El tenista español David Ferrer se despidió del Masters de Londres con su tercera derrota consecutiva, ante el suizo Stanislas Wawrinka, cuya clasificación a semifinales depende del partido entre Rafael Nadal y Tomas Berdych.
Wawrinka, sexto jugador del mundo, de 28 años, batió al alicantino, tercero y de 31 años, por 6-7 (3), 6-4 y 6-1 en un intenso partido de 2 horas y 19 minutos en el que se vieron algunos de los mejores momentos de tenis de este torneo que cierra la temporada reuniendo a los ocho mejores.
«Fue muy duro», resumió Wawrinka al final del encuentro.
Si el número uno, Rafael Nadal, ya clasificado a semifinales, gana este viernes por la noche al octavo, el checo Tomas Berdych, Wawrinka estará clasificado.
Si gana Berdych, habrá que echar mano de la calculadora porque estará empatado a victorias con Wawrinka y se tendrán en cuenta sets y juegos ganados.
«Esta noche seré un gran fan de Rafa», aseguró Wawrinka, «yo ya hice mi trabajo y ahora me toca esperar».
Ferrer ya estaba eliminado al empezar y podía haber afrontado el partido a quien le quedan diez minutos de trabajo en la oficina antes de irse de vacaciones.
Sin embargo, intentó ganar y el público, que suele comprar las entradas con tanta antelación que no sabe si verá al número uno o al número ocho, se lo recompensó.
Ambos jugadores se habían enfrentado en 11 ocasiones, con siete victorias del alicantino. Esta temporada jugaron las finales de los torneos de Buenos Aires y el Abierto de Portugal, con victoria de Ferrer en la primera y de Wawrinka en la segunda.
Wawrinka arrancó el set dominando con su servicio, pero este le falló en el peor momento, cuando dominaba 5-2.
El undécimo juego de esa primera manga fue lo más reseñable del encuentro. Duró 15 minutos y ambos estuvieron a un punto de anotárselo en varias ocasiones. De hecho, llegaron a darlo por acabado a favor de Wawrinka, pero una reclamación de Ferrer que resultó acertada obligó a volver a la cancha y el alicantino se lo anotó.
La segunda y tercera mangas fueron totalmente de Wawrinka, pero siguió primando el buen juego, las subidas a la red, los servicios poderosos del suizo y las devoluciones milagrosas de Ferrer.