Una nube de cámaras y una conferencia de prensa con tono dramático para uno, un simple comunicado de prensa y sin aparición pública para el otro: Joseph Blatter y Michel Platini han optado por estrategias de comunicación muy diferencias para reaccionar este lunes a la noticia de su suspensión por ocho años.
En el fondo, los dos están de acuerdo. «¿Si me siento traicionado? La respuesta es sí», asegura Blatter, mientras que Platini cree que el proceso es «una farsa» dirigida a «ensuciar» su nombre.
10h00 en el restaurante Sonnenberg de Zúrich, situado en el edificio que sirvió como sede histórica a la FIFA. Blatter entra rodeado de periodistas y cámaras, sin decir una palabra. Unos minutos antes se ha hecho pública su suspensión y la de Platini para los próximos ocho años.
Visiblemente serio y con una pequeña venda en el pómulo, debajo del ojo derecho, el presidente dimisionario de la FIFA está acompañado por su única hija, Corinne, ya presente a su lado cuando fue elegido por primera vez para dirigir la Federación Internacional, en 1998.
Periodistas de todo el mundo han acudido al lugar y esperan mientras suena «Get Lucky», canción del grupo Daft Punk. Un título cuando menos irónico en tales circunstancias.
Las cámaras de televisión se preparan para retransmitir en directo la conferencia de prensa, que comienza hacia las 11h00 locales (10h00 GMT) y que termina una hora después.
Fiel a su línea de conducta, oscilando entre la emoción y la firmeza, Blatter brinda un titular a los periodistas: «He servido de punching ball (saco de boxeo)».
En su intervención, Blatter admite algunos aspectos de los que se arrepiente: «No haber escuchado a mi entorno y a mi hija, no haberme ido después de la Copa del Mundo de Brasil en 2014».
Pero, ante todo, defiende su integridad y niega cualquier irregularidad en el pago de 1,8 millones de euros en 2011 al presidente de la UEFA, Michel Platini.
«La Comisión de Ética debe juzgar el comportamiento ético, pero niega las pruebas y trata de construir algo que no es cierto», sentencia, antes de afirmar que cree que Platini es «un hombre honrado».
«Volveré»
Blatter es un maestro de la comunicación pública. Da sus explicaciones principalmente inglés, pero responde a algunas preguntas en francés, alemán y español.
Sorprende a los presentes con una afirmación: cree que el 26 de febrero podrá presidir finalmente el Congreso de la FIFA que debe elegir a su sucesor.
En noviembre, Blatter tuvo problemas de salud relacionados con el estrés al que ha estado sometido y agradeció a los médicos su tratamiento.
La conferencia de prensa de Blatter está casi terminada cuando Platini emite su reacción, pero en forma de comunicación de media página: «Estoy convencido de que mi suerte estaba ya decidida antes de la audiencia del pasado 18 de diciembre (ante la justicia de la FIFA, donde su abogado prestó declaración durante nueve horas) y que el veredicto es únicamente el envoltorio patético de un deseo de eliminarme del mundo del fútbol».
«Es una puesta en escena para ensuciarme mediante instancias que conozco bien y a las cuales niego hoy toda legitimidad y credibilidad», afirma en su texto.
Mientras, Blatter terminaba su intervención con la voz temblorosa y un mensaje: «Volveré».