La delata un pequeño reloj de arena rojo en su abdomen brillante y negro. Diminuta en tamaño, inspiran admiración y terror por su apariencia y su mala fama a nivel mundial. La araña viuda negra, conocida por los salvadoreños como “casampulga”, detona las pesadillas de aquellos que temen el poder de su picadura.
Su veneno es 15 veces más fuerte que la mordedura de una serpiente cascabel. Su ponzoña posee un complejo de enzimas entre las cuales se halla la Alfa-Latrotoxina, asociada a cuadros de envenenamiento. ¿Por qué deberíamos convertirlas en nuestras “amigas” o al menos tolerar su existencia en el mundo animal?
Así como otras especies de arañas, la casampulga forma parte del control natural que poseen los ecosistemas dentro de la cadena alimentaria. Se alimentan de zancudos, cucarachas y moscas, enemigos públicos de la salud humana que transmiten enfermedades como el dengue, zika, gastroenteritis, cólera, diarrea y un sinfín de patologías más, que han provocado la muerte de miles de personas alrededor del mundo.
Aunque la lógica común nos exige atacarlas y aplastarlas, cómo podemos equilibrar la importancia del control de plagas que nos regala la naturaleza y la prevención ante un animal que nos puede llevar directo al hospital.
La clave está en la información contra los prejuicios que giran en torno a un animal tímido que ataca si es molestado, busca refugio en las zonas urbanas y puede ser controlado a través de depredadores naturales y orden en la casa. Así lo afirma Enrique Maldonado, experto en arañas de la Universidad de El Salvador (UES), con diez años de experiencia en el estudio de su comportamiento.
“El nombre de viuda negra se deriva de principalmente de la acción que hacen las hembras en la araña hembra de comerse al macho, luego de la cópula. Pero eso es mal informado, eso no siempre sucede”, informó el entomólogo a Diario 1 sobre los datos poco conocidos del arácnido. El aperitivo mortal suele ser una fuente de nutrientes durante la etapa de apareamiento.
“La viuda negra científicamente se reconoce como Latrodectus mactans y tiene una característica de un pequeño relojito de arena, color rojo o anaranjado que dependiendo de muchas cosas puede variar, en la zona abdominal. Pero aquí comienzan los problemas, no solo esa especie tiene el relojito de arena y no todas las viudas negras deben tener ese reloj de arena”, explicó el especialista.
La viuda negra cuenta con una “hermana” poco conocida llamada viuda café, viuda gris o araña geométrica, siempre dentro del género Latrodectus, que también está presente en El Salvador. Maldonado la describe como una araña con la forma similar a la de la viuda negra, con tonos marrones o cafés y el mismo reloj de arena, pero anaranjado o amarillo, con líneas atigradas en su abdomen abultado. Presenta ranuras en las patas afiladas con las que teje sus telas irregulares. Su veneno es menos letal en comparación al de su hermana.
En tanto, la protagonista de nuestra historia es totalmente negra con el relojito de arena rojo justo en el abdomen, que a veces se logra apreciar y otras veces no dependiendo de su tamaño. La seda de su tela es muy irregular. Mientras que la hembra tiene el tamaño de aproximadamente 3 a 5 centímetros, los machos pueden ser mucho más pequeños con medidas entre los 4 cm a 6 milímetros (12 a 18 milímetros incluyendo las patas).
Otras especies buscan mimetizar su apariencia con la casampulga. Varias de sus primas, como la noble viuda falsa (Steatoda nobilis) y la falsa viuda mediterránea (S. paykulliana), imitan sus colores y formas para engañar a sus depredadores.
¿Puedes morir por la picadura de una araña viuda negra?
Su nombre puede sonar aterrador, pero las muertes por mordedura de viuda negra son muy raras. “Es frecuente el envenenamiento, pero no llega a la mortalidad. Los casos de muerte son muy pero muy pocos y se asocian a un cuadro de salud complejo o cuando son niños muy pequeños o personas de avanzada edad”, indica Maldonado.
La acción del veneno también es variable, según la condición del paciente. No obstante, adultos mayores, menores de edad y personas con enfermedades crónicas como problemas cardíacos, hipertensión, diabetes, entre otros, son los grupos más vulnerables ante el riesgo de picadura.
La intensidad de su veneno también depende del tamaño, el sexo, el desarrollo (ejemplar juvenil o adulto) del animal. Todos estos factores son analizados por los expertos para referir qué tan ponzoñosa puede ser su mordedura.
“Ya sabiendo esto, se invita a nunca no manipular a las arañas, porque es un estresor importante para ellas y para nosotros. No se puede arriesgar de esa forma. De esta manera no se pone en peligro la salud del ser humano ni la vida de la criatura”, refiere Maldonado sobre un posible encuentro con el arácnido.
René Fuentes, entomólogo y maestro en Ciencias Naturales de la UES, afirma que se necesita la picadura de cinco arañas viudas negras para matar a un adulto sano. El especialista señala que el dolor de gran intensidad es la mejor característica para identificar su picadura.
“A la que yo le tengo mucho respeto y miedo es a la vida negra. La veo tranquilo, la manipulo su distancia, porque estos arácnidos no te atacan si no les haces nada, si pican lo hacen como un mecanismo de defensa”, refiere el experto habituado a manipular arañas.
La literatura científica describe la picadura de viuda negra como el pinchazo de un alfiler, aunque algunas personas no pueden llegar a sentirlo hasta dos horas después. La hinchazón y el enrojecimiento aparecen en el punzón de sus colmillos.
Estos son los primeros signos de latrodectismo, el síndrome de emponzoñamiento por mordedura de arañas del género Latrodectus, que se asocia a la aparición de fiebre, hiperventilación, espasmos, presión alta, debilidad muscular, náuseas, vómitos, ansiedad y dificultad respiratoria.
El dolor abdominal aparece si la picadura ocurrió en la parte inferior del cuerpo, mientras que el dolor en el pecho puede presentarse si picó en la parte superior.
En caso de picadura, es imperante asistir a un centro asistencial de forma inmediata y se pide en la medida de lo posible que se capture o se le tome foto al ejemplar, para que los expertos y equipo médico atiendan la emergencia y analicen el grado de envenenamiento. Mientras tanto, la picadura se maneja como un cuadro sintomático posible de picadura con la aplicación del antídoto al paciente que ha sido mordido.
¿Dónde se ocultan?
Las arañas viudas negras se encuentran en zonas cálidas de todos los continentes, excepto la Antártida. Viven entre 6 a 12 meses desde su nacimiento hasta su etapa adulta y durante este período pueden poner al menos un saco con 200 a 800 huevecillos. Los huevos eclosionan en unos ocho días. Su alimento consiste en moscas, mosquitos, escarabajos, hormigas y orugas.
Factores medioambientales a veces las obligan a buscar los hogares humanos, más en temporada lluviosa. “El agua está penetrado en su hábitat, entonces ellas se están desplazando hacia los lugares secos y ¿dónde van a estar esos lugares secos? La frontera habitacional está llegando a los hábitats naturales de los arácnidos”, refiere Fuentes, quien suma la deforestación y la contaminación como otros aspectos que obligan a las arañas a salir de su entorno natural.
En zonas urbanizadas, estos arácnidos buscarán los hogares “acumuladores”, que poseen muchos objetos en un espacio reducido y con poca iluminación. Al ser muy tímidas, preferirán las esquinas y los sitios más alejados con puntos de anclaje para conectar su seda y armar sus telas.
Bajo estas circunstancias, también entran en las casas que resguardan leña, ya que en la naturaleza buscan anidar bajo los troncos, rocas, ramas y sitios oscuros y secos. Por esta razón, al entrar en contacto con los seres humanos, tienden a buscar cajas, sótanos, zapatos sin usar y grietas de patios y terrazas.
El orden y la limpieza en el interior de las viviendas tanto en zonas urbanas y rurales previenen su aparición. Ayuda ser amigables y tolerantes con especies vivas que son depredadores naturales de estas arañas, como las aves, las lagartijas o geckos. Ellos se la pueden comer perfectamente, afirman los expertos. De esta manera, se respeta el equilibrio de la naturaleza y previene encuentros innecesarios con el animal.
Maldonado concluye: “Aquí es te ayudo y me ayudas. Al dejar el ecosistema natural siga su propia cadena alimentaria, es posible que así se pueda controlar la casampulga de forma natural”.