos años ha cambiado de idea. «Se fue convenciendo de que es una alternativa muy útil», señala a EFE el presidente de la asociación local Vélocité, Nicolas Le Moigne.
Ahora, ha entendido que para la desescalada la bicicleta puede ser una herramienta fundamental para descongestionar los transportes públicos, por lo que ha diseñado un plan con 15 kilómetros de carril bici provisional, en su mayor parte robados a los coches.
París tampoco está dispuesto a perder ese tren, sobre todo porque su alcaldesa, Anne Hidalgo, hizo de la bicicleta uno de los ejes centrales de la campaña de unas elecciones municipales que quedaron interrumpidas a mediados de marzo por el coronavirus, cuando se había impuesto con claridad en la primera vuelta.
La regidora parisiense de origen español presentará la semana próxima su plan para incrementar los carriles bici provisionales a partir del 11 de mayo. A ellos se suman las iniciativas de la región de París de hacer carriles bici en paralelo a algunas de las líneas de trenes de cercanías más concurridas.
Para Schneider, el impulso que la bicicleta tendrá durante la desescalada debe «hacerse perenne». «Estas medidas de urgencia pueden demostrar que fomentar el ciclismo es un sistema útil. Creo que nos va a hacer ganar cinco años en el avance de la bicicleta como medio de transporte», señala.