El mundo de la corrupción deportiva ha corroído hasta las entrañas de sus máximos exponentes: los atletas. El Salvador no está exento de ello. Los amaños de partidos de la selección nacional de fútbol dejaron al descubierto el alcance de los tentáculos de estas redes de corrupción.
No es el primer caso en salir a la luz: desde grandes referentes del balompié italiano, como la Juventus F.C., que descendió a segunda división por arreglos de partidos en 2006 hasta equipos locales como C.D. FAS, que en 2011 fue señalado de vender partidos en la Concachampions.
El soborno se convirtió en el anzuelo para reclutar jugadores a disposición de las estructuras criminales en el mundo de las apuestas deportivas.
Nelson García, renombrado abogado, retomó el caso del futbolista, Osael Romero, sancionado de por vida por el tema de amaños de partidos. Según el jurista, el jugador ha preferido comer el pan duro del desempleo por sobre su imagen e inocencia. Acá sus declaraciones a Diario1.
¿En qué etapa se encuentra el proceso de apelación del jugador Osael Romero?
Yo fui llamado por el señor Romero para que apelara sobre la resolución que le habían puesto en base a la asistencia que tuvo de otro abogado. En ese momento me doy cuenta ―fuera del expediente porque se me negó― del derecho de la defensa de él.
Se me tiene como abogado de él pero no pude ver el expediente porque es secreto. Es una cosa absurda. No tienen fundamentos lógicos, jurídicos, ni éticos para haberle dado una sanción de por vida a este joven.
Hago un análisis jurídico de todos los quebrantamientos del debido proceso. Estos señores no pueden estar pensando ―así como han venido manejando la situación― que el fútbol es otra cosa, como si se tratara de otro mundo y, entonces, allá en ese mundo tiene una diosa que se llama FIFA, que no sé por qué no hay que enojar contrariándola.
Pero la FIFA tiene su propio reglamento, usted conoce eso.
Claro. Lo que yo no acepto como ciudadano ni como hombre de leyes es que no puede haber poder más grande que el de Dios. Y yo nunca he visto a la FIFA a la par de Dios.
Segundo, de ahí se derivan las organizaciones terrenales, dentro de las cuales se encuentran los Estados. Esos Estados no pueden permitir la injerencia de ninguna institución, así se llame Cruz Roja, FIFA o lo que usted quiera, que violente la organización del Estado, que contraríe con sus disposiciones, reglamentos o principios constitucionales.
Por lo tanto, toda esa majadería de pensar que puedo arruinarle la vida a una persona es algo que no tiene vigencia. Eso no lo puedo aceptar. Pero como doña FIFA ha dicho que en el momento que el Estado intervenga con algo que tenga que ver con el fútbol va a sacar de su organización al país…
Si la FESFUT acatara alguna orden de otro ente gubernamental ¿No le importaría que se sancionara al país?
Yo emplazo a la federación de fútbol a que resuelva las apelaciones, y como están basadas en la lógica, en el derecho, en la justicia tiene que reintegrar a estas personas su buena fama y su calidad de futbolista aunque ellos decidan no volver a jugar.
Sí estoy consciente que se van a dañar pero como el valor de la persona está por encima de otro no importa.
¿Afirma, entonces, que este proceso ha sido ilegal?
Aunque fuera conforme a la FIFA, ni siquiera han seguido las disposiciones de la misma federación de fútbol porque en el artículo 96 del Reglamento Disciplinario dice que la Comisión Disciplinaria deberá estampar por quién está constituida. Eso no lo ponen. Y no lo sabe nadie porque si se llega a saber ese secreto entonces se van a tener que ir los señores directivos.
Segundo, el artículo dice que deberá llevar la firma de quienes ponen la resolución. ¿Y si no la lleva? ¿Qué pasa?, es nulo. Por eso es que la federación de fútbol y todos los que la componen –secreto o no- han violentado ese debido proceso. Ese reglamentillo que tienen no vale ni siquiera el respeto de ellos, mucho menos de los que estamos afuera.
Han puesto una resolución que es nula. Están en un jaque mate.
¿Bajo esos argumentos usted se amparó para recurrir a la Corte Suprema de Justicia (CSJ)?
No. A la corte recurro por la inercia, el silencio y la incapacidad de la federación de fútbol para resolver las apelaciones. Eso me hace pensar que estos señores creen que con no resolver están resolviendo. Entonces como hay derechos superiores que se han quebrantados por ellos…
A parte de los que me ha mencionado, ¿Qué otros derechos se han quebrantado?
Primero, al del debido proceso. Segundo, está prohibido por los derechos humanos todo juicio secreto, eso está contenido en los artículos 10, 11, 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por las Naciones Unidas.
Se ha quebrantado el derecho de ser privado de su trabajo, imagen, de su buena fama y se ha sometido a una sanción que ningún país del mundo, en sus leyes penales contiene. Excepto los que tienen la pena de muerte y pena perpetua.
Es como eso que han puesto esos señores: “de por vida”. ¿Y que una persona a los 70 años juega fútbol? ¿Dígame el futbolista mundialista de 50 años que ahorita esté jugando en una selección de fútbol?
Este ambiente está contaminado. A ese ambiente sometemos a todos los procesados, pero además no los juzgamos en base a parámetros preestablecidos: el que recibió dinero tanto, el que asistió a reunión tanto.
Han condenado a gente porque asistió a una reunión sin probarle si sabían por qué era la reunión. Pero hay otra gente que provocó la reunión, que recibió dinero y bien galán…
Entonces, ¿Tiene pleno conocimiento de por qué se le condenó a Osael Romero?
Sí. Dice que se le condena por qué asistió a una reunión y no dio aviso. Él consta que no recibió dinero, además de haber jugado en el partido que estuvo supuestamente amañado: el amistoso entre Paraguay- El Salvador.
Es que si se perdió se presume que estaba amañado, ¿Cómo es eso? Si yo he dicho públicamente que lo extraño es que hayan apostado porque se perdiera. Si esta selección, ¿Cuándo ha ganado? ¿Y en España se vendieron también? Diez a cero quedaron.
Yo soy nuevo en este tema le digo, siempre he tratado de permanecer lejos de este deporte.
Entonces, ¿Por qué en este momento toma un caso tan relevante?
Porque la esencia de este caso es la justicia o injusticia. Porque este caso implica que a un ser humano unos cafres lo hayan agarrado y hayan destrozado su familia, su fama, su integridad. Eso no lo puedo permitir. Eso lo haría de gratis. No necesitan pagarme para eso.
¿Considera que se ha abocado a las instancias correctas con este caso?
Sí y falta. La gente que debió abordar esto debió ser gente madura que lo abordara con las pinzas de la verdad y no con las pinzas del temor a ser perjudicados y lavándose las manos como Pilatos. Aquí no se han asumido responsabilidades.
Para mí este tema es delicadísimo. ¿Por qué? Porque afecta toda una conciencia social, cuya única ilusión en este momento no es quién va a quedar de presidente de la República sino creer en una selección heroica.
Si el caso no está tipificado y se complica llevándolo a otras instancias como la Corte Suprema de Justicia ¿No consideró acudir al Tribunal Arbitral de Deportes (TAS, por sus siglas en inglés) como máximo referente deportivo? ¿No comentaron con su cliente esa posibilidad?
En primer lugar voy a decirle que estamos frente a unos ignorantes crasos en derecho, puesto que no fundamentaron. La resolución dice: «presuntamente el sr. fulano de tal…» ¿Presuntamente? Cómo usted va a actuar presuntamente en una resolución tan grave. Dos, cómo es que un abogado va a participar en un expediente secreto, que ni se le enseña al abogado defensor sabiendo que está violentando principios elementales en la defensa.
Recétese otra arbitrariedad que no puedo pasar por alto: cómo es que la federación le avisa a la FIFA que ya sancionó a estos señores para que ratifiquen ellos la sanción, y está en apelación el caso. Pero viene doña FIFA y ratificamos pero no solo en El Salvador sino que internacionalmente. Si lo encuentran inocente, luego de los trámites que se hagan, se va a modificar esa resolución. ¿Dónde ha visto tanta elasticidad jurídica?
Resulta que si alguien quiere apelar a la FIFA tiene que pagar la bicoca (ganga) de más de 3,000 dólares. ¿Y dónde lo tienen esos señores?
¿Cuál es lo objetivo que se desea lograr con el amparo?
El comité como está en un jaque mate técnico, yo lo que espero es que digan: señores esto es nulo o lo volvemos hacer o aquí se acaba el caso. Que digan que es nulo. Nulo quiere decir que no vale.
De paso, me conformo porque les salvaría a ellos la ilusión de ir algún día al mundial. O que doña FIFA los siga bendiciendo mandándonos la copa del mundo para ir a adorarla (que, por cierto, no creo que sea la original).
Si la federación resuelve así yo retiro de la CSJ el amparo, porque mi objetivo no es dañar.
Si no, yo sigo esta ruta: acabarse esta federación de fútbol. A todos. Todos son responsables de esto. Nadie de ellos ha dicho: yo no estoy de acuerdo con esto que es ilegal, esto no está bien, está incorrecto, yo renuncio, etc. Nadie.
El último recurso que se tiene es la apelación si la respuesta no es positiva para ustedes, ¿Cuál es el paso siguiente?
La siguiente semana presento una denuncia ante la Procuraduría de los Derechos Humanos y después presento otra ante las Naciones Unidas a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y me falta poner en autos a la FIFA.
Yo soy miembro de organizaciones internacionales de juristas, soy miembro del Senado de la Unión Iberoamericana de Abogados y tengo acceso a viajar a Europa. De España a Suiza no hay mucha distancia. Para mí este es un caso emblemático precisamente porque están en desventaja los jugadores.
¿En algún momento ha pensado dejar el caso?
¡Jamás! No. Solo muerto y tal vez, si existe maya ―como yo creo― estaré pendiente y tendré más fuerza porque podré penetrar a los archivos de la federación y publicarlos.
Este es el caso de mi vida.
¿Por qué?
Porque estoy luchando con un muro escondido, donde no son capaces de dar la cara. Yo los emplazo a un debate a esos abogados de la federación para demostrarles ―públicamente― una de las dos alternativas: que no saben derecho o que están actuando maliciosamente.
¿Le gusta el fútbol?
Sí, me gusta. Creo que aquí se debería de aprender a jugar eso que le llaman fútbol. El gran opio no es una actividad mala. En mala la convierten esos que la hacen una insaciable ambición.
Aquí se juega porque es un negocio. Todos ganan: los que se publicitan, los productos que se consumen, los involucrados. Eso no es deporte. Eso es negocio y multimillonario.
No hay ninguna FIFA, ninguna institución futbolera que valga lo que vale la dignidad de un país, por mucho que se esté acostumbrado a que un país ―por medio de sus representantes― se arrodille a besar banderas.