En mayo de 1993, un año después de la firma de los Acuerdos de Paz, el periodista Juan José Dalton entrevistó al excomandante guerrillero Joaquín Villalobos sobre el asesinato de su padre, el poeta Roque Dalton García.
Cuando le preguntó por los responsables del crimen, Villalobos dijo que había sido una decisión de la entonces dirección del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) —una de las organizaciones guerrilleras más fuertes en los años setenta— y mencionó algunos nombres: “Por ahorita me recuerdo de Alejandro Rivas Mira, Jorge Meléndez, Vladimir Rogel, Alberto Sandoval y otro compañero de seudónimo Mateo y yo. Probablemente se me ha quedado un par de nombres más”, respondió.
Luego justificó el asesinato: dijo que había sido un problema de dogmatismo y un error de juventud. La entrevista fue publicada en el periódico mexicano Excélsior. Y, según Juan José Dalton, la repercusión fue enorme para la imagen de Villalobos. “Mucha gente no sabía que él había participado personalmente en ese hecho y en la prensa internacional era un hombre hasta cierto punto admirado porque era un político muy sagaz, muy hábil y se le veía con mucha simpatía. Es más, luego de los Acuerdos de Paz, muchos lo veían como candidato a presidente… Pero cuando sale esa entrevista todo ese caché se le desmorona”, expresó en una entrevista para la Agencia Paco Urondo, de Argentina.
Sin embargo, ni en esa entrevista ni en ninguna otra, Villalobos quiso revelar quién había sido el autor material, es decir, la persona que mató al poeta. Tampoco detalló el lugar donde abandonaron el cadáver después de cometer el crimen.
Esas siguen siendo las grandes interrogantes del caso Dalton. Los hijos del poeta, Juan José y Jorge, han hecho énfasis en que los asesinos no han contado toda la verdad y no les han querido devolver el cadáver de su padre.
Fue por eso que en mayo de 2010, cuando se cumplían 35 años del asesinato, interpusieron una denuncia en la Fiscalía General de la República (FGR) que trascendió en tribunales hasta noviembre de 2011.
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El poeta guerrillero
Roque Dalton nació en mayo de 1935. Estudió en el Externado San José y luego se fue a estudiar a Chile. En 1954 entró a la Universidad Nacional de El Salvador a estudiar Derecho. Ahí se vinculó al Partido Comunista Salvadoreño (PCS), donde militó hasta finales de los años sesenta.
En 1961 salió exiliado a México y luego a Cuba. Ahí se mantuvo hasta finales de 1973, cuando decidió regresar a El Salvador para incorporarse a la guerrilla. Planificó su retorno para vivir en la clandestinidad.
Antes de retornar al país, se hizo una cirugía en el rostro y se hizo llamar Julio Dreyfus Marín. La transformación de Roque era evidente: la nariz era menos puntiaguda y usaba bigote y lentes.
Ingresó al país una noche de diciembre de 1973 para incorporarse al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), dirigido por Alejandro Rivas Mira, Joaquín Villalobos, Jorge Meléndez y otros.
Roque fue designado como asesor político y tras una serie de enfrentamientos ideológicos, terminó acusado de ser espía cubano. Pero esos señalamientos no tuvieron eco y lo acusaron de ser agente de la CIA.
El 10 de mayo de 1975, luego de un juicio político, fue asesinado por sus propios compañeros de célula. Meses después, el ERP difundió un comunicado en el que confirmaban el asesinato de Dalton: “El Ejército Revolucionario del Pueblo fue objeto de infiltración enemiga por medio del salvadoreño Roque Dalton, quien militó durante algún tiempo en nuestra organización revolucionaria y quien estaba colaborando con los aparatos secretos del enemigo”.
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Contradicciones y batallas legales
En mayo de 2010, cuando los hermanos Dalton decidieron llevar el caso a la Fiscalía, un periodista del diario digital Contrapunto entrevistó a Jorge Meléndez, uno de los señalados por Villalobos de participar en el asesinato del poeta.
En esa entrevista, Meléndez, quien desde mayo de 2009 se desempeñaba como director de Protección Civil, dijo que no recordaba el asesinato de Roque Dalton, sino un proceso político en el que habían muerto muchas personas, entre ellos el poeta. “Si algún día decido decir la verdad, pues no sé si será un libro o será simplemente un documento, pero créame que cuando eso suceda, lo haré con mucha seriedad y porque hay demasiadas cosas importantes”, dijo.
En noviembre de 2011, el caso llegó al Juzgado Noveno de Paz de San Salvador. Los hermanos Dalton pretendían superar la impunidad histórica y conocer la verdad de los hechos para recuperar el cadáver de su padre.
Señalaron que el crimen del poeta era un delito de lesa humanidad. Pero los defensores de Jorge Meléndez y Joaquín Villalobos esgrimieron que, en todo caso, el delito era homicidio y que, por lo tanto, ya había prescrito. El juez avaló esa tesis y sobreseyó definitivamente a los acusados. La Cámara Tercera de lo Penal de la Primera Sección del Centro ratificó la decisión del juez.
Los hermanos Dalton no se quedaron de brazos cruzados y durante los años siguientes mantuvieron una pelea mediática y también legal. Acudieron, entre otras instituciones, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El pasado mes de junio, Juan José Dalton presentó una demanda de amparo en la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
En el escrito, además de pedir reabrir el caso, pidió investigar como supuestos encubridores al expresidente de la República, Mauricio Funes, y al actual mandatario, Salvador Sánchez Cerén. Eso por mantener como director de Protección Civil a Jorge Meléndez.
En mayo de 2013 se presentó el documental de la cineasta austriaca Tina Leisch, donde algunos testigos dijeron que Villalobos y Meléndez habían asesinado al poeta.
Meléndez ha dado versiones confusas. En julio de 2017 se contradijo al aseverar, en una entrevista con un medio televisivo, que en los años setenta ni siquiera sabía que existía Roque Dalton. La mañana de este miércoles dijo que Roque Dalton era dirigente y que fue víctima de las reglas que él mismo creó.
Joaquín Villalobos, por su parte, se encuentra radicado en Inglaterra. Nunca más volvió a hablar del caso.Y así, de esa manera, han mantenido un pacto de silencio, un pacto oscuro que no permite conocer la verdad sobre el crimen del poeta.
Este martes la Sala amparó a los hermanos Dalton por una presunta omisión de la Fiscalía en la investigación del caso y por vulnerar el derecho a la verdad.