La mordida del artillero uruguayo Luis Suárez propinada al delantero italiano Giorgio Chiellini y la sanción emitida por la FIFA han dado la vuelta al mundo. Se discute si el charrúa es violento o si su infancia difícil lo marcó o si el castigo del máximo ente rector del fútbol fue muy severo. Se rememoran otras jugadas polémicas en mundiales pasados y las portadas de la prensa se topan con el mejor enfoque del caso: la mordida de Suárez.
En el fútbol las patadas, cabezazos, codazos y más son de rutina pero «la mordida» desencajó al mundo deportivo, sobre todo, porque la acción fue protagonizada por un crack. Suárez pasó de la gloria a la condena mundial.
Diario 1 consultó a futbolistas que participaron en el mundial de México 70 para que narraran qué faltas se cometían en ese momento o cómo eran sancionadas, sobre todo, en un momento donde la tecnología no estaba presente en el terreno de juego.
Guillermo Castro y Salvador Flamenco Cabezas, integrantes de la selección nacional de 1970, y el doctor de la selección de España 82, Juan José Cálix, conversaron sobre las faltas más usuales en el balompié local y destacaron que en El Salvador jamás se dio un caso de mordidas.
Castro, integrante de la primera selección centroamericana en participar en un Mundial (1970) y futbolista del Atlético Marte, UES y Juventud Olímpica, comentó que algunos jugadores ponían agujas en los tacos para poder agredir al rival. «Cosas así de mala intención siempre han existido. Yo nunca tuve un compañero que mordiera pero sí codazos, trompones, eso es normal».
El exdefensa señala que los tiros de esquina son la oportunidad propicia para cometer faltas y no ser amonestado. Castro recuerda: «Yo a veces aprovechaba así cuando cobraban el tiro y ya los jugadores no saltaban igual». Con intensión de sacar ventaja para poder anotar o defender la portería, los futbolistas se valen de todo y las «las escupidas, los insultos, los codazos son normales. Eso sí, yo nunca tuve un compañero que diera mordidas. Nunca lo vi», mencionó.
Salvador Flamenco Cabezas, integrante de la selección que participó en el Mundial de 1970, también reafirma las acciones que se viven en la cancha y expuso que algunos jugadores salvadoreños se escondían cuchillas en las medias para agredir al adversario. «Nunca vi que las sacaran pero sí se daban esas cosas», agregó.
Flamenco Cabezas recuerda que un árbitro también ocultaba cuchillas entre sus calcetas para que «los jugadores lo respetaran». Dichas acciones pasaban por alto de los directivos de la federación y se olvidaban.
«Gallo» Rodríguez es un exjugador muy presente para el seleccionado Salvador Flamenco, ya que su forma de hostigar a los rivales era muy particular: tocar las partes íntimas. «Cuando uno se daba la vuelta, él ya había desaparecido, hasta ya nos habían metido gol», recordó Flamenco.
Ante la acción realizada por el artillero uruguayo, Flamenco Cabezas manifestó que «el fútbol se juega a modo de espectáculo no para romper a nadie. El fútbol es para destacarse».
Los señalamientos hacia el jugador han sido fuertes, sin embargo, el doctor Juan José Cálix manifestó que Suárez tuvo que ser evaluado por un grupo de psiquiatras antes de que se le impusiera la sanción. Para Cálix, la mordida del charrúa refleja una personalidad agresiva en momentos de frustración y una estabilidad emocional débil en el futbolista.
«Esta es la primera vez que yo veo un caso de un jugador que mordiera y se le sancionara de esta forma», dijo el médico y descartó que en el país se dieran casos «extremos».
Según Cálix, dentro de la selección cuscatleca con la que él trabajó, sí habían jugadores agresivos; pero se les llamaba la atención, sobre todo, aquellos que tocaban las partes íntimas de los contrarios para tomar ventaja.
El doctor Juan José Cálix evocó una anécdota durante las Olimpiadas de México 70 donde la selección nacional se enfrentó a Ghana. El jugador salvadoreño cayó al suelo, dentro del área chica, por una supuesta trompada que le dio un ghanés. Como doctor del plantel salvadoreño, era el único que podía entrar a la cancha para revisar al jugador.
–Flores, ¿Qué fue lo que pasó?, ¿Le duele? –pregunté.
–No doctor no me duele porque no me tocó.
–¿Qué le hizo usted a él? –volví a preguntarle.
–Le toqué el «fundío» –me contestó.
Estos exfutbolistas reconocen que la sanción impuesta al uruguayo ha sido severa, pero que nada justifica la acción del delantero; sobre todo, en el mundo del balompié donde «codazos, trompones, cabezazos, escupidas e insultos son normales».
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