Si el juego contra Islas Salomón fue un festín de goles, el duelo de cuartos de final contra España fue de dientes apretados. España, haciendo valer su jerarquía, venció 2-1 a la Selecta que se despidió con decoro del mundial de fútbol playa que se lleva a cabo en Tahití.
El primer periodo vio a una selección salvadoreña sin prisas, concentrada, y aplicada en la marca. Mantuvieron a raya a Nico, jugador más peligroso de los rivales.
Cerrar espacios no implica necesariamente renunciar al ataque. Sendos disparos de Ruiz a los 56 segundos y al 1:23 prometían que la Selecta llegó a Pepeete a dar pelea.
Los palos fueron protagonistas, al 2:55 por remate de Alvarado y de la selección española al 3:21.
El balón lo manejaba con más claridad España y ese fue su camino a crear más situaciones de peligro. Ramos se extendió cuan largo es para detener un tiro libre ibérico. Era el anuncio de lo que se venía.
Llorenc, al 6:34 aprovechó la presión que realizaba su equipo para quebar el bloque cuscatleco y decretar así el 1-0.
Los equipos con temple y actitud se prueban en situaciones adversas, como esta. Los nuestros no bajaron los brazos y mantuvieron el oficio en defensa.
Eso, claro está, no era suficiente. El rival también cuenta y, al igual que la selecta playera, no daban respiro. La debilidad principal de los azules fue la falta de serenidad para concretar las opciones en el último cuarto de cancha.
Justo al cierre del primer periodo, el meta español Dona se volvió figura al detener dos llegadas claras, a menos de dos minutos del final.
La segunda etapa llegó con un remate al arco del Tin Ruiz. El delantero estuvo esforzado, como es costumbre en sus actuaciones. Sin embargo adoleció de fineza y, ¿por qué no decirlo? De suerte para marcar las opciones que tuvo.
La selección salvadoreña nunca perdió la paciencia. En un partido cerrado como este la clave es estar concentrados de principio a fin y aprovechar los descuidos de los contrarios.
Fue esa perseverancia la que permitió alcanzar el gol del empate al minuto 23, en los pies de Walter Torres, quien cobró un penalti inapelable.
Conforme iba corriendo el reloj, las opciones escasearon y la tensión se hacía latente. Colectivamente la selecta fue superior. También mostró la garra y el coraje propio de un equipo que merecidamente obtuvo su derecho de acceder a cuartos de final.
Pero los partidos se ganan con goles. Por eso España, apelando a la genialidad de sus individualidades dictó el 2-1, con una chilena de Antonio al minuto 33, para poner fin a la ilusión de clasificar a semifinales del mundial de futbol playa.