miércoles 30 de octubre del 2024

El rockero argentino que probó suerte en el Real Madrid

por Redacción


"El Ruso" al final prefirió la guitarra que el balón.

Ahora es una de las caras de la nueva generación del rock argentino, pero en su infancia Mateo Sujatovich, alma de Conociendo Rusia, soñaba con ser futbolista y no estuvo tan lejos de serlo: llegó a realizar las pruebas de ingreso en el Real Madrid y jugar con uno de sus equipos afiliados.

«El Ruso», como le llaman, recuerda entre risas durante una entrevista con EFE que jugaba «adelante» y que marcaba goles, pero no le gustaba mucho bajar a defender.

A día de hoy, a sus 29 años, prefiere la guitarra al balón y encabeza una de las bandas renovadoras del rock argentino, un ritmo que lleva en los genes, pues su padre Leo Sujatovich fue teclista en Spinetta Jade, banda liderada por uno de los pioneros del género en el país Luis Alberto Spinetta (1950-2012).

LA MÚSICA QUE LE ENAMORÓ EN LA INFANCIA

La pandemia sorprendió a Sujatovich en plena promoción de su último trabajo y le hizo posponer por unos meses su debut en el teatro Gran Rex de Buenos Aires, uno de los mayores templos de la música de su país. Tendrá que esperar al menos hasta octubre para pisar las míticas tablas.

«Es un punto en la carrera que marca un antes y un después», asegura el cantante de Conociendo Rusia, que ha necesitado solo dos discos para llegar a actuar en este escenario.

Ese camino lo han recorrido inspirados en la música que los enamoró en la infancia, cuenta el músico… Para él, esos grupos son los Beatles y las grandes bandas de rock nacional, que han sido las encargadas de poner banda sonora al país austral durante los últimos cincuenta años.

Pese al enorme peso que los viejos rockeros siguen teniendo en las emisiones de radio y los escenarios del país, Sujatovich considera que se está creando una escena joven muy rica en Argentina, en la que destaca especialmente la música urbana.

En esta nueva generación musical, una de las características que más destaca es la colaboración entre los distintos grupos. Estos se promocionan entre ellos y comparten escenario con asiduidad, algo que no se daba tan a menudo hace unas décadas.

«Acá era, o te gusta Soda Stereo o te gustan los Redondos», recuerda el cantante, aunque puntualiza que esta rivalidad se manifestaba más entre los seguidores de las bandas que entre los músicos en sí.

UNA MÚSICA LIGADA A LA NOSTALGIA

«Cabildo y Juramento» es, al mismo tiempo, el nombre del segundo disco de la banda y un inagotable manantial de recuerdos para Sujatovich.

Esta esquina situada en el barrio de Belgrano en Buenos Aires era el lugar de las «juntadas» con sus amigos de la adolescencia. Allí estaba la galería comercial donde compraba discos y siempre pasaba por ahí montado en el autobús que usaba normalmente.

En ese momento de la entrevista, se señala el pendiente de su lóbulo izquierdo y del que cuelga la dorada anilla de una lata. «¡Me lo hice también en Cabildo y Juramento!», exclama.

«El Ruso» subraya que la nostalgia es «un sentimiento» que le atraviesa y eso se traduce en una música cargada de evocaciones a tiempos pasados y personas -normalmente mujeres-, que ya no están en su vida o, al menos, no del modo en que le gustaría al cantante.

Los guiños al pasado son constantes en la obra de Conociendo Rusia y se perciben también en sus videoclips como es el caso de la canción «Casi 30» en la que el propio cantante introduce un viejo casete en el reproductor del coche.

Este gesto entronca directamente con la su vida, admite, puesto que sigue usando viejos discos en el auto cuando conduce, aunque no sabe cuidarlos, lo que le genera frustraciones.

De hecho, Sujatovich reconoce que, cada año, prueba un disco estropeado de Lenny Kravitz mientras arranca su vehículo con la esperanza de que esta vez sí funcione.

Asimismo, cuenta que ve todos los vídeos de Buenos Aires en los años 50 o 60 que se le cruzan para admirar la ciudad sin «esas pantallas» que hacen «menos interesante» a la gente.

UN MÚSICO AL QUE LE GUSTA EL SILENCIO

La brisa, el crujir del bosque, los pájaros… la música está en todos lados y Sujatovich se declara un admirador del silencio, sobre todo en situaciones en que el sonido ambiente acompaña.

«Si tenés la oportunidad de estar en el piso cincuenta en una ciudad y lo único que escuchás es el ruido del viento, fuerte porque no hay nada que lo tape, yo esa no me la pierdo», se reafirma el músico.

Hay momentos y momentos para la música, asegura el cantante, cuyo mayor éxito, «Loco en el desierto», acumula más de 4,5 millones de reproducciones en Spotify.

Sujatovich reconoce que hay mucho de autoficción en sus canciones y que surgen en gran medida de la inspiración cotidiana, ya sea una idea que aparece lavando los platos o un momento de inactividad en el que mira el piano y, cuando se da cuenta, lleva tres horas componiendo.

Pasará un tiempo hasta que «El Ruso» pueda tocar un piano que no sea el de su casa. Por eso, por una vez, quizá no piense en el pasado sino en un futuro en el que sus pies se reencuentren con el escenario, mientras de sus labios surgen las letras dedicadas a la «Bruja de Barracas» o «La Mexicana».