Pocos recuerdan el pasado guerrillero de Mario Alberto Mijango Menjívar, mejor conocido como Raúl Mijango. En una página de Wikipedia creada recientemente se da cuenta de su historial como combatiente del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), organización guerrillera de la que Joaquín Villalobos fue su principal cabecilla.
Oriundo de Santa Cruz Michapa en el departamento de Cuscatlán, estuvo destacado en sus tiempos en la guerrilla en la llamada brigada «Rafael Arce Zablah» (BRAZ),una unidad de alto poder combativo del ERP que operaba en el oriente del país. Previo a su participación como guerrillero, Mijango se involucró desde joven en movimientos síndicales, de donde pasó a ser comando urbano en los albores de la guerrilla a finales de los años 70 y principios de los 80.
La llegada de los Acuerdos de Paz llevó a Mijango a formar parte de la primera fracción legislativa del FMLN como partido político. Esa fue su única experiencia en un cargo público y años más tarde, en el año 2000 para ser más exactos, renuncia al FMLN para seguir otros proyectos.
La vida de Mijango transcurrió por espacio de 12 años completamente fuera de la lupa. Él mismo cuenta que en 2011 fue víctima de un secuestro ejecutado aparentemente por pandilleros.
Su cara empezó a ser más conocida a partir del 21 de marzo de 2012, cuando se hizo presente en la Nunciatura Apostólica de El Salvador en una conferencia en la que el obispo castrense Fabio Colindres intentaba explicar su participación en una reducción súbita de homicidios ejecutada por las pandillas.
Cuando fue presentado, Mijango se identificó como asesor del ministro de Justicia y Seguridad de la época, David Munguía Payés, y dijo haber “presenciado un milagro”, al relatar cómo las pandillas MS13 y Barrio 18 se habían comprometido entre sí a acabar con los homicidios en el país.
Desde entonces empezó una serie de apariciones públicas en programas de televisión, cárceles y las mismas instalaciones del Ministerio de Justicia y Seguridad. El binomio Mijango-Colindres empezó a ser conocido como “los mediadores de la tregua entre pandillas” y juntos aprovechaban cualquier ocasión para resaltar las bondades del pacto entre las pandillas y cuántas vidas se habían salvado de ser asesinadas, según sus cálculos.
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Gracias a Mijango, prominentes líderes pandilleriles como Carlos Mojica Lechuga (El viejo Lin) y Borromeo Henríquez (el diablito) empezaron a tener una voz audible en los medios de comunicación y se les podía ver en inusuales actos como dándose la mano u ofreciendo conferencias de prensa en la que anunciaban su disposición de mantener la iniciativa de reducción de homicidios.
Esto empezó a levantar las sospechas sobre la influencia que tenía Mijango sobre las pandillas y el poder que el gobierno le habría otorgado para organizar actos públicos en cárceles dominadas por pandillas.
De repente en 2013, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional el nombramiento de David Munguía Payés como ministro de Seguridad y en su relevo llegó Ricardo Perdomo, quien criticó y trató de enmendar los abusos cometidos en la tregua, sacando de la ecuación a Mijango.
Súbitamente las apariciones públicas de Mijango empezaron a ser más breves y afirmaba que pese a las muestras de rechazo del nuevo ministro, la tregua continuaba en pie.
Llegó en 2014 Salvador Sánchez Cerén a la presidencia y con ello un portazo definitivo a la idea de una tregua u otro tipo de negociaciones con las pandillas. Mijango era cada vez menos consultado por medios de comunicación, y en sus alocuciones instaba al nuevo gobierno a retomar la tregua.
Pero en mayo de 2016 Mijango pasó de ser el principal sospechoso de varios crímenes, según la Fiscalía General de la República, el cual lo colocó como el cabecilla de una estructura que facilitó una serie de delitos en los centros penales. El exguerrillero llegó a estar tras las rejas pero no como visitante con poder e influencia, sino como el imputado de un crimen.
La estadía de Mijango en prisión fue corta debido a las medidas sustitutivas concedidas por una Cámara Especializada de lo Penal, en un recurso en el que adujo problemas de salud. Desde entonces ha estado sometido a un proceso judicial por la tregua, el cual está próximo a resolverse.
Pero este miércoles se conoció de un delito en el que estaría incurriendo de forma paralela a la tregua: Extorsión. Fiscales especializados explicaron que Mijango se valía de pandilleros para extorsionar por años a una empresa, mientras fungía su papel como facilitador de la tregua.
En 2014 el propietario de una empresa no determinada interpuso una demanda a la Fiscalía, señalando ser víctima de extorsiones por parte de pandilleros desde el año 2010. Fue entonces que Mijango interviene y contacta a una empresa, para proponerle una salida.
Según Allan Hernández, jefe de la Unidad Especializada de la Fiscalía, el propietario de la empresa llegó a una reunión en una oficina pagada por el Organismo de Inteligencia del Estado (OIE), en la que se encuentra con ocho líderes de pandillas y el mismo Mijango, quien de tajo le señaló que su idea no era que la extorsión se detuviera.
En su lugar, Mijango le propone que pagara a las pandillas en especie, con productos para que los mismos pandilleros montaran un centro de distribución. Aunado a esto le sugirió que emitiera factura por este pago en especie.
Según Hernández, las facturas emitidas iban en “concepto de renta”.
Esta modalidad de extorsión continuó hasta 2014, cuando las pandillas exigieron que se les pagara en cheque. El jefe fiscal agregó que la empresa emitía $6,000 en cheques, haciendo un total de $227 mil pagados en concepto de extorsión hasta este año.
Mijango recibió la notificación del nuevo proceso que enfrentará en la cama de hun nosocomio, al que fue trasladado luego de sufrir una descompensación durante una audiencia parte de la vista pública por el caso de la tregua.
«No hay que cambiarle nombre a las acciones. Mijango no es mediador, en este caso es un extorsionista», sostuvo Allan Hernández.