Nigeria se consagró campeón mundial Sub-17 por cuarta vez en su historia este viernes en Abu Dabi al golear 3-0 al defensor del título México, que no pudo tomarse revancha del 1-6 del debut ante las Águilas Verdes, que de paso dejaron atrás a Brasil en lo más alto del palmarés.
El gigante africano, que ganó seis de los siete partidos en Emiratos-2013 con nuevo récord de goles (26), se impuso con un tanto en contra de Erick Aguirre (9), y dianas del mediapunta Kelechi Iheanacho (56), el mejor jugador del torneo, y su capitán Musa Muhammed (81) de tiro libre.
Nigeria terminó confirmando su favoritismo y sellando un campañón, en el que aplastó a todos sus rivales salvo a Suecia en primera fase (3-3), aunque luego se vengó y lo liquidó 3-0 en semifinales.
Con este título, Nigeria festejó su cuarta corona en la categoría (1985, 1993, 2007 y 2013) en su décima participación, recordando que también fue subcampeón en tres oportunidades (1987, 2001, 2009), e impidió que el Tricolor retenga la corona para sumar tres cetros junto a Brasil.
El Tri se había recuperado bien de aquella «noche lamentable» de Al Ain contra las Águilas Verdes, superando a Irak (3-1), Suecia (1-0), Italia (2-0) en octavos, Brasil (11-10 por penales tras 1-1) en cuartos y Argentina (3-0) en semifinales, para sellar el boleto a su tercera final y buscar revancha, pero Nigeria volvió a castigarlo.
Los tricolores, campeones mundiales en Perú-2005 y en su tierra hace dos años con pleno de triunfos, no pudieron mantener su efectividad perfecta en finales, contra un rival que fue un justo campeón al superarlo en todos los sectores del campo, dos veces en Emiratos-2013.
Por su lado, el Potro Gutiérrez no pudo emular al brasileño Carlos César, único técnico bicampeón mundial (1997, 1999), mientras que Garba se colgó su segundo oro, ya que en Corea-2007 había sido campeón como ayudante de campo, en la última conquista africana en la Sub-17.
Con el presidente de la FIFA Joseph Blatter en la tribuna de honor del estadio Mohammed Bin Zayed, los chicos mexicanos a los 9 minutos vivieron una especie de ‘deja vu’ del primer partido.
El volante del Pachuca Iván Ochó estuvo a punto de convertir de cabeza pero salvó Dele Alampasu, que en la siguiente jugada lanzó desde abajo un contraataque letal que puso arriba a los africanos, con idéntica fórmula de aquel cruce en Al Ain: Iheanacho recibió en el medio un pase largo del lateral derecho, la punteó para Awoniyi, quien habilitó a Yahaya y cuando iba a definir ante Gudiño, el defensa Aguirre la pateó involuntariamente a su red (9).
La explosión imperó sobre la posesión que intentaba dormir el partido por parte de México, que a los 31 minutos por medio de Ulises Jaimes metió un cabezazo con destino de gol tras un centro recto del capitán Rivas, pero Alampasu volvió a enviar al córner, en una noche brillante.
A los 37, Taiwo Awoniyi se perdió el gol tras recibir una asistencia de Ihenacho, eludir a Gudiño y desde ángulo cerrado aunque solo y sin defensa remató al costado de la red.
México estaba mal parado y Nigeria lo olfateó. Yahaya tomó un balón suelto fuera del área y remató sin marca, pero la pelota se estrelló en el travesaño (40).
Un par de minutos después Gudiño volvió a salvar de milagro la caída de su valla ante una tijera de Aliyu Abubakar, dejando con vida a su equipo para el segundo tiempo, cuando los nigerianos ya merecían estirar la diferencia.
Pero el suspenso duró poco. A los 56 minutos el capitán Musa Muhammed fue con la lanza al frente y metió un bombazo de larga distancia que Gudiño rechazó mal y mandó con un toque suave al fondo de la red Iheanacho, la gran figura del torneo.
Mohammed con un tiro libre de derecha que clavó al ángulo decoró el marcador de una historia que ya estaba sentenciada.