Entre caminos de tierra y la naturaleza, se encuentra un pequeño paraíso que cobra vida con el batir de cientos de alas.

Es un lugar donde las mariposas no solo vuelan sino que nacen, se transforman y cuentan su historia en cada rincón. El Mariposario Alas y Flores, dirigido por Joel Mendoza, se ha convertido en una joya escondida a 30 minutos de San Salvador.

Aunque este lugar renació en 2021, Joel Mendoza se ha encargado del mariposario desde hace décadas, con paciencia, dedicación y mucha esperanza que siga creciendo.

“Este siempre fue mi sueño”, dice Joel, quien no solo está a cargo del lugar, sino que también lo cuida con una pasión que se nota en cada detalle de cada cosa que hace.

Actualmente, albergan 15 especies de mariposas, entre ellas las más admiradas son la “morfo azul”, “tigritas” o “cebras”, “cristal”, que en todo el recorrido se pueden encontrar muchas más.

La pasión y esfuerzo que Joel realiza día tras día, denota un conocimiento amplio al momento de explicar sobre la investigación de cómo cada mariposa necesita una planta específica para que su oruga se alimente. “No es solo tener flores, ya que cada especie busca su planta hospedera para dejar sus huevecillos. Si no la encuentra, simplemente no se reproduce”, explicó Joel Mendoza.

En el mariposario todo tiene su razón de ser. Desde las plantas de maracuyá, ruda o viboraña, hasta los pequeños espacios donde Joel cuida con esmero cada etapa del ciclo: huevos, orugas, capullos y finalmente, mariposas.

Iniciando con la recolección de los huevos en todo el mariposario cada día, para luego transformarse en una oruga hasta llegar a la metamorfosis y se convierte en una colorida mariposa. Todo esto puede ocurrir en entre 15 días las más rápidas y hasta 80 días las más lentas.

“Cuando nacen las orugas, las traslado a su planta indicada para que empiecen a alimentarse”, detalló Joel.

Además, el mariposario está abierto de martes a domingo, sin importar la temporada. Joel asegura que aquí siempre hay mariposas, ya sea en invierno o en verano y pueden llegar a haber unas 900 mariposas en todo el complejo. “Lo que sí cambia es la cantidad o la especie que veas volando, porque cada una tiene su propio ritmo”.

Visitar este mariposario no es solo una salida de vacaciones. Es una experiencia para reconectarse con lo esencial que es la vida, la transformación, la belleza natural que, muchas veces, olvidamos mirar.

El Mariposario Alas y Flores se encuentra ubicado en el kilómetro 21 ½ de la Ruta Panorámica, en San Francisco Chinameca y el aporte de entrada por persona es de $3 dólares, que ayuda al mantenimiento y funcionamiento del lugar.
