Las miles de personas (65,000) que pagaron como mínimo $2,000 para presenciar el Super Bowl LIV y los millones de espectadores alrededor del mundo que vieron el espectáculo por redes sociales o la televisión centraron sus miradas y sus discursos sobre cómo las dos latinas, Shakira y JLo, siguen tan radiantes y enérgicas con 43 y 50 años, respectivamente, hipnotizados por los movimientos de sus caderas o el pole art; pero tras cada movimiento hubo un fuerte mensaje político que muchos pasaron desapercibidos.
Niños en jaulas, un grito de las comunidades afrodescendientes radicadas en Barranquilla, Colombia, JLo simulando una cruz en la cima del tubo y el abrazo de complicidad entre ambas artistas antes y al final del performance, en clara muestra de “sororidad” para separarse de las históricas comparaciones estériles que han dividido a las mujeres en la industria de la música y en todos los ámbitos, fue parte del mensaje que enviaron a las políticas de Donald Trump, al cristianismo, y a la necesidad de acabar con el racismo y el machismo para avanzar en este lado del continente.
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“¡Estoy tan emocionado de compartir el escenario contigo esta noche Shakira! Vamos a mostrarle al mundo lo que dos chicas latinas pueden hacer”, fue el mensaje que lanzó JLo antes de saltar en el medio tiempo al Hard Rock Stadium, texto que acompañó fundida en un abrazo con Shakira.
El simbolismo de los niños en jaulas durante el performance de JLo es un manifiesto a las políticas antiinmigrantes de Trump, que han afectado principalmente a la mayoría de países latinoamericanos, niños que han sido detenidos en la frontera sur de Estados Unidos, un acto en el que también intervino su hija, Emme Maribel Muñiz, de 11 años, cantando “Let’s Get Loud”, acompañada de un coro de chavales.
Shakira también hizo lo suyo cuando se acercó de repente a una de las cámaras para hacer un gesto con la lengua en repetidas ocasiones, elevando un sonido característico de los pueblos precolombinos y los afrodescendientes.
Según algunos especialistas, esto fue en homenaje al evento llamado “Son de Negro”, una expresión musical de herencia africana que llegó hace muchos años al Carnaval de Barranquilla, la cuidad donde Shakira nació.
Los espectadores desviaron la atención a un mensaje sexual, pero el grito brinda otras connotaciones, un acto que hizo frente a 65,000 personas en el estadio y ante millones que estaban prendidos de Internet.
Otros actos simbólicos póstumos fueron la entrada estelar de Jennifer López deslizándose y señalándose el pubis en clara emancipación de las mujeres y la cruz que simuló en lo alto del tubo, como una crítica al cristianismo que ha situado a las mujeres en posiciones de subordinación a lo largo de los tiempos.
https://twitter.com/JLo/status/1224220809213902848?s=20
https://twitter.com/JLo/status/1224222194491891712?s=20