Los salvadoreños Juan Carlos Valle y Glendy Fernández se han aferrado al chocolate artesanal para salir adelante y sueñan con expandir su marca a «todo el país que se pueda».
Los esposo son los propietarios de una pequeña empresa familiar de chocolate artesanal 100% salvadoreño y han creado la marca «Tetonalli», palabra náhuatl que significa alma y se asocia a un nuevo comienzo.
El chocolate artesanal se elabora aprovechando al máximo sus propiedades naturales, es decir, conservando los más altos niveles de cacao para brindarle el mejor aroma, la textura más agradable y estimando siempre, que sea rico al paladar.
Los salvadoreños llevan elaborando chocolate -en diversas presentaciones- desde hace tres años y la idea del emprendimiento surgió luego que Juan Carlos fuera deportado en 2017 de Estados Unidos, país donde trabajó cinco años.
Glendy, a quien su abuela le enseñó a elaborar chocolate de tablilla redondo -conocido así por su forma- y que es utilizado para preparar diferentes bebidas, recuerda que el «proceso fue duro y con muchos aprendizajes», ya que comenzaron vendiendo su producto de manera ambulatoria y en ferias, y muchas veces «no lograban sacar siquiera el costo de la inversión».
Mientras, Juan Carlos aprendió el proceso viendo vídeos en YouTube.
«Desde pelar el cacao fue un aprendizaje. Al inicio lo hacíamos con la mano y una vez pasamos (junto a su esposa) un día entero pelando 10 libras (de cacao) y me dije: esto no puede ser. Así que investigué y resulta que con el calor de el secador de pelo se podía y pelamos las 10 libras en cinco minutos», expresó.
Ahora ya cuentan con equipos especializados para el proceso.
En un principio, el producto artesanal no tuvo aceptación por el precio, ya que no competía con otros productos similares que, por sus volúmenes, podían ser ofrecidos a menor precio, pero los esposos encontraron un respaldo en el proyecto Alianza Cacao.
Alianza Cacao es miembro del Comité del Cacao de Centroamérica y República Dominicana (Sicacao) y está contribuyendo con el lineamiento de la Estrategia Regional de Cacao, que apuesta por mejorar el acceso y posicionamiento de los productos intermedios y terminados para el consumidor final.
Alianza Cacao capacitó a los salvadoreños, apoyó con fortalecimiento de imagen comercial, asesoría empresarial, equipos, un plan de negocio y la ruta de trabajo para empezar a enfocar su propuesta de valor.
Camila Sandoval, coordinadora de Agronegocios de Alianza Cacao El Salvador, señaló que una estrategia del proyecto es fortalecer la micro y pequeña empresa del país para que sean principales motores de la dinamización de la cadena de valor del cacao nacional.
Destacó que «la información es poder» y Glendy y Juan Carlos capitalizaron la información de su plan de negocios y se focalizaron.
Los chocolates «Tetonalli», un producto saludable y de calidad, son elaborados con productos bajos en azúcar y con aceites naturales, y se producen alrededor de 25 barras diferentes.
Con el apoyo del Proyecto Alianza Cacao El Salvador, se comercializan chocolates «Tetonalli» en 25 puntos de ventas, entre ellos tiendas de conveniencias de gasolineras y supermercados.
De acuerdo con Sandoval, el éxito de «Tetonalli» es que Glendy y Juan Carlos «se hicieron dueños de los procesos, capitalizaron las asesorías empresariales, han podido focalizar y adaptar su negocio».
Los emprendedores pasaron de comprar 25 libras de cacao mensuales a entre tres y cuatro quintales mensuales, y compran a productores que también trabajan con la asistencia técnica de Alianza Cacao y que les abastecen conforme a los criterios y patrones de calidad que ellos necesitan.
«El éxito es que nunca nos hemos cerrado a la idea de producir, de generar dinero, empleos y tenemos varias maneras de vender a través de Tetonalli», dijo Juan Carlos.
La marca «Tetonalli» es un icono en El Salvador, ha demostrado que el cacao es una opción que permite un medio de vida, resalta un cultivo con identidad y es la prueba viviente que no es necesario irse del país.