A Yuri Bladimir Navas Vásquez lo mataron frente a una parada de autobuses cuando iba a su casa. Quizá portara un arma escondida debajo de la camisa pero las balas llovieron a tal velocidad que no tuvo tiempo de atacar o defenderse. Las circunstancias de su asesinato son similares a las de 284 salvadoreños que murieron de forma violenta en los últimos diez años. Tienen, además, algo en común: son policías.
Desde 2005 a 2015 murieron bajo el fuego de la violencia 285 agentes, según la Policía Nacional Civil (PNC).
¿En qué situaciones fueron asesinados? Las más comunes son: en tiroteos en asaltos en el transporte colectivo, de bancos, de tiendas, cuando salieron a comprar cerca de sus casas, mientras esperaban un autobús, mientras trabajaban como vigilantes privados, hasta en disputas por un parqueo.
¿Quiénes son los asesinos? En la mayoría de los casos registrados son asaltantes de autobuses o pandilleros.
De 2005 a 2010 los números de las bajas policiales oscilaron de 28 a 23; 2011 a 2013, 19 a 13; en 2014 y 2015 crecieron comparados con los años anteriores: 38 y 63. Como promedio fueron asesinados 28 agentes cada año.
La mayoría de los agentes del periodo murieron cuando estaban de licencia, en cumplimiento del deber y en servicio.
Desde principios de 2014 hasta la fecha también se ha intensificado la guerra entre pandillas y el Estado, es decir, que la cifra de criminales muertos en supuestos tiroteos también ha aumentado.
Diario1 presenta micro-relatos de las circunstancias en las que fueron asesinados 285 policías.
2005
Roberto Ángel Carías Vásquez: 2 de enero: se reunió a las 6 de la mañana con un juez de paz de Santa Ana para hacer una caminata al volcán Lamatepec. Ocho horas más tarde, mientras bajaban por una ladera, tres sujetos los detuvieron para asaltarlos; el policía de Protección a Personalidades Importantes (PPI) se lanzó al suelo para intentar disparar pero lo acribillaron.
José Antonio Ruano Vides: 4 de febrero: El autobús ruta 32 paró en una esquina de la 1 avenida norte de Mejicanos. Subieron unos asaltantes. A todos los pasajeros les pidieron sus carteras. El motorista se opuso. Le dispararon y murió. En sus días libres laboraba en el transporte colectivo pero normalmente se desempeñaba como agente de seguridad pública. Acumulaba diez años de servicio.
Abraham Antonio Miranda Contreras: 4 de mayo: patrullaba cerca de un punto ciego como integrante de la Fuerza Binacional con seis compañeros más – dos salvadoreños y cuatro guatemaltecos-. De pronto el grupo chocó con siete enmascarados que huían a toda velocidad. Hubo un intenso tiroteo. Una bala del bando enemigo le cayó en la cabeza. Una hora antes los asaltantes habían irrumpido en una sucursal de BANCAFÉ, en Chiquimula, donde intentaron robar la caja fuerte que contenía miles y miles de quetzales. El agente antinarcóticos entró a la PNC en 1993.
Fredy Salvador López Zelaya: 4 de junio: afuera de un supermercado vio que unos sujetos asaltaron a una mujer y huyeron en un carro amarillo. Los siguió en su vehículo. A la altura de la fábrica Oliva, en la carretera Panamericana, los asaltantes sacaron sus armas y le dispararon. El subinspector de la División de Medio Ambiente tenía doce años de servicio.
Blanca Lilian Ágreda López: 22 de noviembre: a las seis de la mañana subió a un autobús interdepartamental en Ahuachapán hacia Santa Ana. En el kilómetro 95 dos hombres armados se acercaron y le asestaron más de ocho disparos en el rostro y el cuello. Dos teorías intentaron explicar el crimen: fue por pleitos personales o un intento de asalto. Dejó dos niños en la orfandad.
Víctor René Borja Domínguez y Edith Edelmira Mayén Murga: 24 de noviembre: aprovecharon que estaban en sus días de descanso para trabajar como vigilantes –participaban en un programa llamado Bolsa de Trabajo- en la discoteca Hollywood ubicada en el Paseo General Escalón. Cerca de las 10 de la noche desalojaron a varios sujetos que hicieron un escándalo. Tres horas más tarde regresaron en un vehículo negro, se estacionaron, dispararon a quemarropa y lanzaron una granada que no estalló. Los agentes del PPI murieron en el momento. Los asesinos eran pandilleros deportados de Estados Unidos.
En 2005 fueron asesinados 28 policías, la mayoría en intentos de frustrar asaltos.
2006
Marcos Omar Rivas Córdova: 7 de febrero: caminaba de una esquina a otra cuidando un polígono de tiro en San Miguel en el que militares iban a capacitar a sus compañeros. En ese momento unos hombres le dispararon y él respondió. En la colonia Chaparrastique quedaron dos cadáveres: el suyo y el de un desconocido.
César Medardo Herrera Cano: 8 de febrero: ese día el miembro fundador del Grupo de Reacción Policial (GRP) tenía una misión aparentemente simple: llevar al dueño de una discoteca al aeropuerto. A las 8 de la mañana ya estaba estacionado en la 75 avenida norte y calle Miralvalle esperando que saliera de la casa cuando un hombre se asomó a la ventana y lo mató. El homicida robó el arma de equipo de la víctima.
Alfonso Enrique Sánchez Aguilar: 1 de abril: participaba como policía encubierto siguiendo a un vehículo blanco en el viajaban supuestos pandilleros robacarros. Pidieron refuerzos al 911. En la calle El Pedregal, entre el redondel Naciones Unidas y la Escuela Militar, los cercaron. Él y dos de sus colegas se bajaron a detenerlos pero les dispararon. Una bala en la frente acabó con su vida. Tiempo después El Diario de Hoy publicó que la pistola ocupada en el asesinato también sirvió para matar al islandés Jon Thor Olaffson.
Miguel Ángel Argueta Rubí y José Pedro Misael Rivas Navarrete: 5 de julio: llegaron a los alrededores de la Universidad de El Salvador (UES) a desalojar a un grupo de estudiantes que protestaban y habían cerrado la calle que lleva a San Antonio Abad. En su deber estaban cuando Mario Belloso, de un estuche para guitarra, sacó un fusil y les disparó. Fueron balas certeras: una cayó en una cabeza y otra en un pecho. Hubo diez heridos más y un helicóptero tuvo que aterrizar de emergencia porque también lo atacaron. El entonces presidente Elías Antonio Saca dijo: “Hay que llamar pan al pan y vino al vino. El FMLN está detrás de estas acciones”.
Leónidas Cruz López Urquilla: 11 de octubre: Iba en un autobús ruta 201 que cuyo recorrido inicia en Santa Ana y termina en San Salvador. Cerca de Lourdes Colón dos ladrones se subieron a asaltar; el policía se resistió y les disparó pero ellos respondieron con más fuego y lo asesinaron. Solo uno de los delincuentes sufrió una herida en un brazo. Un mes más tarde la PNC capturó a dos participantes más del crimen en La Libertad.
En 2006 fueron asesinados 20 policías.
2007
Marco Tulio Urías Claros: 14 de enero: el partido había iniciado con los ánimos caldeados. En una cancha del cantón Masajapa, Nejapa, se enfrentaban el equipo representante de Quezaltepeque y el de San Matías. Hubo un primer encontronazo que el árbitro dejó pasar como si nada. Después otro. Y otro hasta que un aficionado quezalteco saltó de las gradas con un arma en la mano y le disparó en la mano a un jugador. Urías Claros corrió a traer su pistola de equipo pero el pistolero le asestó tres disparos. Murió camino a un hospital.
Juan Vidal Vásquez Cruz: 26 de septiembre: Viajaba en un autobús de la ruta 17 cuando dos miembros del Barrio 18 abordaron la unidad en el bulevar Venezuela. Pidieron dinero a todo el mundo pero él se negó a darles. Discutieron. Los pandilleros sacaron una pistola y le dispararon a quemarropa. Ese día comenzaba su descanso y regresaba de los Planes de los Renderos donde se desempeñaba como PPI.
Roberto Antonio Núñez Alvarenga: 7 de enero: la Mara Salvatrucha (MS-13) había decidido vengarse. En el funeral del cabecilla Rigoberto del Tránsito Mejía Regalado planificaron que la moneda de cambio iba a ser un policía. Unas horas más tarde ejecutaron la orden Geovany de Jesús Rivas y William Vladimir Castro matando al agente Núñez Alvarenga que tenía 24 años de edad y tres meses de haber iniciado su vida como agente.
En 2007 fueron asesinados 22 policías
2008
José Lisandro Cornejo: 20 de mayo: integraba un contingente de la PNC que buscaba a un homicida en el cantón Guadalupe, Chirilagua, San Miguel. Cuando avanzaban desde una casa un sujeto le disparó y lo mató en el momento. Sus compañeros capturaron, no solo al primer prófugo, sino a quince más como sospechosos de haber participado en el nuevo asesinato. Acumuló once años de servicio.
Byron Vladimir Medrano Mendoza: 18 de septiembre: patrullaba con sus colegas frente a la residencial Las Acacias, San Miguel. Las llantas del picap golpearon un bache y su fusil, que estaba sin seguro, se disparó; el proyectil le cayó en el pecho. Lo trasladaron al Seguro Social donde murió. Tenía dos años de servicio.
Carlos Antonio Jovel Aguilar: 28 de octubre: los mareros se escondieron en la maleza que crecía a la orilla de la calle y esperaron. En el horizonte apareció el picap que levantaba el polvo de la calle del cantón Tempisque, Sensuntepeque. Uno de ellos aprovechó que iba a baja velocidad, saltó a mitad del camino y obligó al motorista a detenerse. Los demás intentaron bajar al policía pero no pudieron. Sacaron sus pistolas y le descargaron ocho tiros en la cara. Huyeron a una casa ‘destroyer’ del barrio San Antonio.
Mario Humberto Escobar Cortez: 7 de diciembre: la Fiscalía General le ordenó capturar a dos mareros que habían asesinado a tres mujeres en Atiquizaya, Santa Ana. Como uno más de un contingente llegó a la colonia La Dalia donde los esperaban con balas: los que estaban a punto de ser detenidos dispararon una y otra vez. Fue herido y trasladado al Hospital Nacional de Chalchuapa donde murió horas más tarde.
En 2008 fueron asesinados 22 policías
2009
Francisco Adonay Vásquez Alfaro: 28 de enero: viajaba camino a su casa en un autobús de la ruta 109. Dos asaltantes se subieron también; uno se quedó adelante y el otro en los asientos de atrás. El primero sacó un arma y amenazó a todos los pasajeros. Se paró e intentó frustrar el robo pero el que iba en la parte trasera le disparó en la espalda. Su cuerpo quedó tirado. El policía era especialista en investigar delitos de cuello blanco.
Edwin Saúl Flores Rivas: 20 de abril: estaba sentado con unos amigos en una acera del parque central de San Sebastián, San Vicente, cuando varios sujetos le dispararon a quemarropa. Herido corrió a la delegación de la PNC que estaba a unas cuatro cuadras pero los homicidas lo persiguieron y lo tumbaron a balazos. En el suelo siguieron disparándole hasta matarlo: la autopsia determinó que tenía 16 perforaciones.
Rolando Ernesto Ruiz: 13 de mayo: pasadas las seis de la noche a la venta de panes con pollo que regentaba llegaban más clientes hambrientos; después de atender a varios se sentó. De pronto se escucharon las detonaciones y cayó al suelo agonizando. Le dispararon más de 15 balas. Más de cinco horas más tarde fueron detenidos dos pandilleros por supuestamente haber participado en el crimen.
Juan Ramón Vásquez Burgos: 21 de mayo: en su casa del barrio Modelo, San Salvador, había abierto una tienda donde vendía toda clase de productos básicos y chucherías. En la noche llegaron dos hombres que pidieron una cajetilla de cigarros. Cuando dio la vuelta para traerlos le dispararon. Cayó al suelo y se arrastró gritando a su esposa que le alcanzara la pistola. Pero una lluvia de balas ahogó más y más sus gritos hasta que murió. La principal hipótesis es que el policía ayudó a desbaratar una clica que operaba en el Parque Libertad.
Edwin Osorto Melara: 28 de mayo: hacía más de un año había pedido permiso a sus jefes para desempeñar su otro oficio: la abogacía. Un día llegaron varios pandilleros a encargarle un trabajo: defender a varios de los suyos que querían librarse de la cárcel. Pero algo salió mal y los clientes estaban furiosos. Lo citaron a él y a su compañero a una casa de la colonia Ciudad Pacífica en San Miguel. Después que cruzaron la puerta se dieron cuenta que habían caído en una trampa. Los atacaron a machetazo limpio hasta arrancarles la vida. El investigador se escondió de los agresores en el baño donde murió desangrado.
Milton Edgardo Cubías: 14 de agosto: salió a descansar un lunes en la mañana después de un extenuante fin de semana de trabajo. Iba para su casa pero nunca llegó. El papá fue a denunciar la desaparición. Entonces comenzó una intensa búsqueda que terminó con un hallazgo: el cadáver del investigador estaba abandonado en las faldas del volcán de Santa Ana junto al de su primo Gilber Belarmino Peñate; los asesinaron a machetazos y los torturaron.
Jorge Abel Liévano Arias: 25 de agosto: el autobús ruta 140 viajaba a gran velocidad. A la altura de Cárcel de Mujeres paró para subir a tres hombres que nomás pasaron la máquina de cobro sacaron sus pistolas y amenazaron con matar al que se opusiera al asalto. Pasaron cada asiento hasta que llegaron al policía que viajaba vestido de civil. Él se opuso. Forcejearon. Cerca del desvío a Apulo le dispararon a bocajarro. Menos de un año más tarde el Tribunal Especializado de San Salvador condenó a Luis Alberto Robles, José Miguel Pérez y José Francisco Ruiz a 30 años de cárcel por el asesinato.
En 2009 fueron asesinados 21 policías.
2010
Carlos Alexander Avilés Pacas: 28 de abril: entró a la Academia de Seguridad Pública el 1 de agosto de 1996. Casi 14 años más tarde un sujeto lo mató en un pleito por un parqueo. El crimen quedó impune.
Naúm Gonzalo García Marroquín: 28 de abril: patrullaba con sus compañeros en bicicleta cuando les alertaron que unos asaltantes despojaban a los pasajeros de un autobús que viajaba de Metapán a Santa Ana. Lo detuvieron. Hubo un tiroteo. Lo hirieron. Pasado el peligro lo trasladaron al Seguro Social de Santa Ana donde murió.
Rubén Darío Flores Rivera: 3 de mayo: el domingo salió del trabajo y se fue a su casa en el cantón Botoncillal, en Lourdes. El lunes en la noche, como era la costumbre, fue a un culto religioso y después de salir tres sujetos lo detuvieron y le dispararon. Unos días antes habían matado a un profesor.
Óscar Mauricio Lima: 10 de junio: entraron con los fusiles en alto a Sonsonate. Debían repeler y capturar a unos supuestos miembros de la Mara Salvatrucha que delinquían en los alrededores de la hacienda Miralvalle. Los sujetos, sin embargo, se resistieron y hubo un tiroteo en el que murió el policía élite de la División Contra el Crimen Organizado (DECO).
Edwin Edgardo Portillo Orellana: 25 de junio: pasadas las 8 de la noche tres sujetos vestidos como policías entraron a su casa ubicada en el cantón Comecayo, Santa Ana, encerraron a sus hijos en un cuarto y en la sala lo ejecutaron junto a su esposa Norma Irene Sánchez. Después mataron al hermano del agente y a su esposa que celebraban un servicio religioso en una casa ubicada a una distancia de 300 metros de los primeros crímenes. La PNC tuvo dos hipótesis preliminares: los empleados de ambos instigaron los asesinatos o rencillas personales.
Álvaro Alexander Ayala Turcios: 6 de septiembre: fue con varios compañeros a cuidar un velorio al cantón Tapesquillo Abajo, Jucuapa, Usulután. En medio del luto unos sujetos los atacaron y hubo un tiroteo en el que murió. Ese fin de semana la PNC registró 18 asesinatos.
En 2010 fueron asesinados 23 policías.
2011
Carlos Humberto Tobías Vargas: 3 de enero: la primera pista fue un vehículo color ocre abandonado en la carretera Troncal del Norte. Los testigos aseguraban que desde un carro en marcha habían ametrallado al inspector. En la escena del crimen habían encontrado casquillos de 9milímetros que apuntaban a que los asesinos eran pandilleros.
Jaime Aguilar Rivas: 21 de febrero: lo vigilaban desde hacía mucho tiempo. El fin de semana había salido de licencia y caminaba distraído en una de las calles del cantón El Tinteral, Coatepeque, Santa Ana cuando lo asesinaron a balazos.
Raymundo Vicente Larios: 21 de febrero: estaba de licencia. Salió a comprar a una de las tiendas del cantón Llano La Laguna, Ahuachapán. Cuando regresaba a la casa los homicidas lo esperaban y le dispararon. Su cuerpo quedó tirado. Estaba destaca en la subdelegación de Antiguo Cuscatlán.
Juan Carlos Portillo Alvarado: 27 de febrero: un alto jefe policial dijo: lo mataron por hacer impecablemente su trabajo. Todo ocurrió mientras veía televisión en su casa en San Miguel: unos supuestos pandilleros llegaron a sacarlo a patadas y lo llevaron a un lugar donde lo ejecutaron. Antes de ser agente había laborado como electricista.
Luis Edgardo Guardado Hernández: 3 de abril: enfrente estaba el embalse del Lago Suchitlán y a un lado su novia. De pronto las balas llovieron. Ambos murieron. Por los asesinatos fueron capturados seis supuestos pandilleros que delinquían en Chalatenango.
Hugo Francisco Molina Hernández: 23 de junio: salió de su casa antes de las seis de la mañana rumbo a la delegación de Lourdes Colón pero nunca llegó. En el camino lo secuestró la Mara Salvatrucha, lo llevó a una finca, lo acuchilló y decapitó. Días más tarde fue encontrada la cabeza putrefacta encima de una tabla.
José Alfredo Amaya Pineda: 15 de septiembre: sonó un teléfono. El vigilante se acercó a la mujer y groseramente le ordenó lo apagara. Salió a contestar y al regresar lo encaró. Él sacó un aerosol de gas pimienta e intentó rociarla pero ella se defendió bofeteándolo. El cabo corrió a ayudarle pero no pudo y le asestaron varios disparos. El 15 de abril de 2012 un tribunal de sentencia condenó a José Roberto Sibrián a 20 años de cárcel.
En 2011 fueron asesinados 23 policías.
2012
Juan Carlos Zepeda Burgos: 16 de enero: le llamaron al teléfono para preguntarle si podía hacer un viaje en su microbús. Respondió que sí. Le pidieron que llegara a un punto del cantón Santa Lucía, Ciudad Arce. Anduvo un kilómetro hasta el lugar. Al detenerse lo acribillaron.
Pedro Antonio Ascencio Torres: 19 de enero: estaba gravemente herido pero en el hospital logró decir quién lo había baleado. Contó también que ese día descansaba sentado en la acera frente a su casa cuando tres sujetos se acercaron y lo acribillaron. Pese a las heridas sacó su arma e hirió en la pierna a Omar Alexander Claros Díaz. Siete días después el agente que tenía 17 años de servicio murió.
Cristóbal Antonio Depaz Reyes: 13 de febrero: el 6 de febrero debía presentarse a trabajar a la subdelegación El Chaparral, Morazán. Pero nunca lo hizo. Tiempo después su cuerpo apareció en tres bolsas plásticas tiradas en el bulevar del Ejército, Soyapango. La PNC concluyó que lo desmembraron, guardaron las partes y después lo abandonaron. David Munguía Payés, entonces ministro de Seguridad aseguró que el crimen no iba quedar impune. No hubo capturas ni condenados.
Víctor Manuel Romero Martínez: 19 de febrero: al autobús ruta 302 subieron cinco asaltantes. Torpemente uno disparó e hirió a un pasajero. En los asientos traseros viajaba el cabo con 16 años de experiencia en la PNC que intentó repelerlos pero le asestaron cuatro proyectiles que se repartieron en el cuello y la cabeza.
Humberto Marroquín Valiente: 7 de mayo: fue a un baile y desapareció. Unos ocho días después apareció su cadáver con señales de tortura y calcinado en una barranca limítrofe entre Santa Ana y Ahuachapán.
Biron Alexander Navarrete González: 14 de junio: ese día estaba de licencia y como solía hacerlo se fue a trabajar como motorista. En una parada subieron unos supuestos mareros que lo encañonaron y le ordenaron desviar el autobús. Lo mataron frente a una colonia en Santa Ana.
Fidel Antonio Orellana Romero: 10 de agosto: era un operativo encubierto para cazar extorsionistas pero los extorsionistas se dieron cuenta y lo asesinaron. Tiempo más tarde un juez anuló la acusación por extorsión contra cuatro sospechosos del crimen. Todo ocurrió en Usulután.
En 2012 fueron asesinados 16 policías.
2013
Israel Antonio Alvarado Martínez: 30 de enero: caminaba con su esposa en Comacarán, San Miguel, cuando dos pistoleros les dispararon. Murió en el Seguro Social.
Erick Alberto Mejía Salazar: 5 de febrero: era uno de los responsables de un retén policial instalado en el cantón San Lorenzo, Sensuntepeque. Detuvo a un camión en el que viajaban tres hombres con aspecto de ganadero; dos aceptaron ser registrados pero uno se resistió, disparó al agente y huyó.
Leonardo Antonio Valiente Flores: 9 de marzo: eran las 4 y 30 de la madrugada cuando murió. Viajaba en un autobús ruta 210 en el momento que subieron dos ladrones a robar. Él se resistió pero lo asesinaron.
En 2013 fueron asesinados 13 policías.
2014
Elí Ernesto Monzón: 26 de enero: los mareros lo secuestraron en los alrededores del Parque Infantil. Lo llevaron a una cancha del fútbol de la urbanización Bosques de Prusia, Soyapango. Ahí lo torturaron y asesinaron a machetazos. Unas horas después obligaron a un motorista de la ruta 7-C a llevar el cadáver a lanzarlo a la carretera de Oro.
José Fredy García Ramírez: 6 de abril: alguien llamó a la delegación para alertar. La patrulla llegó pero en realidad era una emboscada. Los acribillaron miembros del Barrio 18. Ese fue el quiebre en la guerra entre las pandillas y el Estado.
Alejandro Ayala Flores: 1 de mayo: viajaba en una motocicleta con un compañero. Investigaban la venta de drogas en Zacatecoluca. Las primeras balas desataron un intenso tiroteo en el que murió Ayala Flores.
Víctor Manuel Mejía Mártir: 19 de mayo: estaba en una tienda departiendo con un vecino. Eran las 8 de la noche cuando unos hombres vestidos con ropas oscuras les dispararon. Sucedió en San Martín.
Moisés Antonio Regalado Valdés: 4 de julio: se había vestido de civil para ejercer su especialización: investigar. Ese día buscada información en el mercado de Quezaltepeque cuando lo asesinaron. Dos personas más fueron heridas.
Remberto Carranza: 7 de octubre: sacó a pasear a su perro. Los pandilleros lo vieron y aprovecharon la oportunidad: lo acribillaron. Después de escuchar los disparos su esposa lo auxilió y fue llevado a un hospital donde murió. El día del ataque estaba de licencia.
En 2014 fueron asesinados 38 policías.
2015
Julio César Serrano Girón: 13 de enero: se desempeñaba como agente de Protección a Personalidades Importantes (PPI) del entonces diputado Antonio Echeverría, del FMLN. Salió de su casa a la Asamblea Legislativa y en una parada de autobuses lo asesinaron.
José Francisco Borja Pérez: 22 de febrero: viajaba en un microbús ruta 29 cuando supuestos asaltantes intentaron robar a los pasajeros; él se opuso y lo mataron. Los testigos contaron a los investigadores que cuando lo vieron le gritaron: “¡Vos sos policía, vos sos policía!”
José Ernesto Sánchez Ávalos: 1 de abril: iba en su motocicleta y con su traje policial. En una esquina estaban varios mareros que al verlo le dispararon hasta hacerlo caer. Por ir manejando no pudo defenderse. Tenía 19 años de servicio.
Faustino Ernesto Rodríguez Martínez: 18 de abril: fue a visitar a sus papás a Suchitoto cuando casi 20 pandilleros vestidos como soldados lo acribillaron en plena calle.
Wendy Yamileth Alfaro Mena: 21 de abril: salió a la tortillería más cercana de la casa a comprar. La acompañaban sus hijos. Unos pandilleros le salieron al paso y la mataron.
Baltazar Giovanni Escobar Pérez: 15 de junio: salió a almorzar con su esposa en su día de licencia. Cuando regresaban a la casa lo ametrallaron a unos diez metros de un puesto militar. Un día antes un grupo de pandilleros habían atacado a tres policías que patrullaban en San Juan Opico.
Sergio de Jesús Estrada González: 29 de junio: fue un ataque planificado. Un grupo de supuestos pandilleros ametrallaron un taller de reparación de patrullas en el barrio San Esteban, San Salvador. Paralelamente mataron al cabo en la Urbanización Valle Verde, Apopa. Tenía 20 años de servicio y estaba destacado en la División de Control Migratorio y Fiscal.
En 2015 fueron asesinados 63 policías.