miércoles 16 de octubre del 2024

Mercy Flores, la actriz “pecadora” que mantuvo una relación con un sacerdote

por Redacción


Desde el año 2000, Mercy pertenece a Moby Dick Teatro, un grupo conformado por las actrices Dinora Cañénguez, Rosario Ríos y el director Santiago Nogales. En toda su trayectoria artística ha actuado en más de 30 obras teatrales.

Nacida en el seno de una familia laica y de “mente abierta”, Mercy Flores es actriz salvadoreña que en casi 35 años de trayectoria artística ha participado en más de 30 obras de teatro. Se define como una persona de “mente abierta”. A sus ocho años encontró su amor: la actuación.

Mercy nació en San Salvador un martes 13 febrero de 1951 y desde los seis años de edad vive en Santa Tecla. Empezó sus estudios de primaria en el Colegio Santa Inés al que solo asistían niñas; ahí tuvo su primer contacto con el teatro.

Cuando cursaba cuarto grado, Sor Rosa Claros una monja la hizo actuar en tres sainetes (piezas teatrales cortas de contenido jocoso y popular).De esta religiosa guarda un recuerdo extraño.

El día que Dag Hammarskjöld, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, murió en un accidente aéreo, Claros rezó con las alumnas de la institución educativa salesianas para que mejor se muriera Fidel Castro y no personas como el entonces máximo jerarca de la ONU.

Mercy se cuestionó cómo era posible que en su colegio se pidiera a Dios para que se muriera un ser humano. Al llegar a su casa le dijo a su padre lo que había sucedido y él le contestó: “no les hagas caso a esas viejas fustanudas”.

Su progenitor le había dicho a ella y sus tres hermanos que no quería verlos usando botas de militar ni sotanas de sacerdotes en su casa. La actriz se ríe al recordar esto pues un cura católico terminó siendo el padre de sus tres hijos.

En su adolescencia empezó a trabajar mientras estudiaba bachillerato en el Colegio Fátima, en el que conoció al padre Mariano Puebla, un sacerdote marista que le encantaba el teatro y quien organizó una obra teatral intercolegial donde participaron estudiantes de diversos centros educativos católicos de Santa Tecla. Mercy fue seleccionada a través de un casting como la estudiante que representaría a su colegio en el montaje.

El Padre Mariano fue el director del montaje e impartió un taller de teatro al elenco que participaría. El día del estreno, el auditorio del Colegio Santa Cecilia lució lleno. Mercy quedó con el entusiasmo de seguir haciendo más teatro.

En el bachillerato también conoció a otro sacerdote que fue su profesor de religión: el padre Enrique Sánchez. Era 10 años mayor que ella. En un principio ambos se caían mal, pero el romance se dio cuando ella se graduó del colegio.

Desde niña fue una persona extrovertida y curiosa, le encantaban ir a la biblioteca a leer libros poéticos que hablaban del amor de pareja, por eso las personas que la miraban que leía ese tipo de textos la llamaban “pecadora”.

Sánchez y Mercy entablaron una relación amorosa clandestina. Cuando llevaban año y medio saliendo, él le confesó que iba a dejar el hábito para casarse con ella y reducirse al estado laical (proceso para dejar de ser sacerdote dentro de la Iglesia Católica).

Cuando el entonces sacerdote fue a pedir consejo con sus colegas, estos le dijeron “conseguite a la muchacha, pero no te cases con ella”. Le sugirieron ocultar la relación. Sin embargo, empezó el trámite para dejar el clero.

En diciembre de 1971 Mercy salió embarazada de su primera hija. En marzo del siguiente año, sin aún haber recibido las dispensas que el Vaticano emite para dar de baja a un sacerdote, se casó con Sánchez. Un párroco le dijo a la pareja que no era necesario esperarlas según el derecho canónico.

Mercy dice que su madre nunca la regañó por la relación, sino que la apoyó; su suegra hizo lo mismo. En cambio, algunos habitantes de Santa Tecla la tildaban de “Satanás”. La acusaban de haber sacado al sacerdote “del camino de Dios”.

La artista salvadoreña y Sánchez se reunían en su casa en la década de los años 70’s con exsacerdotes que abandonaron sus hábitos religiosos dentro de la Iglesia para casarse. A una de estas reuniones asistió Monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien les aconsejó que formaran comunidades de base.

De la visita del ahora beato salvadoreño recuerda que cuando él entró a su casa sintió miedo de que por matarlo a él, ellos resultarán heridos. Pero ese sentimiento se fue porque, de acuerdo con ella, él les trasmitió un mensaje de paz y amor.

Mercy trabajaba en 1983 para un banco y ahorraba para pagar sus viajes a México, país que visitaba para disfrutar de piezas teatrales. Tuvo la oportunidad de ver en escena a actores del cine de oro mexicano, entre ellos a Ignacio López Tarso, personajes que ella había visto en la televisión o pantalla gigante de un cinema.

En la institución financiera donde trabajaba se fundó un grupo de teatro. Los que conformarían debían pasar por un taller teatral impartido por la actriz salvadoreña Dora de Ayala, quien además dirigiría al grupo. Mercy decidió inscribirse en el grupo.

Mercy destacó en el grupo y su directora la invitó a conformar la compañía de teatro “Vivencias”, donde participó de 1984 al año 2000. Karla, su hija primogénita, también es actriz y perteneció un tiempo a esta agrupación. Ambas compartieron escenario en muchas obras.

Se divorció del ex sacerdote en 1996. Años más tarde entabló una relación con un hombre que tenía dos hijos que ella terminó de criar. Uno de ellos ahora es mayor de edad, vive en Bélgica y está casado con un hombre de dicho país. Ella estuvo presente en la boda de su hijastro.

“¿Por qué vas a meterte en la vida de dos personas que se aman? Lo fundamental en una relación es el amor”, declara Mercy, está a favor del matrimonio igualitario. Considera que los argumentos religiosos de personas que quieran impedirlo no deberían ser válidos o tomados en cuenta debido a que El Salvador es un país laico.

Ella es católica, no obstante, dice que no es una practicante de ritos, pero que se identifica con dicha Iglesia por el compromiso que esta tiene con la sociedad.

En la actualidad pertenece, desde el año 2000, a Moby Dick Teatro, un grupo conformado por las actrices Dinora Cañénguez, Rosario Ríos y el director Santiago Nogales.

Su obra favorita interpretada con Moby Dick es “Bernarda”, una adaptación de “La Casa de Bernarda Alba”, la pieza teatral escrita por Federico García Lorca. Nogales la escribió para darle un contexto salvadoreño. En ella, Mercy interpretó una criada indígena y para ello interiorizó en la historia y carácter de sus tías.

Foto D1, cortesía Mercy Flores

Foto D1, cortesía Mercy Flores

Ha actuado en proyectos cinematográficos. Un cortometraje llamado “Papeles que Dan Miedo” y un largometraje titulado “La Malacrianza”. Será la protagonista en una película que se encuentra en postproducción y que fue filmada en el año 2017 en diversos países centroamericanos.

No sabe en qué año se retirará del ámbito actoral. Considera que todavía tiene mucho que decir, quiere seguir denunciando desde las tablas la doble moral de la sociedad, de las religiones, de personajes políticos e incluso la de la comunidad artística salvadoreña.