El FC Barcelona confirmó su supremacía en la Liga Española con triunfo inobjetable ante un Real Madrid esforzado pero falto de chispa en ataque. El gane pone a los azulgranas en la cima de la tabla con 28 puntos, seis por encima del conjunto madridista.
Culés y merengues nos han acostumbrado a batallas campales con altas dosis de buen fútbol y entrega. El clásico 227 no estuvo exento de lo primero, pero el talante ofensivo y las genialidades no fueron la tónica hoy en el Camp Nou.
Desde el inicio, el Barça se hizo con el control de la pelota, realizando el juego pie a pie que nos tiene acostumbrados. La sociedad Iniesta-Neymar empezaba a despuntar, mientras que la mediacancha rival no lograba carburar.
El Madrid presentó dos sorpresas en la alineación: ubicar a Bale como titular en dupla con Cristiano Ronaldo, mientras que situó a Sergio Ramos en como volante de marca. Con eso Ancelotti mandaba una señal clara: esperar con muchas piernas en el primer cuarto de cancha y contragolpear con Di María, Ronaldo y Bale y, si se podía, con los laterales Marcelo y Carvajal.
Neymar sería el protagonista del juego, y lo reiteró desde el inicio, con el primer aviso en remate al 17 que Diego López controló sin sobresaltos. Dos minutos más tarde Iniesta, amo y señor en el ataque culé, lanzó un pase a Neymar en el borde izquierdo del área, quien remató y colocó al costado derecho del arco madridista. Era el 1-0 para los locales ante un Madrid cauteloso en exceso.
El gol fue la cachetada que necesitaba el equipo blanco para arriesgar un poco. Ángel Di María hacía estragos por la derecha y Gareth Bale, más a base de esfuerzo que de talento, incomodaba a la defensa barcelonista.
Sin embargo, la gran deuda la tuvo Cristiano Ronaldo. El portugués nunca le encontró la vuelta al partido; se mostró poco incisivo e impreciso en el último cuarto de cancha. La ocasión más peligrosa que generó fue un centro rastrero al área que no pudo rematar Khedira, quien reclamó penalti por mano de Adriano. El réferi Undiano Mallenco no marcó falta.
El primer tiempo terminó con el Madrid con la pelota, pero sin inquietar a un Barcelona sólido en todas sus líneas, aunque incapaz de concretar las llegadas que generaba.
Esto se debió en buena parte a la pobre actuación de Lionel Messi. El argentino no tuvo peso, se le notó lento, falto de forma e incapaz de hilvanar sus regates habituales.
La segunda mitad inició la misma dinámica: el Madrid buscando materializar con gol el dominio de la pelota, mientras el Barca mostraba un fútbol equilibrado y sin preocupaciones por ceder la iniciativa del juego.
Los visitantes intentaron imprimirle velocidad en ataque con el ingreso, al minuto 55, de Asier Illarramendi por Sergio Ramos quien estaba en capilla ardiente con una tarjeta amarilla. Esta apuesta de Ancelotti parecía dar frutos cuando Cristiano, al 57, disparaba al marco defendido por Valdés, quien respondió a la altura de las circunstancias. Un minuto después, Di María remató y anunciaba que el Madrid iba decididamente por el empate.
Un remate en el palo del recién ingresado Benzemá, más una clara falta en el área de Mascherano sobre Cristiano que el árbitro no señaló, encendieron las luces de alarma para los locales.
Pese al sufrimiento creciente que vivía el Barça, el Tata Martino supo responder tácticamente e hizo entrar a Alexis Sánchez por Cesc Fábregas, quien arrastraba las piernas en la cancha.
Con el chileno, los azulgranas ganaron fuelle arriba. Pepe y Varane, de buena actuación, sentían la presión en la salida y los regates del recién ingresado, su dolor de cabeza de ahí en adelante.
Luego vino la joya que le valió el boleto a los 98,738 aficionados que abarrotaron el Camp Nou. «Maravilla» Sánchez se hizo con la pelota, evadió la marca de Varane y soprendió con una espectacular vaselina sobre el cuerpo de un impotente Diego López. Se selló el 2-0 en la cuenta que parecía sentenciar el juego.
Pero el Real Madrid, fiel a su espíritu guerrero, no dio el brazo a torcer. De la mano de Benzema, Jesé y Cristiano desbordaban en ataque en procura de la remontada. Al minuto 92 llegó el descuento blanco, con una corrida de Cristiano, quien se la dio a Jesé para que el joven jugador marcara por bajo. Fue el consuelo al esfuerzo visitante, quienes después del pitazo final salieron del campo con la amarga sensación de haber merecido algo más.
Futbolísticamente se vio a dos equipos parejos, pero ambos muy lejos de su mejor nivel. En medio de la deuda, el Barcelona aprovechó pocas oportunidades que generó para convertirse en justo ganador del cotejo. Los seis puntos de ventaja de los catalanes sobre el Madrid son importantes, sin embargo emerge una certeza de todo esto: la Liga está muy lejos de definirse.