Cuando la vida solo podía fotografiarse en blanco y negro, Dora María Téllez se unió a los movimientos estudiantiles que apoyaban a los guerrilleros alzados contra la dictadura en Nicaragua que presidía Anastasio Somoza Debayle, el último de la dinastía Somocista. Una vez radicalizada, abandonó sus estudios de medicina que pagaba su privilegiada familia de clase media y se enroló en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Comenzó como administradora comprando vituallas, resumiendo noticias, redactando documentos y finalmente se fue a la clandestinidad. Antes, mucho antes que el FMLN existiera y desarrollara la omnívora forma militar que llegó a tener en El Salvador, ella ya estaba cincelando la reputación que le antecede en toda Centroamérica: en el Frente Norte Carlos Fonseca llevó con sus compañeros la guerra de liberación a las ciudades, participó como la única mujer en la toma del Palacio Nacional en la conocida como Operación Chanchera y, al caer el dictador, entró triunfante a Managua, momento que Sergio Ramírez recuerda en su libro Adiós Muchachos: “Solo tenía veintidós años, al mando de una tropa de adolescentes, había sacado de todos sus reductos a la Guardia Nacional, hasta hacer huir del cuartel departamental al general Gonzalo Everstz, el temible Vulcano”. Asumió como ministra de salud en el gobierno sandinista hasta que rompió con los hombres y las mujeres con los compartió trincheras de adoquín cuando notó que el culto a sí mismo que había cultivado Daniel Ortega Saavedra estaba dando frutos agusanados en las mentes más proclives a los discursos rancios. Fundó el Movimiento Renovador Sandinista (MRS) con el que intentó detener el ascenso al infierno del danielismo pero ya no pudo, ya era tarde. Su organización política fue ilegalizada. Se fue a una huelga de hambre pero logró muy poco.
La de Téllez es una voz potente que escuchan con las orejas bien tensas tanto la Nicaragua que aborregan Ortega y su mujer Rosario Murillo como la Nicaragua que se niega a partirse la espina en reverencias frente a la pareja presidencial. Sus opiniones son tan incómodas para el poder establecido que el 7 de enero del año que transcurre su casa, en Ticuantepe, uno de los municipios periféricos de Managua, la allanó la Policía Nacional. Desde entonces volvió a la clandestinidad: no responde mensajes en sus cuentas de redes sociales y cuando les preguntan por ella sus conocidos responden que en cualquier momento reaparecerá. Se puede llegar a ella solo por medio de un golpe de suerte, algo que en este ambiente paranoico es poco frecuente: alguien que consigue un número y su contestación que aparece unas horas después: “Aún estoy bajo resguardo en una casa de seguridad. Así que no puedo comprometerme a una entrevista en persona, solo virtual”.
Para crearse una imagen de su aspecto físico basta ver las tantas fotografías y videos que de ella hay publicadas en internet: lentes sin marco, colochos cenicientos, presencia masculina. Tiene un aire a la fallecida cantante Chavela Vargas, con la diferencia que ella hizo una revolución en la vida real, no en canciones.
En esta entrevista la exguerrilla e historiadora habla sobre las traiciones del FMLN a los nicaragüenses, la nacionalización del expresidente Mauricio Funes y la dictadura de Ortega a quien conoció en los frentes de guerra.
Usted que conoce y trató con los líderes del FMLN, ¿cómo vio su derrota electoral este año?
Mientras estuvo en el poder su actuación se caracterizó por un desempeño clientelar con muchas acusaciones de corrupción, un ejemplo es la que hay sobre Mauricio Funes, es decir, nos está hablando que la corrupción es un problema importantísimo en la administración pública de El Salvador y el FMLN no fue capaz de sustraerse de eso. Otro elemento: el FMLN cayó en el mismo vicio en que cayó Ortega: navegar en miles de millones de dólares de la cooperación venezolana, utilizarlos como dinero de bolsillo para fines partidistas, para fines de acumulación de dinero en personas. Eso obviamente desgasta a los partidos políticos y, si no te logras presentar como una alternativa creíble desde el punto de vista de la administración pública, y de la efectividad en la solución de los problemas de la población, simplemente pagas el costo. El FMLN pagó un costo altísimo de no haberse percatado que eso estaba erosionando su base social hasta llevarlo a un nivel mínimo en el que debe bregar contra la corriente.
¿Qué piensa del apoyo del FMLN a Ortega?
La actitud ha sido de total complacencia y complicidad con la dictadura de Ortega, incapaces de emitir una sola condena. Yo, francamente, anoto este asunto muy claramente porque, a la hora en que los nicaragüenses hemos sufrido graves violaciones a los derechos humanos, los líderes del FMLN han guardado silencio o han organizado eventos o actividades para mover solidaridad con los Ortega-Murillo. Me parece que es una mala manera de compensar la solidaridad del pueblo nicaragüense con El Salvador y con el FMLN, porque la solidaridad (ayuda que Nicaragua dio al FMLN en los años 80) no salió de la bolsa de los Ortega-Murillo, sino del pueblo nicaragüense. El FMLN traicionó la solidaridad del pueblo nicaragüense con el pueblo salvadoreño.
El FMLN aconsejó a Funes refugiarse en Nicaragua.
Funes, al venirse a esconder a Nicaragua o a cualquier otra parte, se confiesa culpable. Esa es la verdad. Si no hubiera tenido ningún problema, si no hubiera tenido ningún obstáculo en rendir cuentas con total claridad y transparencia, simplemente estaría en El Salvador defendiendo su honorabilidad y su administración. Pero huyendo de la justicia salvadoreña se ha confesado culpable y viene a recalar en un lugar donde los delincuentes tienen acogida, les dan la nacionalidad, les dan cédula nicaragüense y además con cargos en el gobierno de Nicaragua. Estamos hablando de una actuación delincuencial que se encubre con una mafia delictiva como son los Ortega-Murillo. Obviamente el FMLN no es ajeno a esa maniobra de evasión de Funes.
En el año 2009 usted tenía una buena imagen de Mauricio Funes.
Una cosa es la expectativa y otra la realidad y la realidad es que Funes está en Nicaragua refugiado por corrupción gubernamental, corrupción con los fondos públicos y está aquí, además, aprovechándose de las circunstancias que tiene el país para hacerse con la nacionalidad nicaragüense —eso también es delictivo— no con la ley, que le obliga a cumplir determinados parámetros y se quiere proteger con la nacionalidad nicaragüense de una extradición, y además están devengando un salario él y su hijo (Diego Roberto Funes Cañas), sin hacer absolutamente nada. Esa es una prolongación de los actos de corrupción pública de Funes.
¿Puede decirse que Ortega por su gusto y antojo protege a Funes?
Estamos hablando de una asociación delictiva; Ortega es un delincuente internacional, un dictador con más de 300 muertos en su haber, está en una política de ejecuciones selectivas, hay miles de nicaragüenses perseguidos, es decir: él y su esposa que tienen que ser juzgados como delincuentes y criminales y a eso debemos agregar la otra parte que es la gigantesca corrupción realizada con los fondos venezolanos que, en el caso de Nicaragua, ascendió a casi 5 mil millones de dólares durante diez años. ¿Qué es lo que hay entonces? Una complicidad criminal entre Funes y Ortega. ¿Cuánto le está costando eso a Funes? Pues algo le debe estar costando, gratis no se lo va hacer Daniel Ortega.
¿Cómo Ortega llegó a acumular tanto poder como para refugiar a alguien con los antecedentes del expresidente Funes?
Tuvo una estrategia de acumulación de poder durante años. Lo primero que hizo fue apropiarse del partido y convertirlo en un instrumento de poder para él y su familia y con culto a la personalidad; contó con la corrupción de Arnoldo Alemán con quien pactó en 1998, pacto que les garantizaba a ambos permanecer en el poder alternativamente, o al menos eso creyó Alemán, y que Ortega utilizó como escalera para el primer gran fraude electoral en el 2006 mediante el cual accedió al poder. Ortega ha estado imponiendo el poder desde una minoría contra la mayoría del pueblo nicaragüense, coincidiendo con una etapa en la que había mucho dinero de Venezuela, y por otro lado había mucha activación de la actividad agrícola y ganadera por los precios internacionales. Desde el punto de vista económico contó con vientos favorables, organizó una alianza con el gran capital y con el sector empresarial más importante y se estableció en el poder hasta que hizo crisis con las reformas constitucionales, la amenaza de la construcción de un canal interoceánico, con las ejecuciones selectivas en el campo.
Ajá.
Ahora es una dictadura en forma plena; evidentemente hay un problema con la cultura política nicaragüense, es una política que no apuntala las condiciones democráticas sino lo contrario: el hecho que encuentras un sector empresarial profundamente asociado con este dictador, te das cuenta que ese sector tiene un déficit democrático muy importante y lo mismo puedes hablar de sindicatos o de organizaciones populares, de partidos políticos, todos asociados con la instalación de esa dictadura hasta que se produjo esa ruptura general el año pasado. Todo lo que evidencia es un problema de cultura política.
¿Cree que Ortega puede estar pensando ideológicamente para proteger a Funes?
Ortega no tiene ideología. Creo que Funes tampoco, me parece que su ideología es él mismo. Ortega puede tirar para arriba abajo la derecha la izquierda, en dependencia de sus necesidades políticas: se puede volver profundamente conservador si le conviene o liberalizado si le conviene, o enfrentarse a los gringos si le conviene o ser muy manso si le conviene; no tiene ninguna ideología más que el poder político. Repito: hay una asociación criminal en la que sin duda hay algunos negocios comunes o favores que deben, que Ortega debe y los está pagando, o que son favores que le va cobrar después al propio Funes. Pero gratis no es.
¿Protegiendo a Funes cuál es la imagen que proyecta Nicaragua al mundo?
La que ha estado proyectando Ortega: que Nicaragua es un asilo tranquilo para delincuentes internacionales. Lo mismo ha habido narcotraficantes, perseguidos en Guatemala que están aquí con cedula nicaragüense; no es el primer caso y seguramente no es el último. La dictadura de los Ortega se ha caracterizado por darle asilo a delincuentes. Esa es la realidad porque algo cobra, algo gana Ortega con eso.
¿Qué mantiene a Ortega en el poder?
Se mantiene solo por la represión: cuenta con una policía incondicional, con su familia y con un ejército de paramilitares y con la complacencia del ejército de Nicaragua. Se mantiene por la vía de la fuerza y eso es inviable porque esta es otra etapa de la humanidad, estamos hablando del Siglo 21, de otras condiciones, no se puede montar una dictadura como se montaba en el Siglo 20. Es inviable mantener un régimen que además está perdiendo sus alianzas a nivel centroamericano, ya perdió aliados en El Salvador, Guatemala, en todo el resto de Centroamérica, ya casi no le queda nada, más que Hernández (Juan Orlando) en Honduras y probablemente, en corto plazo, ya ni siquiera Hernández.
Ahora mismo parece que se mezcla la represión con una aparente calma.
Es una capa de apariencia de normalidad, porque todos debemos sobrevivir: la gente que debe hacer compras, hace compras; el que cumple años, debe celebrar el cumpleaños. Nicaragua escogió el camino de la lucha cívica, y esa lucha tiene periodos de mayor actividad y periodos en los que las protestas son distintas, entonces la protesta actual es diferente que la de abril, mayo o junio del año pasado: ahorita hay más enfoque en los paros de consumo, o en los piquetes exprés o en los plantones, que en las grandes movilizaciones justamente por el nivel de represión que hay. Pero si te estás 72 horas en Nicaragua te vas a dar cuenta que los despliegues policiales y antimotines son gigantescos, es decir, de aquí al fin de semana te puedes percatar que hay una capa muy fina que está encubriendo una convulsión social profunda y una convulsión política profunda. Si fuera una lucha armada seguramente verías combates, pero no es una lucha armada, es una lucha cívica.
¿Siguen siendo encarcelados los nicaragüenses por su oposición a Ortega?
El régimen ya no está metiendo tantos presos permanentes pero te agarran, te secuestran, te golpean, te torturan, te violan y en un plazo de 24 a 72 horas te sueltan. La otra modalidad son las ejecuciones sumarias: es gravísimo en el caso de algunos municipios donde todos los días hay asesinatos que son típicamente característicos de las ejecuciones selectivas y, en el caso del campo, esto se ha convertido en una cosa sumamente grave. En el caso de Matagalpa los secuestros a mujeres defensoras de derechos humanos también se han convertido en un asunto grave.
Ajá.
La represión es sobre los pequeños y medianos empresarios, y también sobre los grandes empresarios, que son amenazas de cierre, castigos fiscales, cierres parciales de negocios conocidos por ser opositores, y en el caso del sistema financiero, Ortega acaba de promulgar una ley que obliga a los bancos a dar información total de las cuentas de sus cuentahabientes y que obliga a los abogados a dar información económica de sus clientes; una viola el sigilo bancario y la otra el sigilo entre el abogado y su cliente y convierte a los abogados en denunciantes obligados. Esto te da una idea del molde de la dictadura.
¿Qué tan pronto puede caer Ortega y con él Funes?
Si te pones en los zapatos del régimen constatas que su condición es de colapso, es decir, Ortega manda pero no gobierna, la economía del país está estancada, el régimen no tiene capacidad de articular política económica, la oferta es cero, no están pudiendo sostener los servicios, la reforma tributaria tiene al país en recesión, simplemente la economía está terminando de hundir al régimen, tiene un rechazo total, y tiene un aislamiento internacional completo. Es decir: aislado a nivel nacional, no puede recomponer ninguno de sus factores de poder, y a nivel internacional está cada vez en peor condición, obviamente como decía un viejo general, el que no va ganando la guerra la va perdiendo; Ortega no ha podido recomponer los factores de poder con los cuales se establecía y simplemente se va hundiendo. El propio Ortega deberá escoger qué puede salvar para él y su familia, si quiere seguir viviendo aquí en qué condiciones quiere hacerlo.
¿Es posible que se quede?
Es nicaragüense y puede hacerlo. Ahora seguramente alguien lo va a ir a acusar a un tribunal cuando haya tribunales independientes. Él decidirá si se queda o se va fuera del país. Igual que Funes.
¿Sin Ortega Funes puede sostenerse en Nicaragua?
Puede, si cumple con la ley, pero obviamente su proceso de nacionalización delictuoso, por favores políticos, debe ser anulado porque no cumplió con los requisitos legales, por tanto, no tiene derecho a ser nacional de Nicaragua; como salvadoreño se puede quedar, pero en cualquier momento si un juez de El Salvador pide a la INTERPOL una orden de captura, pues aquí se ejecuta la orden de captura, porque en una Nicaragua después de Ortega no hay que estar pensando que puede ser refugio de impunidad de delincuentes.