El Salvador
jueves 17 de abril de 2025

Una vida entre las velas de chorro de San Antonio del Monte

por Gabriela Cruz

Las mujeres que se dedican a la elaboración de las velas de chorro características de Semana Santa resguardan una tradición que se ha heredado durante décadas en Sonsonate.

Las velas son un símbolo de fe y devoción para miles de salvadoreños en Semana Santa. En San Antonio del Monte, Sonsonate, son la imagen representativa de una tradición centenaria que se ha preservado por generaciones en esta localidad del occidente del país: la elaboración artesanal de las velas de chorro.

Este tipo de velas son hechas a mano por varias mujeres en el corazón de la ciudad, quienes continúan resguardando las técnicas artesanales que les enseñaron sus madres y padres décadas atrás. Son producidas mediante un método de chorreo o vaciado de cera caliente en las mechas que sostienen su estructura hasta alcanzar su tamaño ideal.  

Foto D1/Gabriel Aquino

Sin necesidad de moldes y aprovechando la gravedad, cada mecha es colocada en una rueda de hierro que suspendida en el aire gira para que las artesanas chorreen la parafina en cada una de ellas con paciencia y constancia. En una hora de baño continuo de cera, la vela es completada hasta lograr el grosor ideal. Luego, se alisa y se corta la base para que se sostenga firmemente.

Foto D1/Gabriel Aquino

Esta técnica la ha conservado Dora Miriam Quinteros, quien a sus ochenta años de edad lidera un negocio dedicado a la elaboración de velas que son solicitadas por cofradías, iglesias y feligreses particulares de San Antonio del Monte y otros pueblos de Sonsonate. Junto a su esposo, Carlos Arévalo, asumió las riendas del negocio familiar.  

Foto D1/Gabriel Aquino

“El negocio viene de cien años atrás. Primero la bisabuela de ella, después la abuela, luego la mamá y ahora se ha quedado ella, pero viene a través del tiempo. Lo que hago es apoyarla, ella es la que lleva todas las riendas del negocio, tanto en la elaboración, compra de materiales y mercadería. Ella es la que sabe”, dijo su pareja con orgullo. 

Foto D1/Gabriel Aquino

Dora Miriam ofrece las velas de chorro desde $1.00 dependiendo de su tamaño. Por su parte, Don Carlos, de 76 años de edad, se encarga de la elaboración de veladoras en vaso de cristal y sirios pascuales, que son solicitados por los sacerdotes de la localidad. Dependiendo de su tamaño, los sirios pueden costar entre $10.00 a $35.00 y el más grande, de un metro de altura, puede costar hasta $100.00.

Foto D1/Gabriel Aquino

A pesar de sus condiciones de salud, Dora Miriam se ha mantenido atenta a las peticiones de sus clientes y dirige a las personas que la ayudan en la fabricación. Sus manos, que por años produjeron miles de velas, ahora dirigen el negocio con paciencia y liderazgo. La pasada Semana Santa logró surtir con su labor más 1,500 velas de chorro que llegaron a las manos de los feligreses, que las encendieron con devoción ya sea en los altares o las procesiones.

Foto D1/Gabriel Aquino

En esta temporada, en la que más se solicitan las velas de chorro, le han encargado la elaboración de 500 velas desde Sonsonate y 100 velas más desde la Cofradía de Izalco. Admite que la demanda de velas ha disminuido en este año, sin embargo, guarda la esperanza que las peticiones aumenten a días de celebrarse la Semana Santa.

Foto D1/Gabriel Aquino

“A mí me gusta hacer veladoras, pero cuando hay necesidad y viene alguien que necesita 10 candelas y no viene la señora que me ayuda, yo me pongo a hacerlas. Y las hago. Y me dice mi esposo: ‘¿Y por qué las está haciendo, Dora Miriam?’ Le digo: ‘Carlos, si hay necesidad, hay que lograrlo’”, expresa con determinación.

Foto D1/Gabriel Aquino

Según Dora Miriam, las personas que habitualmente solicitan las velas de chorro son católicas y las buscan especialmente para Semana Santa. Sin embargo, en casos excepcionales, también han llegado practicantes de la Santería para pedir velas negras, un pedido que ella se niega a cumplir por sus convicciones religiosas. «Yo soy católica, estoy comulgando y no puedo», les explica con firmeza.

Foto D1/Gabriel Aquino

Doña Miriam y su esposo no son los únicos que se han mantenido activos preservando esta tradición. Enmma Luz Castillo, de 56 años de edad, se ha mantenido activa en la temporada previa a Semana Santa por pedidos de diversos clientes que buscan tener en sus altares o procesiones las típicas velas de chorro. La mujer, originaria de San Antonio del Monte, también heredó el conocimiento de su familia, por lo que elabora este tipo de velas desde que tiene memoria.

Foto D1/Gabriel Aquino

“Recuérdese que nuestros padres son los que le enseñan a uno estos procesos y son herencias. Uno va aprendiendo de ellos. Pero uno llega a tener una edad en cual uno comienza a trabajar. No recuerdo cuantos años tenía cuando comencé, pero es lo que a uno le queda para trabajar. Si uno no puede estudiar porque a los padres no les alcanza para eso, pues con esto uno sobrevive”, afirma Castillo mientras baña cuatro decenas de mechas con cera.

Foto D1/Gabriel Aquino

Doña Enmma también elabora las velas de chorro por encargo y la temporada en la que más recibe esta demanda es en la Semana Santa. A pesar de que recibe pedidos a lo largo del año para surtir con velas algunas iglesias, e incluso funerales, trabaja de otros oficios para poder subsistir.

Foto D1/Gabriel Aquino

La fabricante de velas artesanales logra colocar entre 60 a 120 velas a la vez en la rueda de hierro, las cuales recubre con la parafina derretida hasta completar su grosor en un proceso que dura un aproximado de dos horas. Las velas fabricadas por ella son revendidas por sus clientes desde $1.50 la unidad. Sin embargo, también añade que la venta ha iniciado con calma, por lo que espera que la demanda aumente la próxima semana.

Foto D1/Gabriel Aquino

 “Yo ahorita tengo un encargo para la otra semana que supuestamente para el Jueves Santo y son diez docenas de velas de chorro. Pero si en el proceso se hacen más encargos, se hacen más”, indica con una sonrisa.

Foto D1/Gabriel Aquino

Cada artesana es única como las velas que han moldeado con sus propias manos y han sabido preservar el conocimiento heredado de su familia durante años. El proceso para la creación de las velas de chorro se ha convertido en un símbolo de fe, luz y una promesa para resguardar las tradiciones que han definido a la cultura cristiana salvadoreña.

Foto D1/Gabriel Aquino